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Columnista - 28 agosto, 2015

La excusa para una guerra

La crisis con Venezuela no tiene origen distinto que la confrontación política interna de ese país, Maduro sabe que en esta oportunidad el chavismo no tiene la misma fuerza ni el vigor electoral que en años anteriores, la debacle económica lo ha golpeado tan fuerte que no ha podido recuperarse y las medidas adoptadas meses […]

La crisis con Venezuela no tiene origen distinto que la confrontación política interna de ese país, Maduro sabe que en esta oportunidad el chavismo no tiene la misma fuerza ni el vigor electoral que en años anteriores, la debacle económica lo ha golpeado tan fuerte que no ha podido recuperarse y las medidas adoptadas meses atrás no logran satisfacer a un pueblo cada vez más necesitado. Su desidia en fijar una fecha para las elecciones y la inhabilidad de líderes representativos de la oposición son a simple vista estrategias con las que se pretende, en primer lugar, dilatar el tiempo para los comicios que deberían efectuarse este año y, en segundo lugar, propiciar el debilitamiento de las fuerzas contrarias al régimen para mantener intacto el sistema desgastado que ya dejó de tener gestos democráticos y se exhibe claramente como lo que es, la gran dictadura del siglo XXI en América.

La cortina de humo utilizada ahora, son los miles de colombianos humildes que viven en Venezuela, los más pobres, aquellos que por no encontrar oportunidades en estas tierras, partieron a la nostálgica patria petrolera, muchos de ellos atraídos por el mismo régimen que ofreció otorgarles ciudadanía y cédula a colombianos que aceptaran trabajar para el chavismo y aplaudir las piruetas de un circo que hoy con otro líder, pero con el mismo espíritu, decae progresivamente. La campaña venezolana consiste en una aparente política de seguridad actuando sin pruebas señalando a todo colombiano de paramilitar y narcotraficante, atropellando despiadadamente a humildes familias con gigantesca crueldad, lo que muchos comparan con la dramática situación de países de oriente medio.

Aunque muchos desean ver a Santos hablando en el mismo nivel de Maduro y llevar la situación a un enfrentamiento xenófobo, la realidad obliga a confiar en la desesperante lentitud de los oficios diplomáticos, pero quienes terminan perjudicados si el gobierno colombiano decide afrontar esta crisis con medidas militares son nuestros compatriotas expulsados, porque el conflicto no se desarrolla en las Guayanas al otro extremo de los limites con Colombia; la crisis está cerca a nosotros en Maicao, en Cúcuta y en Arauca; los muertos no caerán en Caracas ni mucho menos en Bogotá, por lo general la zona de combate es el mismo sitio donde se encuentra los inmigrantes, como sucede en los límites de Siria en sus fronteras al enfrentarse chiitas y sunies ó como sucede con el pueblo Kurdo y recordemos la mítica guerra entre palestinos e israelíes, guerras que no han terminado a pesar de los esfuerzos mundiales.

La única vía por la cual Maduro y su séquito abandonen el poder serán las subestimadas vías democráticas, si Colombia desea colaborar para que el régimen chavista se prolongue, lo único que tiene que hacer es medirse con palabrotas iguales a las que utilizan desde el otro lado del Perijá, así despertaría el sentimiento nacionalista de aquellos que sólo alimentan el ego del imitador de Chávez y le daría lo que el más quiere en estos momentos, utilizar un conflicto binacional para distraer la atención de su pueblo y no efectuar unas elecciones que le darían la oportunidad a Leopoldo López, Daniel Ceballos, Antonio Ledezma, María Corina Machado y todos ellos de avanzar considerablemente en la derrota de la dictadura bolivariana.

Columnista
28 agosto, 2015

La excusa para una guerra

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Carlos Andrés Añez Maestre

La crisis con Venezuela no tiene origen distinto que la confrontación política interna de ese país, Maduro sabe que en esta oportunidad el chavismo no tiene la misma fuerza ni el vigor electoral que en años anteriores, la debacle económica lo ha golpeado tan fuerte que no ha podido recuperarse y las medidas adoptadas meses […]


La crisis con Venezuela no tiene origen distinto que la confrontación política interna de ese país, Maduro sabe que en esta oportunidad el chavismo no tiene la misma fuerza ni el vigor electoral que en años anteriores, la debacle económica lo ha golpeado tan fuerte que no ha podido recuperarse y las medidas adoptadas meses atrás no logran satisfacer a un pueblo cada vez más necesitado. Su desidia en fijar una fecha para las elecciones y la inhabilidad de líderes representativos de la oposición son a simple vista estrategias con las que se pretende, en primer lugar, dilatar el tiempo para los comicios que deberían efectuarse este año y, en segundo lugar, propiciar el debilitamiento de las fuerzas contrarias al régimen para mantener intacto el sistema desgastado que ya dejó de tener gestos democráticos y se exhibe claramente como lo que es, la gran dictadura del siglo XXI en América.

La cortina de humo utilizada ahora, son los miles de colombianos humildes que viven en Venezuela, los más pobres, aquellos que por no encontrar oportunidades en estas tierras, partieron a la nostálgica patria petrolera, muchos de ellos atraídos por el mismo régimen que ofreció otorgarles ciudadanía y cédula a colombianos que aceptaran trabajar para el chavismo y aplaudir las piruetas de un circo que hoy con otro líder, pero con el mismo espíritu, decae progresivamente. La campaña venezolana consiste en una aparente política de seguridad actuando sin pruebas señalando a todo colombiano de paramilitar y narcotraficante, atropellando despiadadamente a humildes familias con gigantesca crueldad, lo que muchos comparan con la dramática situación de países de oriente medio.

Aunque muchos desean ver a Santos hablando en el mismo nivel de Maduro y llevar la situación a un enfrentamiento xenófobo, la realidad obliga a confiar en la desesperante lentitud de los oficios diplomáticos, pero quienes terminan perjudicados si el gobierno colombiano decide afrontar esta crisis con medidas militares son nuestros compatriotas expulsados, porque el conflicto no se desarrolla en las Guayanas al otro extremo de los limites con Colombia; la crisis está cerca a nosotros en Maicao, en Cúcuta y en Arauca; los muertos no caerán en Caracas ni mucho menos en Bogotá, por lo general la zona de combate es el mismo sitio donde se encuentra los inmigrantes, como sucede en los límites de Siria en sus fronteras al enfrentarse chiitas y sunies ó como sucede con el pueblo Kurdo y recordemos la mítica guerra entre palestinos e israelíes, guerras que no han terminado a pesar de los esfuerzos mundiales.

La única vía por la cual Maduro y su séquito abandonen el poder serán las subestimadas vías democráticas, si Colombia desea colaborar para que el régimen chavista se prolongue, lo único que tiene que hacer es medirse con palabrotas iguales a las que utilizan desde el otro lado del Perijá, así despertaría el sentimiento nacionalista de aquellos que sólo alimentan el ego del imitador de Chávez y le daría lo que el más quiere en estos momentos, utilizar un conflicto binacional para distraer la atención de su pueblo y no efectuar unas elecciones que le darían la oportunidad a Leopoldo López, Daniel Ceballos, Antonio Ledezma, María Corina Machado y todos ellos de avanzar considerablemente en la derrota de la dictadura bolivariana.