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Columnista - 1 febrero, 2019

La justicia en el lente de la corrupción

La rebeldía contra la justicia no viene de la corrupción del sentido jurídico; al contrario, arranca de su exaltación: Ángel Ganivet, escritor, poeta y ensayista español de la generación del 98, grupo de intelectuales que se vieron profundamente afectados por la crisis moral, política y social desencadenada en España por la derrota militar en la guerra hispano-estadounidense.

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La rebeldía contra la justicia no viene de la corrupción del sentido jurídico; al contrario, arranca de su exaltación: Ángel Ganivet, escritor, poeta y ensayista español de la generación del 98, grupo de intelectuales que se vieron profundamente afectados por la crisis moral, política y social desencadenada en España por la derrota militar en la guerra hispano-estadounidense.

Leer un pensamiento y apreciarlo es un acto sublime, pues sea este el escenario que nos permita interpretar el mensaje, cuando es más grave ponderar la corrupción en el sistema judicial, porque indigna, rebeldiza y genera desazón y malestar social, sin que se inmuten los corruptos.

Uruguay figura como el país más transparente de Latinoamérica, -ahí estuvo la mano de Pepe Mujica-, y Somalia en África es el más corrupto del planeta, pero no menos sombrío es el panorama de Colombia, en percepción de corrupción, a juzgar de Transparencia Internacional, con peores indicadores que Chile, Argentina, Brasil y Perú; iguala a Panamá, pero es menos corrupto que Ecuador y Venezuela.

Antes el más mínimo asomo de duda sobre una actuación pública precipitaba la renuncia inmediata del cargo por respeto a la ética y a la moral, hoy los servidores del Estado se atornillan en medio de los peores escándalos de corrupción, agitados por los carteles de la toga, Odebrecht, Reficar, carrusel de la contratación, hemofilia, del cianuro, de los pañales, Grupo Grancolombiano, Programa de Alimentación Escolar, PAE, Saludcoop y pare de contar.

La desverguenza y el descaro pulverizan la credibilidad y la confianza pública, pero la Fiscalía y las altas Cortes son las que salen peor libradas a nivel institucional, aún desafiando la movilización social que se diluye en medio de cortinas de humo, porque un suceso vergonzoso tapa otro en el imaginario colectivo.

Pero también es corrupción que 26 multimillonarios concentren la riqueza que equivale a la mitad de la humanidad (3.800 millones de personas más pobres del planeta), de 7.600 millones de habitantes que se calculan en el mundo, encabezados por el estadounidense Jeff Bezos, dueño de Amazon, una de las empresas tecnológicas más grandes del globo terraqueo, considerado el hombre más rico del universo, cuya fortuna se estima en 112 mil millones de dólares.

Así Bill Gates pregone que nacer pobre no es culpa tuya, pero sí lo es mantenerse en la pobreza, Proudhon, escritor Francés, se contrapone a la reflexión del fundador de Microsoft, al afirmar que la propiedad privada es un robo cuando se amasan grandes fortunas.

Columnista
1 febrero, 2019

La justicia en el lente de la corrupción

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Miguel Aroca Yepez

La rebeldía contra la justicia no viene de la corrupción del sentido jurídico; al contrario, arranca de su exaltación: Ángel Ganivet, escritor, poeta y ensayista español de la generación del 98, grupo de intelectuales que se vieron profundamente afectados por la crisis moral, política y social desencadenada en España por la derrota militar en la guerra hispano-estadounidense.


La rebeldía contra la justicia no viene de la corrupción del sentido jurídico; al contrario, arranca de su exaltación: Ángel Ganivet, escritor, poeta y ensayista español de la generación del 98, grupo de intelectuales que se vieron profundamente afectados por la crisis moral, política y social desencadenada en España por la derrota militar en la guerra hispano-estadounidense.

Leer un pensamiento y apreciarlo es un acto sublime, pues sea este el escenario que nos permita interpretar el mensaje, cuando es más grave ponderar la corrupción en el sistema judicial, porque indigna, rebeldiza y genera desazón y malestar social, sin que se inmuten los corruptos.

Uruguay figura como el país más transparente de Latinoamérica, -ahí estuvo la mano de Pepe Mujica-, y Somalia en África es el más corrupto del planeta, pero no menos sombrío es el panorama de Colombia, en percepción de corrupción, a juzgar de Transparencia Internacional, con peores indicadores que Chile, Argentina, Brasil y Perú; iguala a Panamá, pero es menos corrupto que Ecuador y Venezuela.

Antes el más mínimo asomo de duda sobre una actuación pública precipitaba la renuncia inmediata del cargo por respeto a la ética y a la moral, hoy los servidores del Estado se atornillan en medio de los peores escándalos de corrupción, agitados por los carteles de la toga, Odebrecht, Reficar, carrusel de la contratación, hemofilia, del cianuro, de los pañales, Grupo Grancolombiano, Programa de Alimentación Escolar, PAE, Saludcoop y pare de contar.

La desverguenza y el descaro pulverizan la credibilidad y la confianza pública, pero la Fiscalía y las altas Cortes son las que salen peor libradas a nivel institucional, aún desafiando la movilización social que se diluye en medio de cortinas de humo, porque un suceso vergonzoso tapa otro en el imaginario colectivo.

Pero también es corrupción que 26 multimillonarios concentren la riqueza que equivale a la mitad de la humanidad (3.800 millones de personas más pobres del planeta), de 7.600 millones de habitantes que se calculan en el mundo, encabezados por el estadounidense Jeff Bezos, dueño de Amazon, una de las empresas tecnológicas más grandes del globo terraqueo, considerado el hombre más rico del universo, cuya fortuna se estima en 112 mil millones de dólares.

Así Bill Gates pregone que nacer pobre no es culpa tuya, pero sí lo es mantenerse en la pobreza, Proudhon, escritor Francés, se contrapone a la reflexión del fundador de Microsoft, al afirmar que la propiedad privada es un robo cuando se amasan grandes fortunas.