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Columnista - 29 julio, 2011

La movilidad en Valledupar es un caos

Por: CLAUDIA PATRICIA NUÑEZ PADILLA Transitar por las calles de Valledupar en calidad de peatón ó de conductor se ha convertido en una cuestión de supervivencia, toca hacer malabares para no ser víctima de un accidente ó de provocarlo, al pésimo estado en que se encuentra la malla vial de la ciudad, llena de huecos […]

Por: CLAUDIA PATRICIA NUÑEZ PADILLA

Transitar por las calles de Valledupar en calidad de peatón ó de conductor se ha convertido en una cuestión de supervivencia, toca hacer malabares para no ser víctima de un accidente ó de provocarlo, al pésimo estado en que se encuentra la malla vial de la ciudad, llena de huecos no sólo en sus importantes avenidas, como la Simón Bolívar, Los Cortijos, Pastrana, Nueva Juventud y ni que decir de la avenida Sierra Nevada, que conduce a las Urbanizaciones Club House, Castellana y al Colegio de Comfacesar, esta vía urge el trazado de doble calzada ó – por lo menos- la pavimentación del tramo que se encuentra destapado, teniendo en cuenta su alto tráfico vehicular, sino también en las vías locales ó internas de los barrios y urbanizaciones, se le suma la falta de autoridad y personal del tránsito para poder regular el tráfico que en horas pico puede llegar a hacer desesperante, generándose trancones monumentales dignos de una ciudad como Bogotá, esto sin contar con el fenómeno del mototaxismo que además de impactar negativamente en el entorno visual y auditivo de la ciudad, es uno de los responsables de los altos índices de accidentalidad, en virtud a que aprovechando su espacio, los conductores cometen todo tipo de infracciones, montándose a los andenes, pasándose por los separadores, invadiendo el carril, las escasas busetas de servicio público también contribuyen con su cuota en el caos, pues recogen a los pasajeros en cualquier lugar sin respetar los paraderos de los buses, aumentan y disminuyen la velocidad de acuerdo a la cantidad de pasajeros y al tiempo para llevar a cabo el recorrido, las personas que manejan bicicleta y quienes manejan transporte de tracción animal, son los campeones de la imprudencia, los primeros se creen dueños absolutos de la vía y los segundos se creen con el derecho de parquearse en cualquier lugar que se les antoje, mención aparte tienen los taxistas, que además de ser poco amables con el usuario, se vuelan los semáforos, no hacen las escuadras, exceden la velocidad  y  ni que decir de los improvisados y constantes cierres de las arterias más importantes, en días hábiles  por trabajos en las vías, donde luego dejan los escombros por meses.
Todos los anteriores males son producto de la falta de planeación y autoridad de la ciudad.  Como consecuencia del inexistente transporte público, los ciudadanos se han visto abocados a comprar motos, algunos las usan para usufructuarse de ellas con el mototaxismo y otros para transportarse y otros han comprado vehículos,  aprovechando el boom de ofertas y facilidades de crédito y plazos para adquirirlos, y todos ruedan sin Dios y sin ley en una ciudad que se quedó sin vías, no hay calles para tantos carros y motos, y  las que se proyectan hacer con el SETP (Sistema Estratégico de Transporte Público) se demoran y serán insuficientes.
Pero quizás la peor parte de este problema de movilidad, radica en la ciudadanía,  no tenemos educación, nos hace falta cultura ciudadana, mientras no tengamos conciencia que el respetar las normas de tránsito son para preservar nuestras vidas continuaremos en este caos, para la muestra un botón, trate de movilizarse por las calles céntricas de la ciudad y verá, que las calles y el espacio público, por donde deberían transitar libremente peatones y vehículos, se encuentran completamente invadidas de ventas de todo tipo, encontramos vehículos parqueados en los andenes ó sitios prohibidos,  ó conductores conversando desde los vehículos en medio de la calle, obstaculizando el paso.
Es imperioso y urgente que se tomen las medidas  necesarias por parte de la administración municipal a través de sus Secretarías de Tránsito, Obras y Planeación, para hacerle frente a este problema que desbordó las proporciones y la capacidad de reacción y acción de las autoridades y ha puesto de manifiesto una vez más nuestro poco sentido de pertenencia con la ciudad y el desacato intencional y descarado de las normas de transito.

Abogada – Especialista en Derecho Urbano

[email protected]

Columnista
29 julio, 2011

La movilidad en Valledupar es un caos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Claudia Nùñez Padilla

Por: CLAUDIA PATRICIA NUÑEZ PADILLA Transitar por las calles de Valledupar en calidad de peatón ó de conductor se ha convertido en una cuestión de supervivencia, toca hacer malabares para no ser víctima de un accidente ó de provocarlo, al pésimo estado en que se encuentra la malla vial de la ciudad, llena de huecos […]


Por: CLAUDIA PATRICIA NUÑEZ PADILLA

Transitar por las calles de Valledupar en calidad de peatón ó de conductor se ha convertido en una cuestión de supervivencia, toca hacer malabares para no ser víctima de un accidente ó de provocarlo, al pésimo estado en que se encuentra la malla vial de la ciudad, llena de huecos no sólo en sus importantes avenidas, como la Simón Bolívar, Los Cortijos, Pastrana, Nueva Juventud y ni que decir de la avenida Sierra Nevada, que conduce a las Urbanizaciones Club House, Castellana y al Colegio de Comfacesar, esta vía urge el trazado de doble calzada ó – por lo menos- la pavimentación del tramo que se encuentra destapado, teniendo en cuenta su alto tráfico vehicular, sino también en las vías locales ó internas de los barrios y urbanizaciones, se le suma la falta de autoridad y personal del tránsito para poder regular el tráfico que en horas pico puede llegar a hacer desesperante, generándose trancones monumentales dignos de una ciudad como Bogotá, esto sin contar con el fenómeno del mototaxismo que además de impactar negativamente en el entorno visual y auditivo de la ciudad, es uno de los responsables de los altos índices de accidentalidad, en virtud a que aprovechando su espacio, los conductores cometen todo tipo de infracciones, montándose a los andenes, pasándose por los separadores, invadiendo el carril, las escasas busetas de servicio público también contribuyen con su cuota en el caos, pues recogen a los pasajeros en cualquier lugar sin respetar los paraderos de los buses, aumentan y disminuyen la velocidad de acuerdo a la cantidad de pasajeros y al tiempo para llevar a cabo el recorrido, las personas que manejan bicicleta y quienes manejan transporte de tracción animal, son los campeones de la imprudencia, los primeros se creen dueños absolutos de la vía y los segundos se creen con el derecho de parquearse en cualquier lugar que se les antoje, mención aparte tienen los taxistas, que además de ser poco amables con el usuario, se vuelan los semáforos, no hacen las escuadras, exceden la velocidad  y  ni que decir de los improvisados y constantes cierres de las arterias más importantes, en días hábiles  por trabajos en las vías, donde luego dejan los escombros por meses.
Todos los anteriores males son producto de la falta de planeación y autoridad de la ciudad.  Como consecuencia del inexistente transporte público, los ciudadanos se han visto abocados a comprar motos, algunos las usan para usufructuarse de ellas con el mototaxismo y otros para transportarse y otros han comprado vehículos,  aprovechando el boom de ofertas y facilidades de crédito y plazos para adquirirlos, y todos ruedan sin Dios y sin ley en una ciudad que se quedó sin vías, no hay calles para tantos carros y motos, y  las que se proyectan hacer con el SETP (Sistema Estratégico de Transporte Público) se demoran y serán insuficientes.
Pero quizás la peor parte de este problema de movilidad, radica en la ciudadanía,  no tenemos educación, nos hace falta cultura ciudadana, mientras no tengamos conciencia que el respetar las normas de tránsito son para preservar nuestras vidas continuaremos en este caos, para la muestra un botón, trate de movilizarse por las calles céntricas de la ciudad y verá, que las calles y el espacio público, por donde deberían transitar libremente peatones y vehículos, se encuentran completamente invadidas de ventas de todo tipo, encontramos vehículos parqueados en los andenes ó sitios prohibidos,  ó conductores conversando desde los vehículos en medio de la calle, obstaculizando el paso.
Es imperioso y urgente que se tomen las medidas  necesarias por parte de la administración municipal a través de sus Secretarías de Tránsito, Obras y Planeación, para hacerle frente a este problema que desbordó las proporciones y la capacidad de reacción y acción de las autoridades y ha puesto de manifiesto una vez más nuestro poco sentido de pertenencia con la ciudad y el desacato intencional y descarado de las normas de transito.

Abogada – Especialista en Derecho Urbano

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