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Columnista - 27 enero, 2011

La Nacional y Festival.

DOS PUNTOS Por: Germán Piedrahíta R. Para los que no creían ya están abiertas las inscripciones para seis programas de posgrado en la Universidad Nacional de Colombia, sede Caribe, en el Cesar. Se realizan en el segundo piso de la biblioteca Rafael Carrillo. El lanzamiento, con maqueta incluida, llevará  al municipio de la Paz a […]

DOS PUNTOS

Por: Germán Piedrahíta R.

Para los que no creían ya están abiertas las inscripciones para seis programas de posgrado en la Universidad Nacional de Colombia, sede Caribe, en el Cesar. Se realizan en el segundo piso de la biblioteca Rafael Carrillo.
El lanzamiento, con maqueta incluida, llevará  al municipio de la Paz a ser el  centro de desarrollo educativo de la región y desde ya deben, los “pacíficos” sentarse a “pensar” en su ciudad, pues no sólo con la iniciación de trabajos se dará un flujo de gente sino, a la apertura de la sede con el ofrecimiento de 46 programas educativos a costos muy bajos.
La Guajira, el Cesar, Santander y el Caribe todo se volcará hacia ese centro poblacional. Dos años no son nada y en manos de la Nacional podrán ser menos. Bienvenida, será este el legado para toda la vida del actual gobernador.

Festival Vallenato

Llega el Festival Vallenato en su versión 44 y en buena hora se dio un editorial en defensa de la gran fiesta. No en defensa de una familia ni a favor de un demandante, sin olvidar que gracias a la cabeza de esa familia el Festival es lo que es.
Hoy es fácil hablar de dineros, de ganancias, de éxitos, pero si nos remontamos a 20 años atrás o más, encontramos a una mujer que año tras año y durante todo el tiempo se “ponía” el festival sin importarle muchas veces su propia familia. Hoy ofrecen y hasta se pueden disputar la participación, la publicidad; ayer era convencer, invitar, invertir para sacar adelante la gran fiesta. Llamadas, telegramas, cartas, tarjetas, atenciones, trasnochos. Y llegaba el Festival, adecuar la Plaza y buscar familias que recibieran a los invitados especiales con atenciones  y hasta pagar estadía y comida a los acordeoneros que venían de los pueblos. Yo repartí “fichos” que se hacían efectivos en el restaurante al lado de la Casa de la Cultura que se convertía en epicentro del Festival. Pero eso es historia, la que para muchos ya no vale, porque cuando el oro brilla no se mira la tierra de donde se sacó ni el esfuerzo para hacerlo brillar.
Que los alcaldes y  concejos exoneraron al Festival, ¡claro que debían hacerlo! y deben seguir haciéndolo, si se puede,  pues es la imagen de la ciudad ante el mundo, imagen que ya es tan grande que sigue siendo la única fiesta nacional y folclórica abierta por los presidentes.
¿Quien logró esa tradición? ¿Creen que Gabo, Gossaín o las personalidades venían por Escalona?  ¿Por López? Eran compromisos de meses con la Cacica, la reconocida y respetada periodista, ¿o no “Polla”?
Hoy se enjuicia a una familia, no a una Junta,  por hacer grande la ciudad y al atacarla se golpea la gran fiesta sin medir las graves consecuencias que para la economía de medianos y pequeños recursos puede representar.
El alcalde y los concejales deben revisar más con el corazón que con las normas, y si hay que cambiarlas por el bien común, hay que hacerlo. Las demandas ante los estrados son cosas que no deben afectar la decisión de ayudar en todo y con todo a que el festival, el 44, no sea el inicio de la desaparición de este oasis económico para los que día a día luchan por vivir en su ciudad.
¿Cuántos de los que hoy deben tomar decisiones responderán mañana al pueblo, ante la debacle de la fiesta si seguimos por el camino de atacarla?
¿Y la presidencia del Festival debe cambiarse? Suena el teléfono ¿Quién habla? Pedro Pérez. ¿Quién es? El presidente del Festival de la Leyenda Vallenata. Dígale que después lo atiendo. ¿Quien habla? Rodolfo Molina. ¿Quién? El  presidente del Festival Vallenato, hijo de la Cacica. Sí pásemelo. ¿Suena mal? Las dinastías se forman por tradición y si los que siguen la tradición lo hacen bien, son respetados.
Es tiempo de escuchar todas las voces, a favor o en contra, pero que se pronuncien para saber si el pueblo quiere su Festival o si por el contrario desea que la fiesta se acabe.
Hoteleros, comerciantes, restaurantes, casetas, artesanos, músicos, Fenalco, Cámara de Comercio, Acopi, clúster de la música y la cultura, Sayco, vendedores de la Galería, concejales, diputados, políticos, columnistas, periodistas, hablen, digan algo. Llamen a las emisoras, escriban a los diarios, pero hablen.

Llega el Festival y ya nos preparamos para él. Desde ya ¡a participar!

[email protected]

Columnista
27 enero, 2011

La Nacional y Festival.

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Germán Piedrahíta R.

DOS PUNTOS Por: Germán Piedrahíta R. Para los que no creían ya están abiertas las inscripciones para seis programas de posgrado en la Universidad Nacional de Colombia, sede Caribe, en el Cesar. Se realizan en el segundo piso de la biblioteca Rafael Carrillo. El lanzamiento, con maqueta incluida, llevará  al municipio de la Paz a […]


DOS PUNTOS

Por: Germán Piedrahíta R.

Para los que no creían ya están abiertas las inscripciones para seis programas de posgrado en la Universidad Nacional de Colombia, sede Caribe, en el Cesar. Se realizan en el segundo piso de la biblioteca Rafael Carrillo.
El lanzamiento, con maqueta incluida, llevará  al municipio de la Paz a ser el  centro de desarrollo educativo de la región y desde ya deben, los “pacíficos” sentarse a “pensar” en su ciudad, pues no sólo con la iniciación de trabajos se dará un flujo de gente sino, a la apertura de la sede con el ofrecimiento de 46 programas educativos a costos muy bajos.
La Guajira, el Cesar, Santander y el Caribe todo se volcará hacia ese centro poblacional. Dos años no son nada y en manos de la Nacional podrán ser menos. Bienvenida, será este el legado para toda la vida del actual gobernador.

Festival Vallenato

Llega el Festival Vallenato en su versión 44 y en buena hora se dio un editorial en defensa de la gran fiesta. No en defensa de una familia ni a favor de un demandante, sin olvidar que gracias a la cabeza de esa familia el Festival es lo que es.
Hoy es fácil hablar de dineros, de ganancias, de éxitos, pero si nos remontamos a 20 años atrás o más, encontramos a una mujer que año tras año y durante todo el tiempo se “ponía” el festival sin importarle muchas veces su propia familia. Hoy ofrecen y hasta se pueden disputar la participación, la publicidad; ayer era convencer, invitar, invertir para sacar adelante la gran fiesta. Llamadas, telegramas, cartas, tarjetas, atenciones, trasnochos. Y llegaba el Festival, adecuar la Plaza y buscar familias que recibieran a los invitados especiales con atenciones  y hasta pagar estadía y comida a los acordeoneros que venían de los pueblos. Yo repartí “fichos” que se hacían efectivos en el restaurante al lado de la Casa de la Cultura que se convertía en epicentro del Festival. Pero eso es historia, la que para muchos ya no vale, porque cuando el oro brilla no se mira la tierra de donde se sacó ni el esfuerzo para hacerlo brillar.
Que los alcaldes y  concejos exoneraron al Festival, ¡claro que debían hacerlo! y deben seguir haciéndolo, si se puede,  pues es la imagen de la ciudad ante el mundo, imagen que ya es tan grande que sigue siendo la única fiesta nacional y folclórica abierta por los presidentes.
¿Quien logró esa tradición? ¿Creen que Gabo, Gossaín o las personalidades venían por Escalona?  ¿Por López? Eran compromisos de meses con la Cacica, la reconocida y respetada periodista, ¿o no “Polla”?
Hoy se enjuicia a una familia, no a una Junta,  por hacer grande la ciudad y al atacarla se golpea la gran fiesta sin medir las graves consecuencias que para la economía de medianos y pequeños recursos puede representar.
El alcalde y los concejales deben revisar más con el corazón que con las normas, y si hay que cambiarlas por el bien común, hay que hacerlo. Las demandas ante los estrados son cosas que no deben afectar la decisión de ayudar en todo y con todo a que el festival, el 44, no sea el inicio de la desaparición de este oasis económico para los que día a día luchan por vivir en su ciudad.
¿Cuántos de los que hoy deben tomar decisiones responderán mañana al pueblo, ante la debacle de la fiesta si seguimos por el camino de atacarla?
¿Y la presidencia del Festival debe cambiarse? Suena el teléfono ¿Quién habla? Pedro Pérez. ¿Quién es? El presidente del Festival de la Leyenda Vallenata. Dígale que después lo atiendo. ¿Quien habla? Rodolfo Molina. ¿Quién? El  presidente del Festival Vallenato, hijo de la Cacica. Sí pásemelo. ¿Suena mal? Las dinastías se forman por tradición y si los que siguen la tradición lo hacen bien, son respetados.
Es tiempo de escuchar todas las voces, a favor o en contra, pero que se pronuncien para saber si el pueblo quiere su Festival o si por el contrario desea que la fiesta se acabe.
Hoteleros, comerciantes, restaurantes, casetas, artesanos, músicos, Fenalco, Cámara de Comercio, Acopi, clúster de la música y la cultura, Sayco, vendedores de la Galería, concejales, diputados, políticos, columnistas, periodistas, hablen, digan algo. Llamen a las emisoras, escriban a los diarios, pero hablen.

Llega el Festival y ya nos preparamos para él. Desde ya ¡a participar!

[email protected]