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Columnista - 1 abril, 2020

La economía colombiana en ascuas

La confluencia del COVID – 19, el desplome de los precios del crudo y la incertidumbre que han generado, provocó la caída de las bolsas en todo el mundo y de paso disparó la cotización del dólar. El peso colombiano perdió peso, convirtiéndose en la moneda más devaluada del planeta después del rublo ruso, llegando […]

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La confluencia del COVID – 19, el desplome de los precios del crudo y la incertidumbre que han generado, provocó la caída de las bolsas en todo el mundo y de paso disparó la cotización del dólar. El peso colombiano perdió peso, convirtiéndose en la moneda más devaluada del planeta después del rublo ruso, llegando al record histórico de $4.000 por dólar la cotización de este.

Ante semejante amenaza que acecha a la economía colombiana, el Ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla declaró que “la economía mantiene un grado de solidez lo suficientemente importante como para soportar estos eventos”. Nos recuerdan con tales aseveraciones la desatentada declaración del ex ministro de Hacienda Oscar Iván Zuluaga, quien ante los embates de la crisis financiera de 2008 afirmó que “el país está blindado contra la crisis” y ya sabemos lo que pasó. El crecimiento del PIB en 2008 cayó 5 puntos porcentuales con respecto al del 2007, al pasar del 7.5% del PIB al 2.5% (¡!).

Por ello, conviene establecer qué tan “blindada” está la economía colombiana frente a este choque externo. Empecemos por decir que el año anterior el crecimiento del PIB fue de 3.3%, bueno pero no satisfactorio, si tenemos en cuenta que venimos de crecimientos por encima del 4% y que la economía completa 4 años de crecimiento por debajo del crecimiento potencial. Además, la tasa de desempleo que supera, según el DANE, el 13% es la más alta en los últimos 6 años y mientras el crecimiento del PIB siga por debajo del 3.5% se va a seguir destruyendo empleo en lugar de generarlos.

El déficit de la Cuenta Corriente de la Balanza de pagos, según el Banco de la República, viene in crescendo, del 3.3% en 2017, al 3.8% en 2018 y cerró 2019 en el 4.39% (US $13.800 millones) y con tendencia a su agravamiento es alarmante. Según el Banco de la República se espera un déficit del 4.4% y según el propio Ministerio de Hacienda de 4.6% para el 2020.

De allí la gran vulnerabilidad de la economía colombiana frente a la amenaza externa que representa la desaceleración del crecimiento de la economía global, que puede derivar en una recesión. FEDESARROLLO redujo su previsión de crecimiento del PIB para este año del 3.5% al 2.3%, en el escenario más optimista.

La Junta directiva del Banco de la República acaba de tomar varias medidas, que van en la dirección correcta. En efecto, la Junta, además de bajar la tasa de interés del 4.25 al 3.75%, amplió el cupo de endeudamiento de la banca comercial, disponiendo de $9 a $23.5 billones, de los cuales $12 billones corresponden a repos de deuda pública y $5 billones de deuda privada, a los cuales podrán acceder mediante subastas. Estas medidas van en la dirección correcta, pero dada la magnitud del reto que se enfrenta pueden llegar a ser insuficientes, razón por demás para no bajar la guardia.

Columnista
1 abril, 2020

La economía colombiana en ascuas

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Amylkar D. Acosta

La confluencia del COVID – 19, el desplome de los precios del crudo y la incertidumbre que han generado, provocó la caída de las bolsas en todo el mundo y de paso disparó la cotización del dólar. El peso colombiano perdió peso, convirtiéndose en la moneda más devaluada del planeta después del rublo ruso, llegando […]


La confluencia del COVID – 19, el desplome de los precios del crudo y la incertidumbre que han generado, provocó la caída de las bolsas en todo el mundo y de paso disparó la cotización del dólar. El peso colombiano perdió peso, convirtiéndose en la moneda más devaluada del planeta después del rublo ruso, llegando al record histórico de $4.000 por dólar la cotización de este.

Ante semejante amenaza que acecha a la economía colombiana, el Ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla declaró que “la economía mantiene un grado de solidez lo suficientemente importante como para soportar estos eventos”. Nos recuerdan con tales aseveraciones la desatentada declaración del ex ministro de Hacienda Oscar Iván Zuluaga, quien ante los embates de la crisis financiera de 2008 afirmó que “el país está blindado contra la crisis” y ya sabemos lo que pasó. El crecimiento del PIB en 2008 cayó 5 puntos porcentuales con respecto al del 2007, al pasar del 7.5% del PIB al 2.5% (¡!).

Por ello, conviene establecer qué tan “blindada” está la economía colombiana frente a este choque externo. Empecemos por decir que el año anterior el crecimiento del PIB fue de 3.3%, bueno pero no satisfactorio, si tenemos en cuenta que venimos de crecimientos por encima del 4% y que la economía completa 4 años de crecimiento por debajo del crecimiento potencial. Además, la tasa de desempleo que supera, según el DANE, el 13% es la más alta en los últimos 6 años y mientras el crecimiento del PIB siga por debajo del 3.5% se va a seguir destruyendo empleo en lugar de generarlos.

El déficit de la Cuenta Corriente de la Balanza de pagos, según el Banco de la República, viene in crescendo, del 3.3% en 2017, al 3.8% en 2018 y cerró 2019 en el 4.39% (US $13.800 millones) y con tendencia a su agravamiento es alarmante. Según el Banco de la República se espera un déficit del 4.4% y según el propio Ministerio de Hacienda de 4.6% para el 2020.

De allí la gran vulnerabilidad de la economía colombiana frente a la amenaza externa que representa la desaceleración del crecimiento de la economía global, que puede derivar en una recesión. FEDESARROLLO redujo su previsión de crecimiento del PIB para este año del 3.5% al 2.3%, en el escenario más optimista.

La Junta directiva del Banco de la República acaba de tomar varias medidas, que van en la dirección correcta. En efecto, la Junta, además de bajar la tasa de interés del 4.25 al 3.75%, amplió el cupo de endeudamiento de la banca comercial, disponiendo de $9 a $23.5 billones, de los cuales $12 billones corresponden a repos de deuda pública y $5 billones de deuda privada, a los cuales podrán acceder mediante subastas. Estas medidas van en la dirección correcta, pero dada la magnitud del reto que se enfrenta pueden llegar a ser insuficientes, razón por demás para no bajar la guardia.