Teniendo en cuenta que el departamento en su mayor porcentaje es minero, la realidad económica es que los salarios agrícolas no pueden competir con los salarios mineros.
Aunque es frecuente escuchar de las personas “que no hay trabajo” o “que la cosa está dura en el país”, en el sector agrícola ocurre un caso peculiar: las personas no quieren laborar en el campo. Así lo aseguró el empresario palmicultor Miguel Eduardo Sarmiento Gómez, propietario de la extractora Sicarare, ubicada en el municipio de Codazzi.
“Entre las dificultades que tiene mi empresa, y creo que es la misma preocupación agrícola de todos los empresarios del país, es la mano de obra. Desafortunadamente la gente ha encontrado otra viabilidad económica de subsistencia, por lo que la actividad del campo no les gusta mucho, por lo que nos toca buscarla por otros rincones del país”, subrayó el empresario, en el marco del Congreso Nacional de Palmicultores, que ayer se culminó en la ciudad de Cali.
Sarmiento Gómez anotó que el sector palmero tiene una fortaleza importante: el 85 % de su mano de obra es formal, lo que tiene ventajas significativas con otros cultivos agrícolas; sin embargo, teniendo en cuenta que el Cesar es departamento minero, la realidad es que los salarios agrícolas no pueden competir con los salarios mineros.
“Las labores de campo requieren un esfuerzo físico importante, pero cabe anotar que para que uno sea exitoso en cualquier actividad el trabajo le debe de gustar. Como las labores de campo implican esfuerzo físico y desgaste hay personas que no se inclinan a esta labor, pues optan por las facilidades del mundo moderno, en especial en el caso de las nuevas generaciones”, aseguró.
El palmicultor, que actualmente tiene a su cargo 500 personas laborando en cerca de 3.200 hectáreas de la región, indicó que el cultivo de palma tiene unas especificaciones y es que requieren labores de cosecha, control de malezas, manejo de riego y fertilización. “Depende de la época del año, se requieren más cosechadores que, por ejemplo, para las personas que se necesitan para el control de maleza, dependiendo de los ciclos de cultivos para el mismo año; es por ello que nosotros por ejemplo lo que buscamos es que con el mismo grupo que tenemos roten en actividades para darles estabilidad en todo el año. A veces pasamos de tener producciones de 300 toneladas día a 150, por lo que la cantidad de trabajadores también se reduce; aquí la idea es que si este campo no es tan bueno, se pase a fertilización o manejo del riego, por colocar un ejemplo”, argumentó.
A los palmicultores los exhortó a la constancia, teniendo en cuenta que la palma de aceite un cultivo a largo plazo. “Todo lo que uno le haga a la palma se lo retribuye positivamente o negativamente. Es importante mantenerse en hacer las cosas bien permanentemente; uno no tiene descanso en este cultivo o en otra actividad. Uno debe ser constante, haciendo la labor en malas y buenas épocas”, subrayó.
ES NECESARIO FORMALIZAR LOS EMPLEOS DEL CAMPO
Al respecto, el secretario de Agricultura del Cesar, Carlos Eduardo Campo Cuello, enfatizó que para contrarrestar el panorama que exista menos gente trabajando en el campo se hace apremiante formalizar los empleos en esta área. “La palma lo hace pero no ocurre en muchas actividades. Es necesario pagar sueldos con todas las prestaciones sociales; esto que parece normal no se da para todos los sectores, lo cual se da en parte por las bajas productividades y quedamos con negocios que crean empleos no formales y crea una cultura del campo no atractiva, por lo que las nuevas generaciones aspiren a otras cosas”, sustentó.
Agregó: “Tenemos que tener en el campo escalas de asensos. Si yo soy ordeñador, ¿a qué puedo aspirar?, ¿cómo puedo evolucionar a jefe de sala, capataz, jefe operaciones o administrador general? Eso no existe normalmente. Pero en la palma por la rentabilidad del negocio si puede existir y eso podría romper el esquema del deseo de no emplearse en el campo”.
Asimismo afirmó que es clave asociar el campo a la tecnología, a las redes virtuales a temas que permitan renovar las prácticas y convenzan a los jóvenes. “Hoy las personas por más humildes que sean aspiran a un teléfono inteligente, por lo que se debe poner al servicio del negocio si hay una problemática en escasez de mano de obra y eso hace que se tenga que apoyar en niveles de tecnificación; la palma puede ofrecer posibilidades que cambien el imaginario de pobreza del campo. Además, el SENA tiene un papel preponderante sacando tecnología y certificando por competencias, administrando conocimiento para el campo que compensen los sueldos y la formalización, de esa forma hay un mejor retorno en rentabilidad por cada peso invertido en mano de obra”, puntualizó.
Ante esta situación, el Gobierno departamental construye junto al SENA 5 subsedes más en el Cesar, donde las ofertas estarán muy relacionadas a los cultivos. Con una inversión superior a 19 mil millones, en donde la Gobernación aporta la mayoría del recurso en municipios importantes para la palma como lo son San Alberto y Codazzi, que son los dos más palmeros del Cesar.
CULTIVO PROMISORIO
De acuerdo al empresario Miguel Eduardo Sarmiento Gómez cultivar palma ha sido una experiencia positiva. “En el departamento del Cesar la actividad palmicultora de mi empresa la inició mi padre Arturo Sarmiento con más de 60 años; inicialmente tuvo cultivos de algodón, maíz, arroz, caña de azúcar, y en el 2006 decidimos pasar a un cultivo de pronto con más futuro, dada la zona donde estábamos (Codazzi), el cual consideramos que era palma africana porque la caña de azúcar tiene unas condiciones climáticas específicas y el departamento donde estamos tiene, por decirlo así, el límite donde se puede sembrar caña de azúcar, pero a raíz del cambio climático las condiciones fueron cambiando y teniendo en cuenta la apertura económica del país, este cultivo no era el más viable en esta zona”, rememoró.
ANNELISE BARRIGA RAMÍREZ / EL PILÓN
[email protected]
Teniendo en cuenta que el departamento en su mayor porcentaje es minero, la realidad económica es que los salarios agrícolas no pueden competir con los salarios mineros.
Aunque es frecuente escuchar de las personas “que no hay trabajo” o “que la cosa está dura en el país”, en el sector agrícola ocurre un caso peculiar: las personas no quieren laborar en el campo. Así lo aseguró el empresario palmicultor Miguel Eduardo Sarmiento Gómez, propietario de la extractora Sicarare, ubicada en el municipio de Codazzi.
“Entre las dificultades que tiene mi empresa, y creo que es la misma preocupación agrícola de todos los empresarios del país, es la mano de obra. Desafortunadamente la gente ha encontrado otra viabilidad económica de subsistencia, por lo que la actividad del campo no les gusta mucho, por lo que nos toca buscarla por otros rincones del país”, subrayó el empresario, en el marco del Congreso Nacional de Palmicultores, que ayer se culminó en la ciudad de Cali.
Sarmiento Gómez anotó que el sector palmero tiene una fortaleza importante: el 85 % de su mano de obra es formal, lo que tiene ventajas significativas con otros cultivos agrícolas; sin embargo, teniendo en cuenta que el Cesar es departamento minero, la realidad es que los salarios agrícolas no pueden competir con los salarios mineros.
“Las labores de campo requieren un esfuerzo físico importante, pero cabe anotar que para que uno sea exitoso en cualquier actividad el trabajo le debe de gustar. Como las labores de campo implican esfuerzo físico y desgaste hay personas que no se inclinan a esta labor, pues optan por las facilidades del mundo moderno, en especial en el caso de las nuevas generaciones”, aseguró.
El palmicultor, que actualmente tiene a su cargo 500 personas laborando en cerca de 3.200 hectáreas de la región, indicó que el cultivo de palma tiene unas especificaciones y es que requieren labores de cosecha, control de malezas, manejo de riego y fertilización. “Depende de la época del año, se requieren más cosechadores que, por ejemplo, para las personas que se necesitan para el control de maleza, dependiendo de los ciclos de cultivos para el mismo año; es por ello que nosotros por ejemplo lo que buscamos es que con el mismo grupo que tenemos roten en actividades para darles estabilidad en todo el año. A veces pasamos de tener producciones de 300 toneladas día a 150, por lo que la cantidad de trabajadores también se reduce; aquí la idea es que si este campo no es tan bueno, se pase a fertilización o manejo del riego, por colocar un ejemplo”, argumentó.
A los palmicultores los exhortó a la constancia, teniendo en cuenta que la palma de aceite un cultivo a largo plazo. “Todo lo que uno le haga a la palma se lo retribuye positivamente o negativamente. Es importante mantenerse en hacer las cosas bien permanentemente; uno no tiene descanso en este cultivo o en otra actividad. Uno debe ser constante, haciendo la labor en malas y buenas épocas”, subrayó.
ES NECESARIO FORMALIZAR LOS EMPLEOS DEL CAMPO
Al respecto, el secretario de Agricultura del Cesar, Carlos Eduardo Campo Cuello, enfatizó que para contrarrestar el panorama que exista menos gente trabajando en el campo se hace apremiante formalizar los empleos en esta área. “La palma lo hace pero no ocurre en muchas actividades. Es necesario pagar sueldos con todas las prestaciones sociales; esto que parece normal no se da para todos los sectores, lo cual se da en parte por las bajas productividades y quedamos con negocios que crean empleos no formales y crea una cultura del campo no atractiva, por lo que las nuevas generaciones aspiren a otras cosas”, sustentó.
Agregó: “Tenemos que tener en el campo escalas de asensos. Si yo soy ordeñador, ¿a qué puedo aspirar?, ¿cómo puedo evolucionar a jefe de sala, capataz, jefe operaciones o administrador general? Eso no existe normalmente. Pero en la palma por la rentabilidad del negocio si puede existir y eso podría romper el esquema del deseo de no emplearse en el campo”.
Asimismo afirmó que es clave asociar el campo a la tecnología, a las redes virtuales a temas que permitan renovar las prácticas y convenzan a los jóvenes. “Hoy las personas por más humildes que sean aspiran a un teléfono inteligente, por lo que se debe poner al servicio del negocio si hay una problemática en escasez de mano de obra y eso hace que se tenga que apoyar en niveles de tecnificación; la palma puede ofrecer posibilidades que cambien el imaginario de pobreza del campo. Además, el SENA tiene un papel preponderante sacando tecnología y certificando por competencias, administrando conocimiento para el campo que compensen los sueldos y la formalización, de esa forma hay un mejor retorno en rentabilidad por cada peso invertido en mano de obra”, puntualizó.
Ante esta situación, el Gobierno departamental construye junto al SENA 5 subsedes más en el Cesar, donde las ofertas estarán muy relacionadas a los cultivos. Con una inversión superior a 19 mil millones, en donde la Gobernación aporta la mayoría del recurso en municipios importantes para la palma como lo son San Alberto y Codazzi, que son los dos más palmeros del Cesar.
CULTIVO PROMISORIO
De acuerdo al empresario Miguel Eduardo Sarmiento Gómez cultivar palma ha sido una experiencia positiva. “En el departamento del Cesar la actividad palmicultora de mi empresa la inició mi padre Arturo Sarmiento con más de 60 años; inicialmente tuvo cultivos de algodón, maíz, arroz, caña de azúcar, y en el 2006 decidimos pasar a un cultivo de pronto con más futuro, dada la zona donde estábamos (Codazzi), el cual consideramos que era palma africana porque la caña de azúcar tiene unas condiciones climáticas específicas y el departamento donde estamos tiene, por decirlo así, el límite donde se puede sembrar caña de azúcar, pero a raíz del cambio climático las condiciones fueron cambiando y teniendo en cuenta la apertura económica del país, este cultivo no era el más viable en esta zona”, rememoró.
ANNELISE BARRIGA RAMÍREZ / EL PILÓN
[email protected]