Escribir sobre la vida de José María ‘Chemita’ Núñez nos llevaría miles de páginas que se convertirían en un gran libro, el cual describiría a un hombre de grandes virtudes y talentos pero sobretodo un vallenato ancestral, con una mente prodigiosa, envidiable  que nos invitaba a navegar por la historia, acontecimientos y personajes de Valledupar, Colombia y el mundo; tenía el cosmos en su mente, con sus temas predilectos, música, deporte y política.

Bien lo describo cuando llegaba a la casa del barrio Obrero, donde la Familia Maestre, ahí se daban cita  los tertulios y amigos que llegaban a compartir anécdotas y temas del acontecer, la anfitriona de la casa y quien atendía con amor y regocijo a todo el que llegaba,  mi madre ‘Chanda’,  lo recibía con un tinto y una arepa de queso. 

La voz de ‘Chemita’ Núñez era inconfundible, alegre y emotiva, siempre portando  su maletín donde llevaba sus herramientas de trabajo, para ejercer el oficio de  electricista, ese que llevo con altura para sostener su núcleo familiar; algo que nunca le faltaba era el periódico debajo del brazo y una agenda donde anotaba en forma ordenada diversos acontecimientos nacionales  e internacionales, este buen hábito , fue emulado por el suscrito, lo cual considero que ha sido una de las enseñanzas dada por ‘Chemita’, quien es un referente para la familia y la sociedad en general.

 Hablar de ‘Chemita’ es plantear una sinonimia, con la disciplina orden  e inteligencia natural y su emprendimiento. Su esposa, Delfina, falleció muy joven, de cuya unión nacieron ‘Panzuto’, Noralba, María José,  Eder y Claudia. En ese sentido, ‘Chemita’, a pesar de  sufrir tristes sucesos, siguió adelante con la crianza, formación y educación de sus hijos, con el apoyo de su mamá, la señora Minerva Córdoba, mujer luchadora y guerrera, fiel representante del prototipo de la mujer provinciana, pero con actitud  y mente capitalina, y fue así como ‘Chemita’, al lado de su querida madre, logró sacar adelante a sus hijos. 

Este hombre de contextura frágil, aplicó lo que la psicología moderna denomina como resiliencia, toda vez que  con inmenso dolor se sobrepuso y salió adelante en todos los procesos posteriores a la muerte de su esposa, entre ellos el de sus dos hijos varones. 

‘Chemita’, era amante de la salsa, el bolero y un buen vallenato de esos de los grandes, gran bailador, coleccionista de la música de las  Antillas y el Caribe, carnavalero,  fanático del fútbol, hincha del Santa Fe de sus amores, pero de  todas esas cualidades,  hay que destacar una en especial y es que fue un gran familiar, fue un convencido de que la unidad  y el amor por la familia deben ser una prioridad. 

‘Chemita’, fue un gran conversador, dialéctico en el diálogo, con una amplia cultura en los diversos aspectos, desde el arte musical hasta lo que tiene que ver con la historia de Valledupar, el departamento del Cesar,  Colombia y el exterior, todas esas cualidades fueron adquiridas mediante su disciplina y pasión por la lectura de prensa y distintos libros.

Era muy apreciado y querido en todos los círculos sociales de Valledupar, su timbre y entonación en la voz eran muy característicos, fue un don que Dios le dio, algo comparable con la expresión oral de algunos pensadores y filósofos de la antigua Grecia. 

Finalmente, quiero con este humilde escrito, resaltar las cualidades y atributos de un hombre que fue y será ejemplo para la sociedad vallenata, en consecuencia, pido disculpas cualquier omisión, al  de pronto, prescindir de alguna información, pero el ejercicio radica en  precisamente en hacerle un reconocimiento, a ese hombre que se llama José María ‘Chema’ Núñez y a la vez, plasmar en signos escriturales lo que mi bendita memoria tiene como información, por lo tanto, le doy gracias al todopoderoso, quien fue que me  la otorgó. ‘Chemita’, cumpliste con tu misión, siempre nos sentiremos orgullosos de ti y te recordaremos como ese gran ejemplo que traspasó generaciones.

Paz, en la tumba de ‘Chemita’ Núñez.