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Columnista - 13 septiembre, 2010

La gestión por antonomasia

Visión Universal Por: Luis Mendoza Sierra El letargo en que ha venido cayendo la región, por falta de gestión en prácticamente todas las esferas de la sociedad, hace cada vez más grande el reto de encaminarla por la senda del desarrollo económico y social que requerimos y merecemos. Entre nosotros queda muy poco de algo […]

Visión Universal

Por: Luis Mendoza Sierra

El letargo en que ha venido cayendo la región, por falta de gestión en prácticamente todas las esferas de la sociedad, hace cada vez más grande el reto de encaminarla por la senda del desarrollo económico y social que requerimos y merecemos.
Entre nosotros queda muy poco de algo muy interesante, que recientemente ha sido materia de discusión en centros de pensamiento, empresas, universidades y escenarios internacionales, de lo cual sabemos poco pero hacemos mucho, a pesar de ignorar sus intríngulis y, mucho menos de estudiarlo. Me refiero a la capacidad de gestión de nuestros líderes tanto del sector público como del privado.
Si fuera necesario ilustraría con ejemplos concretos la consecución de muchísimos logros en la región, promovidos e impulsados, más que por la preparación o capacitación de nuestro talento humano, por el descomunal sentido común, inteligencia natural y dinamismo con el que se trabajaba hace algún tiempo.
Refresco el debate a propósito de recientes publicaciones como el editorial escrito por  Ricardo Zisis, director de Harvard Business Review América Latina, alrededor de que si la gestión es una ciencia o una profesión, cuyo debate, a mi humilde juicio, se extenderá por mucho tiempo.
Hago una abstracción situándome en la región para observar el panorama y, de manera específica, el rol que cumplen empresarios, gobernantes, líderes académicos y políticos, encontrando, con gran facilidad, muchas coincidencias en varios elementos de la discusión. La más cercana se refiere al hecho de que el protagonista tiene que moverse en la ambigüedad  y le toca decidir basado en la intuición y en la inteligencia, pulidas por la experiencia.
En la región ha decaído profundamente la calidad de gestor y la capacidad de gestión. No creo necesario señalar nombres de quienes siendo analfabetos o con unos estudios muy mínimos, pero con un gran sentido de la gestión, han mostrado una sorprendente capacidad para lograr resultados.
El editorialista de Harvard Business Review, expresa que Barker, uno de los analistas del tema, citado en la publicación, manifiesta que “las capacidades, clave de la gestión, no tienen que ver con la maestría de técnicas o conocimientos, sino con la que el llama capacidad de integración: el dar sentido y orientación a los esfuerzos de todos los miembros de la empresa”.
Sorprende, gratamente, encontrar además que según su criterio, un ejecutivo es un “generalista, dice Barker, que de todo sabe algo pero que no es especialista en nada, a diferencia de lo que sucede en los profesionales médicos o legales”.
Algunas de sus reflexiones son profundamente aleccionadoras. Reitero su sentencia, en el sentido de que lo que distingue a un buen ejecutivo tiene más que ver con moverse en la ambigüedad y decidir basándose en la inteligencia e intuición  pulidas por la experiencia y no con su conocimiento técnico de tal o cual materia”. Precisamente, relaciona como paradigmas de esta ilustradora situación a Steve Jobs y Bill Gates, quienes, como otros, vienen de profesiones legales o científicas o abandonaron tempranamente sus estudios, pero son exitosos por su sorprendente capacidad de gestión.
Pocos controvertirían en defensa de la formación académica de nuestros líderes. Ello, sin embargo, ateniéndonos a los planteamientos de Barker,  incidiría muy poco en su capacidad de gestión. Ciertamente, aquello aplica a líderes corporativos privados, que han fundado enormes y exitosos monopolios, pero para ser innovador, emprendedor  y eficaz, no es condición sine qua non ser un PhD. Bien lo sentencia el editorialista, “restringir la gestión a los “colegiados” profesionales implicaría restringir la libertad del emprendedor”.

SABLAZO

Colombia ascendió un puestico en competitividad, según el Foro Económico Mundial, pero vean ustedes, la principal fortaleza del país es la protección a los inversionistas y, pa’ remate, estamos en el último lugar en cuanto a costos del terrorismo.
La evaluación anual de competitividad incluyó a 139 países, ubicando a Colombia en el puesto 68, un lugar arriba que el año pasado. Los analistas estiman que se trata de un avance modesto, dado que entre el 2008 y el 2009, el país había mejorado cinco posiciones (del 74 al 69).
La inseguridad, escasa infraestructura de vías, salud, educación, tecnología e innovación, nos ponen a trastabillar en competitividad. Estos son los mismos factores, más otros claro, que tienen a la región rezagada en competitividad.

Columnista
13 septiembre, 2010

La gestión por antonomasia

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Mendoza S.

Visión Universal Por: Luis Mendoza Sierra El letargo en que ha venido cayendo la región, por falta de gestión en prácticamente todas las esferas de la sociedad, hace cada vez más grande el reto de encaminarla por la senda del desarrollo económico y social que requerimos y merecemos. Entre nosotros queda muy poco de algo […]


Visión Universal

Por: Luis Mendoza Sierra

El letargo en que ha venido cayendo la región, por falta de gestión en prácticamente todas las esferas de la sociedad, hace cada vez más grande el reto de encaminarla por la senda del desarrollo económico y social que requerimos y merecemos.
Entre nosotros queda muy poco de algo muy interesante, que recientemente ha sido materia de discusión en centros de pensamiento, empresas, universidades y escenarios internacionales, de lo cual sabemos poco pero hacemos mucho, a pesar de ignorar sus intríngulis y, mucho menos de estudiarlo. Me refiero a la capacidad de gestión de nuestros líderes tanto del sector público como del privado.
Si fuera necesario ilustraría con ejemplos concretos la consecución de muchísimos logros en la región, promovidos e impulsados, más que por la preparación o capacitación de nuestro talento humano, por el descomunal sentido común, inteligencia natural y dinamismo con el que se trabajaba hace algún tiempo.
Refresco el debate a propósito de recientes publicaciones como el editorial escrito por  Ricardo Zisis, director de Harvard Business Review América Latina, alrededor de que si la gestión es una ciencia o una profesión, cuyo debate, a mi humilde juicio, se extenderá por mucho tiempo.
Hago una abstracción situándome en la región para observar el panorama y, de manera específica, el rol que cumplen empresarios, gobernantes, líderes académicos y políticos, encontrando, con gran facilidad, muchas coincidencias en varios elementos de la discusión. La más cercana se refiere al hecho de que el protagonista tiene que moverse en la ambigüedad  y le toca decidir basado en la intuición y en la inteligencia, pulidas por la experiencia.
En la región ha decaído profundamente la calidad de gestor y la capacidad de gestión. No creo necesario señalar nombres de quienes siendo analfabetos o con unos estudios muy mínimos, pero con un gran sentido de la gestión, han mostrado una sorprendente capacidad para lograr resultados.
El editorialista de Harvard Business Review, expresa que Barker, uno de los analistas del tema, citado en la publicación, manifiesta que “las capacidades, clave de la gestión, no tienen que ver con la maestría de técnicas o conocimientos, sino con la que el llama capacidad de integración: el dar sentido y orientación a los esfuerzos de todos los miembros de la empresa”.
Sorprende, gratamente, encontrar además que según su criterio, un ejecutivo es un “generalista, dice Barker, que de todo sabe algo pero que no es especialista en nada, a diferencia de lo que sucede en los profesionales médicos o legales”.
Algunas de sus reflexiones son profundamente aleccionadoras. Reitero su sentencia, en el sentido de que lo que distingue a un buen ejecutivo tiene más que ver con moverse en la ambigüedad y decidir basándose en la inteligencia e intuición  pulidas por la experiencia y no con su conocimiento técnico de tal o cual materia”. Precisamente, relaciona como paradigmas de esta ilustradora situación a Steve Jobs y Bill Gates, quienes, como otros, vienen de profesiones legales o científicas o abandonaron tempranamente sus estudios, pero son exitosos por su sorprendente capacidad de gestión.
Pocos controvertirían en defensa de la formación académica de nuestros líderes. Ello, sin embargo, ateniéndonos a los planteamientos de Barker,  incidiría muy poco en su capacidad de gestión. Ciertamente, aquello aplica a líderes corporativos privados, que han fundado enormes y exitosos monopolios, pero para ser innovador, emprendedor  y eficaz, no es condición sine qua non ser un PhD. Bien lo sentencia el editorialista, “restringir la gestión a los “colegiados” profesionales implicaría restringir la libertad del emprendedor”.

SABLAZO

Colombia ascendió un puestico en competitividad, según el Foro Económico Mundial, pero vean ustedes, la principal fortaleza del país es la protección a los inversionistas y, pa’ remate, estamos en el último lugar en cuanto a costos del terrorismo.
La evaluación anual de competitividad incluyó a 139 países, ubicando a Colombia en el puesto 68, un lugar arriba que el año pasado. Los analistas estiman que se trata de un avance modesto, dado que entre el 2008 y el 2009, el país había mejorado cinco posiciones (del 74 al 69).
La inseguridad, escasa infraestructura de vías, salud, educación, tecnología e innovación, nos ponen a trastabillar en competitividad. Estos son los mismos factores, más otros claro, que tienen a la región rezagada en competitividad.