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Columnista - 7 diciembre, 2015

La grandeza del canto vallenato

Decía el viejo Emiliano Zuleta: “cada una de mis canciones tiene su historia, nacen de la realidad”; y el escritor Manuel Zapata Olivella: “el soporte universal del canto vallenato es la poesía”. Estas dos afirmaciones sintetizan la esencia de la música vallenata tradicional. A propósito de la decisión de la Unesco de incluir en la lista […]

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Decía el viejo Emiliano Zuleta: “cada una de mis canciones tiene su historia, nacen de la realidad”; y el escritor Manuel Zapata Olivella: “el soporte universal del canto vallenato es la poesía”. Estas dos afirmaciones sintetizan la esencia de la música vallenata tradicional. A propósito de la decisión de la Unesco de incluir en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial en Plan Especial de Salvaguarda, el director de Patrimonio del Ministerio de Cultura, Alberto Escovar, aseguró: “este reconocimiento representa una oportunidad para que el mundo promueva el aporte del vallenato al fortalecimiento del diálogo intergeneracional y el respeto por las matrices melódicas de una música que se construye a partir de la realidad y la cotidianidad, y para que apoyen las acciones a fin de hacer frente a las amenazas que aquejan  al vallenato autóctono”.

La declaratoria de la Unesco es de alta significación, dado que el Plan Especial de Salvaguardia obliga al Ministerio de Cultura a implementar medidas para promover y garantizar una adecuada y eficaz custodia de la riqueza tradicional de la música vallenata; por eso todos los amantes y defensores del vallenato tradicional estamos de fiesta.

Por la consecución de este reconocimiento hay que darles los méritos al “Clúster del vallenato”, presidido por Carlos Llanos y un grupo de investigadores. No obstante es importante resaltar que la matriz de nuestra música son los juglares y los compositores; pero el proceso de expansión nacional e internacional se inicia con la gesta conquistadora de proyectarse desde la provincia. La primera gira del canto vallenato por el interior del país (1952) fue liderada por Manuel Zapata Olivella, con los acordeoneros Fermín Pitre, Juan López, Juan Manuel Muegues, y en el canto Dagoberto López. En los años de 1960 aparece el embajador y compositor Rafael Escalona.

Sus cantos, en la voz de Alberto Fernández con ‘Bovea y sus vallenatos’, conquistaron  Colombia y algunos corazones en países vecinos. Otras giras importantes: Pedro García, Nazario  Zabaraín y Ricardo Cárdenas, conformaron el “Grupo Vallenato de Colombia”, para participar en julio de 1968 en el Noveno Festival de la Juventud, en Sofía (Bulgaria), durante dos meses dejaron en parques, teatros y universidades de países de la Unión Soviética la melodía de los cantos vallenatos. Luego, la participación del primer rey vallenato, Alejo Durán, en el “Festival de música folclórica” en los juegos Olímpicos de México 1968.

El verdadero posicionamiento del vallenato en el alma de los amantes de la música popular es obra del “Festival Vallenato”, que Consuelo Araujo Noguera lideró, hasta erigirlo como el evento de música folclórica más importante de Colombia. Hoy es uno de los más importantes del mundo.  La delegación vallenata de mayor difusión universal fue la de Poncho y Emiliano Zuleta, Pablo López y Pedro García, en la ceremonia de entrega del Premio Nobel a Gabriel García Márquez en 1982.

Y continuaron los viajes: Carlos Vives y La Provincia, con los clásicos vallenatos, conquistó  España y algunos países latinos. La presencia de Los Niños Vallenatos en la ‘Casa Blanca’ de Estados Unidos, en las plazas de Madrid, Japón, Venezuela…  Todos estos logros de la música vallenata le han dado aceptación internacional. Lo que hace la Unesco es reconocer la grandeza del vallenato tradicional, y elevar su voz de alerta, dado que está en riesgo, y justamente por eso es la salvaguardia. El Ministerio de Cultura, los gestores culturales y las instancias que fomentan la música, deben dialogar y unirse para trabajar en la conservación y promoción de la calidad poética y musical del vallenato.

Columnista
7 diciembre, 2015

La grandeza del canto vallenato

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Atuesta Mindiola

Decía el viejo Emiliano Zuleta: “cada una de mis canciones tiene su historia, nacen de la realidad”; y el escritor Manuel Zapata Olivella: “el soporte universal del canto vallenato es la poesía”. Estas dos afirmaciones sintetizan la esencia de la música vallenata tradicional. A propósito de la decisión de la Unesco de incluir en la lista […]


Decía el viejo Emiliano Zuleta: “cada una de mis canciones tiene su historia, nacen de la realidad”; y el escritor Manuel Zapata Olivella: “el soporte universal del canto vallenato es la poesía”. Estas dos afirmaciones sintetizan la esencia de la música vallenata tradicional. A propósito de la decisión de la Unesco de incluir en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial en Plan Especial de Salvaguarda, el director de Patrimonio del Ministerio de Cultura, Alberto Escovar, aseguró: “este reconocimiento representa una oportunidad para que el mundo promueva el aporte del vallenato al fortalecimiento del diálogo intergeneracional y el respeto por las matrices melódicas de una música que se construye a partir de la realidad y la cotidianidad, y para que apoyen las acciones a fin de hacer frente a las amenazas que aquejan  al vallenato autóctono”.

La declaratoria de la Unesco es de alta significación, dado que el Plan Especial de Salvaguardia obliga al Ministerio de Cultura a implementar medidas para promover y garantizar una adecuada y eficaz custodia de la riqueza tradicional de la música vallenata; por eso todos los amantes y defensores del vallenato tradicional estamos de fiesta.

Por la consecución de este reconocimiento hay que darles los méritos al “Clúster del vallenato”, presidido por Carlos Llanos y un grupo de investigadores. No obstante es importante resaltar que la matriz de nuestra música son los juglares y los compositores; pero el proceso de expansión nacional e internacional se inicia con la gesta conquistadora de proyectarse desde la provincia. La primera gira del canto vallenato por el interior del país (1952) fue liderada por Manuel Zapata Olivella, con los acordeoneros Fermín Pitre, Juan López, Juan Manuel Muegues, y en el canto Dagoberto López. En los años de 1960 aparece el embajador y compositor Rafael Escalona.

Sus cantos, en la voz de Alberto Fernández con ‘Bovea y sus vallenatos’, conquistaron  Colombia y algunos corazones en países vecinos. Otras giras importantes: Pedro García, Nazario  Zabaraín y Ricardo Cárdenas, conformaron el “Grupo Vallenato de Colombia”, para participar en julio de 1968 en el Noveno Festival de la Juventud, en Sofía (Bulgaria), durante dos meses dejaron en parques, teatros y universidades de países de la Unión Soviética la melodía de los cantos vallenatos. Luego, la participación del primer rey vallenato, Alejo Durán, en el “Festival de música folclórica” en los juegos Olímpicos de México 1968.

El verdadero posicionamiento del vallenato en el alma de los amantes de la música popular es obra del “Festival Vallenato”, que Consuelo Araujo Noguera lideró, hasta erigirlo como el evento de música folclórica más importante de Colombia. Hoy es uno de los más importantes del mundo.  La delegación vallenata de mayor difusión universal fue la de Poncho y Emiliano Zuleta, Pablo López y Pedro García, en la ceremonia de entrega del Premio Nobel a Gabriel García Márquez en 1982.

Y continuaron los viajes: Carlos Vives y La Provincia, con los clásicos vallenatos, conquistó  España y algunos países latinos. La presencia de Los Niños Vallenatos en la ‘Casa Blanca’ de Estados Unidos, en las plazas de Madrid, Japón, Venezuela…  Todos estos logros de la música vallenata le han dado aceptación internacional. Lo que hace la Unesco es reconocer la grandeza del vallenato tradicional, y elevar su voz de alerta, dado que está en riesgo, y justamente por eso es la salvaguardia. El Ministerio de Cultura, los gestores culturales y las instancias que fomentan la música, deben dialogar y unirse para trabajar en la conservación y promoción de la calidad poética y musical del vallenato.