Empieza la discusión en La Habana sobre los temas decisivos relacionados con el cese bilateral del fuego, la dejación de las armas por parte de la guerrilla y la concentración de las fuerzas de los combatientes. Realmente, son temas estratégicos que deben confrontar las partes que ya están fogueadas en la guerra y curtidos en […]
Empieza la discusión en La Habana sobre los temas decisivos relacionados con el cese bilateral del fuego, la dejación de las armas por parte de la guerrilla y la concentración de las fuerzas de los combatientes. Realmente, son temas estratégicos que deben confrontar las partes que ya están fogueadas en la guerra y curtidos en diferentes campos de batalla.
Está muy claro que en ningún caso el Estado puede perder el monopolio de la fuerza, pero también, en un caso muy especial, tiene que cuidar que no les pase nada a los guerrilleros. En esta situación, los malos ejemplos vividos en el pasado nos hacen sonrojar e invitan a su no repetición, lo cual nos estaría diciendo que seguimos viviendo en un país incivilizado y lleno de cáfilas.
Llevar al 70 % de los cabecillas de la Farc a La Habana representa para ellos un dilema porque están asumiendo riesgos evidentes en el terreno militar. Esto lo conocen muy bien y en mi opinión están tomando muy en serio la posibilidad del fin de esta guerra insensata, porque están fortaleciendo el consenso de sus dirigentes y tratan de minimizar los riesgos de violencia en el posconflicto.
Las Farc, a su manera, siguen dando muestras de la importancia a este proceso de paz y solo esperamos confiados que los enemigos agazapados de la reconciliación entre colombianos, no podrán parar este camión que no tiene reversa, ni espacios para capitulaciones, ni para hacer política utilizando las armas. Se impone el perdón, la reparación de todas las víctimas y espacios sabios para la sensatez
Mientras se cumplen los acuerdos, a las Fuerzas Armadas y a las guerrillas les toca y están en la obligación de buscar y balancear fórmulas inteligentes y prácticas que le den esperanzas ciertas y llenan de tranquilidad a este país que está adolorido y cansado de luchar contra molinos de viento y los interese creados durante más de 50 años estériles y de patria boba.
Más temprano que tarde deben aparecer decisiones concretas para la dejación de las armas y el cese al fuego. Las experiencias internacionales pueden servir de base para la firma de los acuerdos. Nepal, Angola e Indonesia son casos relevantes de primer orden.
Además, según el Fiscal Eduardo Montealegre, “el proceso de paz debe construirse a través de sistemas de justicia distintos a los retributivos, es decir, a aquellos que consideran que solo con la cárcel es posible hacer justicia”.
Agregado: En nuestro país, “es preferible un acuerdo de paz imperfecto que una guerra perpetúa y los colombianos debemos tener siempre fría la cabeza, caliente el corazón y larga la mano.”
Empieza la discusión en La Habana sobre los temas decisivos relacionados con el cese bilateral del fuego, la dejación de las armas por parte de la guerrilla y la concentración de las fuerzas de los combatientes. Realmente, son temas estratégicos que deben confrontar las partes que ya están fogueadas en la guerra y curtidos en […]
Empieza la discusión en La Habana sobre los temas decisivos relacionados con el cese bilateral del fuego, la dejación de las armas por parte de la guerrilla y la concentración de las fuerzas de los combatientes. Realmente, son temas estratégicos que deben confrontar las partes que ya están fogueadas en la guerra y curtidos en diferentes campos de batalla.
Está muy claro que en ningún caso el Estado puede perder el monopolio de la fuerza, pero también, en un caso muy especial, tiene que cuidar que no les pase nada a los guerrilleros. En esta situación, los malos ejemplos vividos en el pasado nos hacen sonrojar e invitan a su no repetición, lo cual nos estaría diciendo que seguimos viviendo en un país incivilizado y lleno de cáfilas.
Llevar al 70 % de los cabecillas de la Farc a La Habana representa para ellos un dilema porque están asumiendo riesgos evidentes en el terreno militar. Esto lo conocen muy bien y en mi opinión están tomando muy en serio la posibilidad del fin de esta guerra insensata, porque están fortaleciendo el consenso de sus dirigentes y tratan de minimizar los riesgos de violencia en el posconflicto.
Las Farc, a su manera, siguen dando muestras de la importancia a este proceso de paz y solo esperamos confiados que los enemigos agazapados de la reconciliación entre colombianos, no podrán parar este camión que no tiene reversa, ni espacios para capitulaciones, ni para hacer política utilizando las armas. Se impone el perdón, la reparación de todas las víctimas y espacios sabios para la sensatez
Mientras se cumplen los acuerdos, a las Fuerzas Armadas y a las guerrillas les toca y están en la obligación de buscar y balancear fórmulas inteligentes y prácticas que le den esperanzas ciertas y llenan de tranquilidad a este país que está adolorido y cansado de luchar contra molinos de viento y los interese creados durante más de 50 años estériles y de patria boba.
Más temprano que tarde deben aparecer decisiones concretas para la dejación de las armas y el cese al fuego. Las experiencias internacionales pueden servir de base para la firma de los acuerdos. Nepal, Angola e Indonesia son casos relevantes de primer orden.
Además, según el Fiscal Eduardo Montealegre, “el proceso de paz debe construirse a través de sistemas de justicia distintos a los retributivos, es decir, a aquellos que consideran que solo con la cárcel es posible hacer justicia”.
Agregado: En nuestro país, “es preferible un acuerdo de paz imperfecto que una guerra perpetúa y los colombianos debemos tener siempre fría la cabeza, caliente el corazón y larga la mano.”