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Columnista - 25 octubre, 2013

La Inclusión Social una Utopía

Por Sergio Barranco  @Sergio_Barranco El desarrollo en Colombia, es la apuesta diaria del Estado, pero que lamentablemente no se consolida frente a un acontecer de enormes desigualdades, donde no existe pobreza sino mendicidad, brechas que se acrecientan cada vez más con inequidad de recursos, obteniendo como resultado dos sociedades, una adinerada y otra indigente, es […]

Por Sergio Barranco 

@Sergio_Barranco

El desarrollo en Colombia, es la apuesta diaria del Estado, pero que lamentablemente no se consolida frente a un acontecer de enormes desigualdades, donde no existe pobreza sino mendicidad, brechas que se acrecientan cada vez más con inequidad de recursos, obteniendo como resultado dos sociedades, una adinerada y otra indigente, es difícil despertarse, viendo esta realidad en nuestro país, que vive el mismo escenario durante años, acechado con un desenlace que es mejor no imaginarlo. 

La Inclusión Social, es la propuesta que salvaría este revés que se agranda, y que se le resta importancia, siendo la esperanza para derribar los obstáculos que nos impiden progresar, por eso la integración, cohesión y justicia social son los cimientos para una transformación portentosa. Inclusión es dignidad y reconocimiento de derechos, siendo estas condiciones para zanjar con una exclusión y discriminación, la cual la mayoría de colombianos estamos cansados.  

Los programas sociales con que se ha pretendido beneficiar a las comunidades, responden a los interés de una burocracia de estorbo y no a la suplica de oportunidades que pueda romper con la categorización social, con el acceso a servicios básicos, aprendizaje de calidad, vivienda digna y empleo formal, que hacen parte de la cohesión social, el punto clave para que el Gobierno, la institucionalidad y el capital social se han visto con buenos ojos. 

Los heroicos Planes de Desarrollo en Colombia, son un manifiesto surrealista, con proyectos y programas desechables, que no se enfocan en la carencia, alimenta la desproporción, que se constata con niveles de calidad de vida polarizados, es que la razón es garantizar el bienestar común y la forma de hacerlo es la contribución de todos los sectores, es aquí donde se da a paso a la integración y se repudia la segregación, coadyuvando a una buena convivencia. 

Lo anteriormente expuesto no se fortalecería ni fuese posible, sin la justicia social, amonestando los márgenes de ganancia desmedida en medio de un entorno empobrecido, condenando a una educación de contrastes y ofreciendo una inserción laboral, obteniendo como resultado la renovación de la sociedad, siendo un peldaño más que se alcanza para gozar de un estado prospero y ecuánime, con el que unos fantasean y otros que egoístamente no estarán conformes, hasta que la balanza no aguante el descompense, y los agregados de violencia y conflicto sean extremos. 

Columnista
25 octubre, 2013

La Inclusión Social una Utopía

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Sergio Barranco

Por Sergio Barranco  @Sergio_Barranco El desarrollo en Colombia, es la apuesta diaria del Estado, pero que lamentablemente no se consolida frente a un acontecer de enormes desigualdades, donde no existe pobreza sino mendicidad, brechas que se acrecientan cada vez más con inequidad de recursos, obteniendo como resultado dos sociedades, una adinerada y otra indigente, es […]


Por Sergio Barranco 

@Sergio_Barranco

El desarrollo en Colombia, es la apuesta diaria del Estado, pero que lamentablemente no se consolida frente a un acontecer de enormes desigualdades, donde no existe pobreza sino mendicidad, brechas que se acrecientan cada vez más con inequidad de recursos, obteniendo como resultado dos sociedades, una adinerada y otra indigente, es difícil despertarse, viendo esta realidad en nuestro país, que vive el mismo escenario durante años, acechado con un desenlace que es mejor no imaginarlo. 

La Inclusión Social, es la propuesta que salvaría este revés que se agranda, y que se le resta importancia, siendo la esperanza para derribar los obstáculos que nos impiden progresar, por eso la integración, cohesión y justicia social son los cimientos para una transformación portentosa. Inclusión es dignidad y reconocimiento de derechos, siendo estas condiciones para zanjar con una exclusión y discriminación, la cual la mayoría de colombianos estamos cansados.  

Los programas sociales con que se ha pretendido beneficiar a las comunidades, responden a los interés de una burocracia de estorbo y no a la suplica de oportunidades que pueda romper con la categorización social, con el acceso a servicios básicos, aprendizaje de calidad, vivienda digna y empleo formal, que hacen parte de la cohesión social, el punto clave para que el Gobierno, la institucionalidad y el capital social se han visto con buenos ojos. 

Los heroicos Planes de Desarrollo en Colombia, son un manifiesto surrealista, con proyectos y programas desechables, que no se enfocan en la carencia, alimenta la desproporción, que se constata con niveles de calidad de vida polarizados, es que la razón es garantizar el bienestar común y la forma de hacerlo es la contribución de todos los sectores, es aquí donde se da a paso a la integración y se repudia la segregación, coadyuvando a una buena convivencia. 

Lo anteriormente expuesto no se fortalecería ni fuese posible, sin la justicia social, amonestando los márgenes de ganancia desmedida en medio de un entorno empobrecido, condenando a una educación de contrastes y ofreciendo una inserción laboral, obteniendo como resultado la renovación de la sociedad, siendo un peldaño más que se alcanza para gozar de un estado prospero y ecuánime, con el que unos fantasean y otros que egoístamente no estarán conformes, hasta que la balanza no aguante el descompense, y los agregados de violencia y conflicto sean extremos.