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Columnista - 7 enero, 2012

La guayabera

Por: Julio Oñate Martínez Al igual que el bolero, el danzón, el cubalibre, el mojito y el habano, la guayabera es también cubana y ligada sólidamente a lo historia emocional de la isla. La investigadora cubana María Argelia Vizcaíno exiliada en Estados Unidos en su ensayo “Historia de la Guayabera” nos da luces sobre esta […]

Por: Julio Oñate Martínez

Al igual que el bolero, el danzón, el cubalibre, el mojito y el habano, la guayabera es también cubana y ligada sólidamente a lo historia emocional de la isla.
La investigadora cubana María Argelia Vizcaíno exiliada en Estados Unidos en su ensayo “Historia de la Guayabera” nos da luces sobre esta simpática y cómoda prenda de vestir, que desde hace más de 200 años comenzó a moldear uno de los símbolos de la identidad cubana.
Originalmente la guayabera tradicional fue una camisa de origen campesino confeccionada en lino o algodón liviano, siempre de color blanco, manga larga, con cuatro bolsillos grandes y cinco filas de pliegues muy estrechos, dos corriendo por la parte delantera de la prenda y tres por la espalda con aberturas a los lados a la altura de la cintura para permitirle al campesino la fácil manipulación con su machete. Se dice que la parte posterior de la guayabera ha sido deliberadamente diseñada para parecerse a la bandera cubana con un triángulo apoyado en el área de los hombros.
Según una investigación realizada por el periodista cubano Pedro Carballo Bernal, varias familias andaluzas procedentes de las islas canarias, se establecieron en Cuba alrededor del Río Yayabo en la provincia de “SnctiSpiritus” y comenzaron a hacer camisas que con el tiempo serían las precursoras o prototipos de la guayabera de hoy.
Esta historia cuenta que la primera guayabera se hizo en 1709 por Encarnación Núñez García, una mujer andaluza de la ciudad de Granada con la esperanza de agradar a su marido José Pérez Rodríguez un alfarero de profesión. Esta camisa se hizo popular en la región del Río Yayabo que de occidente a oriente corre en la mencionada provincia y en un comienzo fue bautizada como “yayabera”.
Otra versión recogida en la tradición oral de la zona es que los campesinos tenían la costumbre de llenar los amplios bolsillos de la camisa con guayabas maduras facilitando entonces la posible transición de “yayabera”, a “guayabera”.
Popularizada por los campesinos la prenda en un comienzo fue rechazada pos las clases altas que la consideraban tosca y vulgar, pero los políticos, siempre los políticos, en sus giras de campaña por el campo comenzaron a usarla tratando de homologarse con los labriegos y así esta fue ganando status y los hombres más importantes se convirtieron en seguidores siendo la guayabera  capaz de ganar la entrada a los lugares más exclusivos y a las ceremonias de gobierno, lógicamente con diseños más modernos desarrollados por el esfuerzo de costureras y sastres que trataban de cumplir con las exigencias del gusto y la moda.
El escritor cubano Ciro Blanchi Ross señala que si bien es ciertamente cuestionable la historia sobre los orígenes de la guayabera en “SnctiSpiritus”, ésta la coloca en el calendario histórico de Cuba.
El presidente Carlos Mendieta en 1935 decretó la guayabera como la prenda nacional y el 1 de julio de 1953 el gobierno cubano instituyó esta fecha como día de la guayabera.
En 1960 cuando Fidel Castro cerró las puertas de Cuba la guayabera se fue de la isla sentando reales en la mexicana península de Yucatán y en el estado norteamericano de La Florida, donde Ramón Puig el más cotizado fabricante de ellas tiene diseños que valen hasta 600 dólares. Entre sus más afamados clientes podemos mencionar a Ernest Heminguay, Ronald Reagan, Silvester Stallone, Robert de Niro, Emilio Stefan y muchísimos mandatarios de Latino América y el mundo contrastando con nuevos tejidos, colores y diseños que  desde Filipinas y la China llegan a muy bajo costoen detrimento de su calidad y elegancia.
En estos días vallenatos de tantos homenajes, eventos, efemérides y posesiones, la  guayabera está que traquea como galleta e’ soda para darnos siempre un toque de confort y elegancia librándonos, gracias a Santo Ecce Homo, de aquel verdadero suplicio de un vestido entero o un rígido smoking, pues según comentaba el pintor Jaime Molina: “cada vez que debo enchaquetarme y enrollarme en el pescuezo una corbata me siento como un burro encabrestao”.

Columnista
7 enero, 2012

La guayabera

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio C. Oñate M.

Por: Julio Oñate Martínez Al igual que el bolero, el danzón, el cubalibre, el mojito y el habano, la guayabera es también cubana y ligada sólidamente a lo historia emocional de la isla. La investigadora cubana María Argelia Vizcaíno exiliada en Estados Unidos en su ensayo “Historia de la Guayabera” nos da luces sobre esta […]


Por: Julio Oñate Martínez

Al igual que el bolero, el danzón, el cubalibre, el mojito y el habano, la guayabera es también cubana y ligada sólidamente a lo historia emocional de la isla.
La investigadora cubana María Argelia Vizcaíno exiliada en Estados Unidos en su ensayo “Historia de la Guayabera” nos da luces sobre esta simpática y cómoda prenda de vestir, que desde hace más de 200 años comenzó a moldear uno de los símbolos de la identidad cubana.
Originalmente la guayabera tradicional fue una camisa de origen campesino confeccionada en lino o algodón liviano, siempre de color blanco, manga larga, con cuatro bolsillos grandes y cinco filas de pliegues muy estrechos, dos corriendo por la parte delantera de la prenda y tres por la espalda con aberturas a los lados a la altura de la cintura para permitirle al campesino la fácil manipulación con su machete. Se dice que la parte posterior de la guayabera ha sido deliberadamente diseñada para parecerse a la bandera cubana con un triángulo apoyado en el área de los hombros.
Según una investigación realizada por el periodista cubano Pedro Carballo Bernal, varias familias andaluzas procedentes de las islas canarias, se establecieron en Cuba alrededor del Río Yayabo en la provincia de “SnctiSpiritus” y comenzaron a hacer camisas que con el tiempo serían las precursoras o prototipos de la guayabera de hoy.
Esta historia cuenta que la primera guayabera se hizo en 1709 por Encarnación Núñez García, una mujer andaluza de la ciudad de Granada con la esperanza de agradar a su marido José Pérez Rodríguez un alfarero de profesión. Esta camisa se hizo popular en la región del Río Yayabo que de occidente a oriente corre en la mencionada provincia y en un comienzo fue bautizada como “yayabera”.
Otra versión recogida en la tradición oral de la zona es que los campesinos tenían la costumbre de llenar los amplios bolsillos de la camisa con guayabas maduras facilitando entonces la posible transición de “yayabera”, a “guayabera”.
Popularizada por los campesinos la prenda en un comienzo fue rechazada pos las clases altas que la consideraban tosca y vulgar, pero los políticos, siempre los políticos, en sus giras de campaña por el campo comenzaron a usarla tratando de homologarse con los labriegos y así esta fue ganando status y los hombres más importantes se convirtieron en seguidores siendo la guayabera  capaz de ganar la entrada a los lugares más exclusivos y a las ceremonias de gobierno, lógicamente con diseños más modernos desarrollados por el esfuerzo de costureras y sastres que trataban de cumplir con las exigencias del gusto y la moda.
El escritor cubano Ciro Blanchi Ross señala que si bien es ciertamente cuestionable la historia sobre los orígenes de la guayabera en “SnctiSpiritus”, ésta la coloca en el calendario histórico de Cuba.
El presidente Carlos Mendieta en 1935 decretó la guayabera como la prenda nacional y el 1 de julio de 1953 el gobierno cubano instituyó esta fecha como día de la guayabera.
En 1960 cuando Fidel Castro cerró las puertas de Cuba la guayabera se fue de la isla sentando reales en la mexicana península de Yucatán y en el estado norteamericano de La Florida, donde Ramón Puig el más cotizado fabricante de ellas tiene diseños que valen hasta 600 dólares. Entre sus más afamados clientes podemos mencionar a Ernest Heminguay, Ronald Reagan, Silvester Stallone, Robert de Niro, Emilio Stefan y muchísimos mandatarios de Latino América y el mundo contrastando con nuevos tejidos, colores y diseños que  desde Filipinas y la China llegan a muy bajo costoen detrimento de su calidad y elegancia.
En estos días vallenatos de tantos homenajes, eventos, efemérides y posesiones, la  guayabera está que traquea como galleta e’ soda para darnos siempre un toque de confort y elegancia librándonos, gracias a Santo Ecce Homo, de aquel verdadero suplicio de un vestido entero o un rígido smoking, pues según comentaba el pintor Jaime Molina: “cada vez que debo enchaquetarme y enrollarme en el pescuezo una corbata me siento como un burro encabrestao”.