El alma de los numerosos niños que viajaban en ese destartalado bus el domingo 11 de mayo en Fundación, estaba irradiada de pureza angelical y a pesar de las dificultades económicas de los padres, sus vidas eran racimos de sueños; pero por errores humanos sucedió el trágico accidente que todavía llora el pueblo de Colombia. […]
El alma de los numerosos niños que viajaban en ese destartalado bus el domingo 11 de mayo en Fundación, estaba irradiada de pureza angelical y a pesar de las dificultades económicas de los padres, sus vidas eran racimos de sueños; pero por errores humanos sucedió el trágico accidente que todavía llora el pueblo de Colombia.
Este accidente terrible y doloroso, es producto de la irresponsabilidad que genera la incultura de la trampa y de las violaciones a las normas. No sólo son culpables: el chofer porque manipulaba gasolina con el carro prendido y lleno de pasajeros, el dueño del bus por no poseer la certificación técnico-mecánica ni el seguro obligatorio, el pastor por contratar un carro en mal estado y los padres de familia por dejar que viajaran los niños sin una persona mayor; responsables son también las autoridades que les compete hacer cumplir las normas de transporte.
Como padecemos de la inveterada costumbre de dejar que pasen los hechos para empezar imponer los correctivos, ahora se prendieron las alarmas en las autoridades para vigilar e imponer los controles. Ojalá no sea una calentura más y pronto se olviden de todo. La exigencia debe extenderse a todos vehículos. Claro está comenzar por los que transportan estudiantes, pero también con los buses, busetas y taxis de rutas urbanas, intermunicipales e interdepartamentales, y también a los carros particulares. Algunos vehículos están en lamentable estado, que de inmediato uno infiere que ninguno de ellos pasa una revisión técnico-mecánica, certificado obligatorio para poder circular en el país. Alguien hace trampa. Es posible que sea el conductor o propietario que consigue el documento de manera fraudulenta o que la autoridad que le corresponde exigir el documento no lo exige.
Por favor practiquemos la cultura de la legalidad, del respeto y la pacificación del espíritu. Los civiles a cumplir la ley y la autoridad vigilante para hacerla cumplir. Los carros tiene una vida útil, hay momento en que ya no dan más, hay que reemplazarlos, para eso existe la ley de la chatarrizacion. Chatarrizar un carro viejo es necesario para prevenir accidentes y proteger vidas humanas. Todos sabemos el riesgo de vender gasolina en las calles, y la gente en Valledupar la vende tranquilamente frente a las miradas silenciosas de las autoridades. Hay calles angostas en la ciudad de doble vía y sin embargo los conductores cuadran sus vehículos en ambos lados.
Los conductores de motos, especialmente los mototaxistas no disminuyen la velocidad en los reductores, pasan semáforos en rojo, adelantan por cualquier lado y producen caso en la movilidad. Existe una Ley que obliga a los alcaldes a la prohibición de vehículos de tracción animal en las ciudades, es hora de empezar las campañas pedagógicas y la regulación de rutas en ciertas zonas del centro de la ciudad para ir gradualmente aplicando la norma.
El alma de los numerosos niños que viajaban en ese destartalado bus el domingo 11 de mayo en Fundación, estaba irradiada de pureza angelical y a pesar de las dificultades económicas de los padres, sus vidas eran racimos de sueños; pero por errores humanos sucedió el trágico accidente que todavía llora el pueblo de Colombia. […]
El alma de los numerosos niños que viajaban en ese destartalado bus el domingo 11 de mayo en Fundación, estaba irradiada de pureza angelical y a pesar de las dificultades económicas de los padres, sus vidas eran racimos de sueños; pero por errores humanos sucedió el trágico accidente que todavía llora el pueblo de Colombia.
Este accidente terrible y doloroso, es producto de la irresponsabilidad que genera la incultura de la trampa y de las violaciones a las normas. No sólo son culpables: el chofer porque manipulaba gasolina con el carro prendido y lleno de pasajeros, el dueño del bus por no poseer la certificación técnico-mecánica ni el seguro obligatorio, el pastor por contratar un carro en mal estado y los padres de familia por dejar que viajaran los niños sin una persona mayor; responsables son también las autoridades que les compete hacer cumplir las normas de transporte.
Como padecemos de la inveterada costumbre de dejar que pasen los hechos para empezar imponer los correctivos, ahora se prendieron las alarmas en las autoridades para vigilar e imponer los controles. Ojalá no sea una calentura más y pronto se olviden de todo. La exigencia debe extenderse a todos vehículos. Claro está comenzar por los que transportan estudiantes, pero también con los buses, busetas y taxis de rutas urbanas, intermunicipales e interdepartamentales, y también a los carros particulares. Algunos vehículos están en lamentable estado, que de inmediato uno infiere que ninguno de ellos pasa una revisión técnico-mecánica, certificado obligatorio para poder circular en el país. Alguien hace trampa. Es posible que sea el conductor o propietario que consigue el documento de manera fraudulenta o que la autoridad que le corresponde exigir el documento no lo exige.
Por favor practiquemos la cultura de la legalidad, del respeto y la pacificación del espíritu. Los civiles a cumplir la ley y la autoridad vigilante para hacerla cumplir. Los carros tiene una vida útil, hay momento en que ya no dan más, hay que reemplazarlos, para eso existe la ley de la chatarrizacion. Chatarrizar un carro viejo es necesario para prevenir accidentes y proteger vidas humanas. Todos sabemos el riesgo de vender gasolina en las calles, y la gente en Valledupar la vende tranquilamente frente a las miradas silenciosas de las autoridades. Hay calles angostas en la ciudad de doble vía y sin embargo los conductores cuadran sus vehículos en ambos lados.
Los conductores de motos, especialmente los mototaxistas no disminuyen la velocidad en los reductores, pasan semáforos en rojo, adelantan por cualquier lado y producen caso en la movilidad. Existe una Ley que obliga a los alcaldes a la prohibición de vehículos de tracción animal en las ciudades, es hora de empezar las campañas pedagógicas y la regulación de rutas en ciertas zonas del centro de la ciudad para ir gradualmente aplicando la norma.