De los contenidos que se derivan de la Primera Feria del Libro de Valledupar, FELVA, se podría escribir un interesante trabajo documental sobre tantos valores culturales de la región.
De los contenidos que se derivan de la Primera Feria del Libro de Valledupar, FELVA, se podría escribir un interesante trabajo documental sobre tantos valores culturales de la región.
De esta FELVA quedan valiosos insumos para un buen libro, diversos aspectos y una amplia gama de ingredientes que nos abren la visión de lo que realmente somos y que tal vez para muchos es algo que pasa desapercibido.
Precisamente, uno de los conversatorios de este domingo, último día de feria, trató sobre las voces de la guajiridad, término acertadamente acuñado para hacer referencia a todo aquello que distingue a la idiosincrasia del departamento de La Guajira, pero que también guarda vínculos muy estrechos con distintos territorios del Caribe colombiano.
Ese escenario sirvió para ratificar una vez más como, desde la poesía y las letras, la región conformada por el Cesar y La Guajira viven los mismos sentimientos, las mismas emociones, el potencial humano y hasta las necesidades propias que constituyen dos departamentos hermanos.
Poetas, docentes y escritores como Limedis Castillo Mendoza, Johnny Beleño Gómez, Illich Vladimir Mercado, Jairo Ferreira Acosta y Enmanuel Pichón, conformaron la comisión que vino de La Guajira para revivir ese sentimiento de hermandad con nuestro vecino departamento.
“Tienen razón, cuando dicen que somos dos departamentos hermanos. Hay tres elementos que nos unen: el camino de Jerusalén que inicia desde El Cabo de La Vela hasta el río Magdalena, el cruce racial indígena y la Leyenda de Francisco El hombre”, explico la antropóloga, docente e historiadora Ruth Ariza Cotes.
Allí salieron a relucir los cruces familiares entre guajiros y vallenatos y como muchas letras de canciones resaltan ese vínculo de la gente de dos regiones. “Es el abrazo guajiro para el pueblo vallenato, en especial pa’ un amigo, sincero y grato”, dice el maestro Carlos Huertas en su canción que fue aludida durante el conversatorio.
Pero no solo se habló de poesía y letras, fue también un espacio para revisar cómo se pueden reactivar temas de interés general para ambos departamentos como los procesos para la implementación de energías alternativas, las biodiversidades que los caracteriza. “Sobre eso podríamos hacer contenidos temáticos a través de nuestra literatura para investigar qué pasa por ejemplo con la represa de Ranchería”, dijo de manera espontánea un miembro del público asistente.
Es así como además de ese universo literario que arropa al Cesar y a La Guajira, quedan muchas ideas en el aire que merecen ser aterrizadas por los distintos estamentos sociales e institucionales de estos departamentos hermanos.
A nuestros actores culturales les asiste entonces el compromiso moral de plantear todas esas realidades a través de novelas, series de televisión, crónicas, cuentos, relatos y demás formas comunicativas que permiten visibilizar lo que sucede al interior de las comunidades.
Son espacios que permiten la activación de emociones de pueblos hermanos para trabajar de manera conjunta en pro de proyectos de gran impacto para su gente, otro aporte más que se desprenda de la primera FELVA.
De los contenidos que se derivan de la Primera Feria del Libro de Valledupar, FELVA, se podría escribir un interesante trabajo documental sobre tantos valores culturales de la región.
De los contenidos que se derivan de la Primera Feria del Libro de Valledupar, FELVA, se podría escribir un interesante trabajo documental sobre tantos valores culturales de la región.
De esta FELVA quedan valiosos insumos para un buen libro, diversos aspectos y una amplia gama de ingredientes que nos abren la visión de lo que realmente somos y que tal vez para muchos es algo que pasa desapercibido.
Precisamente, uno de los conversatorios de este domingo, último día de feria, trató sobre las voces de la guajiridad, término acertadamente acuñado para hacer referencia a todo aquello que distingue a la idiosincrasia del departamento de La Guajira, pero que también guarda vínculos muy estrechos con distintos territorios del Caribe colombiano.
Ese escenario sirvió para ratificar una vez más como, desde la poesía y las letras, la región conformada por el Cesar y La Guajira viven los mismos sentimientos, las mismas emociones, el potencial humano y hasta las necesidades propias que constituyen dos departamentos hermanos.
Poetas, docentes y escritores como Limedis Castillo Mendoza, Johnny Beleño Gómez, Illich Vladimir Mercado, Jairo Ferreira Acosta y Enmanuel Pichón, conformaron la comisión que vino de La Guajira para revivir ese sentimiento de hermandad con nuestro vecino departamento.
“Tienen razón, cuando dicen que somos dos departamentos hermanos. Hay tres elementos que nos unen: el camino de Jerusalén que inicia desde El Cabo de La Vela hasta el río Magdalena, el cruce racial indígena y la Leyenda de Francisco El hombre”, explico la antropóloga, docente e historiadora Ruth Ariza Cotes.
Allí salieron a relucir los cruces familiares entre guajiros y vallenatos y como muchas letras de canciones resaltan ese vínculo de la gente de dos regiones. “Es el abrazo guajiro para el pueblo vallenato, en especial pa’ un amigo, sincero y grato”, dice el maestro Carlos Huertas en su canción que fue aludida durante el conversatorio.
Pero no solo se habló de poesía y letras, fue también un espacio para revisar cómo se pueden reactivar temas de interés general para ambos departamentos como los procesos para la implementación de energías alternativas, las biodiversidades que los caracteriza. “Sobre eso podríamos hacer contenidos temáticos a través de nuestra literatura para investigar qué pasa por ejemplo con la represa de Ranchería”, dijo de manera espontánea un miembro del público asistente.
Es así como además de ese universo literario que arropa al Cesar y a La Guajira, quedan muchas ideas en el aire que merecen ser aterrizadas por los distintos estamentos sociales e institucionales de estos departamentos hermanos.
A nuestros actores culturales les asiste entonces el compromiso moral de plantear todas esas realidades a través de novelas, series de televisión, crónicas, cuentos, relatos y demás formas comunicativas que permiten visibilizar lo que sucede al interior de las comunidades.
Son espacios que permiten la activación de emociones de pueblos hermanos para trabajar de manera conjunta en pro de proyectos de gran impacto para su gente, otro aporte más que se desprenda de la primera FELVA.