El 2020 ha sido un año de cambios vertiginosos y acelerados. Hace más de dos meses una pandemia nos obligó a tomar decisiones que si bien procuraban la salud y la humanidad, perjudicaron la productividad de sectores que hoy se han visto obligados a reinventarse para evitar su extinción.
El 2020 ha sido un año de cambios vertiginosos y acelerados. Hace más de dos meses una pandemia nos obligó a tomar decisiones que si bien procuraban la salud y la humanidad, perjudicaron la productividad de sectores que hoy se han visto obligados a reinventarse para evitar su extinción.
La situación ha llevado a que según proyecciones del Gobierno Nacional, el Producto Interno Bruto (PIB) caiga en este año entre un 2 y un 7 % en Colombia, llevando a que el desempleo se dispare a 18,2 % y que 1,9 millones de personas se queden sin empleo.
Aterrizándolo al Cesar, según estudios de Jaime Bonet Morón, Gerente del Banco de la República sede Caribe, a la fecha hay más de 265.119 trabajadores en aislamiento, de los cuales 222.184 son informales. Sectores como el comercio, construcción, restaurantes y el sector agropecuario han sido de los más afectados, siendo el sector inmobiliario el de mayor pérdidas económicas con una afectación del 12 %.
Se hace necesario, previo cumplimiento de las medidas pertinentes, que se lleve a cabo la reactivación de actividades de diversos sectores de forma cíclica, para dar un respiro a una economía como la de nuestra región, que a causa de la contingencia se está viendo asfixiada.
El sector de la construcción fue el primero en reiniciar sus actividades con protocolos de bioseguridad apoyados en su realización y comunicación por Areandina. A la fecha hay 71 empresas entre públicas y privadas cumpliendo con sus actividades con los protocolos exigidos.
El impacto positivo que ha generado en la economía de la ciudad el reinicio de obras en dicho sector, se refleja en más de 1680 personas que se encuentran laborando de forma activa en este momento, y en el reinicio de proyectos como el de 545 viviendas en el municipio de Becerril y 13 proyectos del Ministerio de Vivienda en diversos municipios del Cesar, según datos de Camacol, Cesar.
Estamos en tiempos de incertidumbre, donde poco a poco debemos tomar decisiones que den salida al declive económico del que somos parte; sin embargo, esta salida no debe ser apresurada ni improvisada. Las soluciones deben ser estudiadas y soportadas por la academia, con protocolos que apunten de forma primaria a la protección de la salud y la vida misma.
La academia juega en todo esto un papel fundamental, y sin duda desde Areandina estamos prestos a trabajar articuladamente con los diversos sectores, para que por medio de la investigación y la innovación podamos aportar a la competitividad y dinamismo de nuestro territorio.
El 2020 ha sido un año de cambios vertiginosos y acelerados. Hace más de dos meses una pandemia nos obligó a tomar decisiones que si bien procuraban la salud y la humanidad, perjudicaron la productividad de sectores que hoy se han visto obligados a reinventarse para evitar su extinción.
El 2020 ha sido un año de cambios vertiginosos y acelerados. Hace más de dos meses una pandemia nos obligó a tomar decisiones que si bien procuraban la salud y la humanidad, perjudicaron la productividad de sectores que hoy se han visto obligados a reinventarse para evitar su extinción.
La situación ha llevado a que según proyecciones del Gobierno Nacional, el Producto Interno Bruto (PIB) caiga en este año entre un 2 y un 7 % en Colombia, llevando a que el desempleo se dispare a 18,2 % y que 1,9 millones de personas se queden sin empleo.
Aterrizándolo al Cesar, según estudios de Jaime Bonet Morón, Gerente del Banco de la República sede Caribe, a la fecha hay más de 265.119 trabajadores en aislamiento, de los cuales 222.184 son informales. Sectores como el comercio, construcción, restaurantes y el sector agropecuario han sido de los más afectados, siendo el sector inmobiliario el de mayor pérdidas económicas con una afectación del 12 %.
Se hace necesario, previo cumplimiento de las medidas pertinentes, que se lleve a cabo la reactivación de actividades de diversos sectores de forma cíclica, para dar un respiro a una economía como la de nuestra región, que a causa de la contingencia se está viendo asfixiada.
El sector de la construcción fue el primero en reiniciar sus actividades con protocolos de bioseguridad apoyados en su realización y comunicación por Areandina. A la fecha hay 71 empresas entre públicas y privadas cumpliendo con sus actividades con los protocolos exigidos.
El impacto positivo que ha generado en la economía de la ciudad el reinicio de obras en dicho sector, se refleja en más de 1680 personas que se encuentran laborando de forma activa en este momento, y en el reinicio de proyectos como el de 545 viviendas en el municipio de Becerril y 13 proyectos del Ministerio de Vivienda en diversos municipios del Cesar, según datos de Camacol, Cesar.
Estamos en tiempos de incertidumbre, donde poco a poco debemos tomar decisiones que den salida al declive económico del que somos parte; sin embargo, esta salida no debe ser apresurada ni improvisada. Las soluciones deben ser estudiadas y soportadas por la academia, con protocolos que apunten de forma primaria a la protección de la salud y la vida misma.
La academia juega en todo esto un papel fundamental, y sin duda desde Areandina estamos prestos a trabajar articuladamente con los diversos sectores, para que por medio de la investigación y la innovación podamos aportar a la competitividad y dinamismo de nuestro territorio.