Siempre he pensado que las encuestas se prestan para todo tipo de sesgos y de manipulaciones “Non sanctas”, y de allí la poca credibilidad que me merecen. No obstante, toda regla tiene su excepción, ya que la encuesta realizada en el mes de septiembre del año pasado, por RCN Radio, La FM, en asocio con […]
Siempre he pensado que las encuestas se prestan para todo tipo de sesgos y de manipulaciones “Non sanctas”, y de allí la poca credibilidad que me merecen. No obstante, toda regla tiene su excepción, ya que la encuesta realizada en el mes de septiembre del año pasado, por RCN Radio, La FM, en asocio con otros medios impresos regionales, se hizo tomando como premisa, que la pregunta formulada a los encuestados fuera innominadas, es decir, no se preguntó por la intención de votos frente a tal o cuál candidato a la Presidencia, digamos que eso le da cierto margen de confiabilidad. Pues bien, la citada encuesta preguntó por las preferencias de los colombianos frente a eventuales candidaturas a la Presidencia, por parte de: indígena, afrodescendiente, sacerdote católico, mujer, miembro de la comunidad LGBTI, entre otros.
Los resultados de la encuesta pueden ser consultados, pues se encuentran a disposición del público en general, y sería bueno que se hiciera el ejercicio, para que cada quien saque sus propias conclusiones.
En lo que hace al comentario de hoy, me referiré únicamente a dos aspectos que llamaron poderosamente mi atención, y que tiene que ver con una eventual candidatura presidencial de mujer enfrentada a un candidato hombre, y de sacerdote católico. Vamos al tema mujer; la encuesta revela que en relación con la candidatura presidencial femenina, votaría a favor un 89 %, frente a un 90 % que votaría por candidato masculino.
El resultado como se puede apreciar, es lo que los entendidos llaman empate técnico, y es un dato históricamente relevante, si se tiene en cuenta, que hace más de sesenta años se reformó en nuestro país, la Constitución de aquel entonces, para que la mujer tuviera el derecho a elegir y ser elegida, no obstante, no hemos tenido aún, una mujer como Jefe de Estado.
Pero pasemos a otro dato, no menos relevante, y es la candidatura presidencial de un sacerdote católico, pues la encuesta revela que el 50 % de los potenciales electores encuestados, votarían a favor, contra un 49 % que lo harían negativamente. Es otro empate técnico. Pero la verdad es que no hemos tenido curas como Jefes de Estado. El cargo de elección popular que más se aproxima es el de alcalde. No obstante, la experiencia de sacerdotes católicos en las alcaldías, deja mucho que desear, y para la muestra citemos dos casos ejemplarizantes. El primero, es el alcalde de Barranquilla, sacerdote católico, Bernardo Hoyos Montoya quien en dos ocasiones ocupó la Alcaldía (1992-1994 y 1998-2000), pero terminó condenado a cuatro años de prisión, por delitos contra la Administración Pública. El segundo, es el alcalde de Neiva, Jorge Lorenzo Escandón (1998-2000), quien también estuvo en líos con la justicia, por el cobro de unos viáticos, y hoy en día se arrepiente una y mil veces de haberse dejado tentar por la política, pues pagó muy cara su inexperiencia en estas lides. Consejo práctico: Zapatero a tus zapatos.
Siempre he pensado que las encuestas se prestan para todo tipo de sesgos y de manipulaciones “Non sanctas”, y de allí la poca credibilidad que me merecen. No obstante, toda regla tiene su excepción, ya que la encuesta realizada en el mes de septiembre del año pasado, por RCN Radio, La FM, en asocio con […]
Siempre he pensado que las encuestas se prestan para todo tipo de sesgos y de manipulaciones “Non sanctas”, y de allí la poca credibilidad que me merecen. No obstante, toda regla tiene su excepción, ya que la encuesta realizada en el mes de septiembre del año pasado, por RCN Radio, La FM, en asocio con otros medios impresos regionales, se hizo tomando como premisa, que la pregunta formulada a los encuestados fuera innominadas, es decir, no se preguntó por la intención de votos frente a tal o cuál candidato a la Presidencia, digamos que eso le da cierto margen de confiabilidad. Pues bien, la citada encuesta preguntó por las preferencias de los colombianos frente a eventuales candidaturas a la Presidencia, por parte de: indígena, afrodescendiente, sacerdote católico, mujer, miembro de la comunidad LGBTI, entre otros.
Los resultados de la encuesta pueden ser consultados, pues se encuentran a disposición del público en general, y sería bueno que se hiciera el ejercicio, para que cada quien saque sus propias conclusiones.
En lo que hace al comentario de hoy, me referiré únicamente a dos aspectos que llamaron poderosamente mi atención, y que tiene que ver con una eventual candidatura presidencial de mujer enfrentada a un candidato hombre, y de sacerdote católico. Vamos al tema mujer; la encuesta revela que en relación con la candidatura presidencial femenina, votaría a favor un 89 %, frente a un 90 % que votaría por candidato masculino.
El resultado como se puede apreciar, es lo que los entendidos llaman empate técnico, y es un dato históricamente relevante, si se tiene en cuenta, que hace más de sesenta años se reformó en nuestro país, la Constitución de aquel entonces, para que la mujer tuviera el derecho a elegir y ser elegida, no obstante, no hemos tenido aún, una mujer como Jefe de Estado.
Pero pasemos a otro dato, no menos relevante, y es la candidatura presidencial de un sacerdote católico, pues la encuesta revela que el 50 % de los potenciales electores encuestados, votarían a favor, contra un 49 % que lo harían negativamente. Es otro empate técnico. Pero la verdad es que no hemos tenido curas como Jefes de Estado. El cargo de elección popular que más se aproxima es el de alcalde. No obstante, la experiencia de sacerdotes católicos en las alcaldías, deja mucho que desear, y para la muestra citemos dos casos ejemplarizantes. El primero, es el alcalde de Barranquilla, sacerdote católico, Bernardo Hoyos Montoya quien en dos ocasiones ocupó la Alcaldía (1992-1994 y 1998-2000), pero terminó condenado a cuatro años de prisión, por delitos contra la Administración Pública. El segundo, es el alcalde de Neiva, Jorge Lorenzo Escandón (1998-2000), quien también estuvo en líos con la justicia, por el cobro de unos viáticos, y hoy en día se arrepiente una y mil veces de haberse dejado tentar por la política, pues pagó muy cara su inexperiencia en estas lides. Consejo práctico: Zapatero a tus zapatos.