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Columnista - 6 diciembre, 2010

La desleal y arriesgada lucha por el poder

Visión Universal Por: Luis Mendoza Sierra La hipocresía de esta sociedad ha desbordado hasta la fantasía y perforado la esperanza de encontrar remedio a la inversión de los valores de esta humanidad en la que la perversidad marca, con desconcertante frecuencia, las palabras y los actos, y quizás, el pensamiento de la mayoría de la […]

Visión Universal

Por: Luis Mendoza Sierra
La hipocresía de esta sociedad ha desbordado hasta la fantasía y perforado la esperanza de encontrar remedio a la inversión de los valores de esta humanidad en la que la perversidad marca, con desconcertante frecuencia, las palabras y los actos, y quizás, el pensamiento de la mayoría de la gente.
Ese desagradable sumario de comportamientos cicateros es mucho más visible en la actividad política, en las campañas políticas, para mejor decir. La atávica  lucha por el poder político y por el económico, enfrenta al hombre con el hombre, sin Dios ni ley, ni mucho menos, conmiseración.
El advenimiento de un año electoral debiera anunciarnos un escenario de lucha por el bien colectivo, ideas innovadoras, controversias sanas, creatividad de marketing, pertinencia y viabilidad de propuestas, como candidatos de extraordinarias cualidades personales y profesionales, profunda sensibilidad social y una sólida visión universal.
Increíblemente, el comportamiento electoral de los ciudadanos revela gran desinterés por asuntos trascendentales como las propuestas. Para colmo, la miserable forma de vida de la gran mayoría de los ciudadanos de este país y, por tanto, de nuestra tierra, conducen a que la gente se interese mucho más por resolver asuntos individuales del día a día, antes que aquellos de fondo y que privilegien el bien común.
Candidatos y partidos le juegan bien al asunto. El interés por el voto, que finalmente es el que da el triunfo, no entiende razones ni consideraciones. A lo Maquiavelo, aspirantes y descaradamente, representantes de gobiernos, ante la mirada indiferente de organismos de control, se aprovechan del hambre, el desempleo, la indefensión y hasta la debilidad mental del necesitado, para inducirlo por el camino que alimenta la ambición de poder y de dinero para unos pocos.
Si en la vida normal de la sociedad son pocos los amigos. Si en el trasegar rutinario del ser humano, no hay amigos, en la política sí que es verdad: son una quimera. En este campo es muy común que quien hoy dialogue, se aproxime o acuerde con alguien, en el siguiente escenario, es muy probable que se aproveche de argumentos, comentarios y posiciones confidenciales  para sacar ventajas personales o de partido.
Si las descalificaciones hirientes y la hostilidad frecuenta la lengua y los actos de los hombres y la precariedad de los valores es notable en días normales, en campaña política las buenas maneras, el buen decir y la consideración, tienden a volverse verdaderos rudimentos del comportamiento humano.
Un pacto tácito, o expreso, si lo quieren, de partidos, candidatos y líderes de opinión de las campañas políticas, en el sentido de renunciar a los agravios, las calumnias y al ultraje personal, le haría muchísimo bien al proceso que se avecina. Los medios masivos de comunicación son piezas clave en este propósito, cuyo reto es mayor por la profunda connotación que tiene la responsabilidad social, desdeñada a veces por lengüisueltos que se mimetizan en  “el interés común”, suena hermoso, las conveniencias personales o de los amos.
Me irrita, lo admito, que las tertulias de hoy, en las que participan connotados líderes y politólogos, se enrruten por  definir el dinero, el poder de la contratación y de la intimidación, como factores definitivos en las próximas elecciones. Presagian, de paso, un escenario de campaña hostil e incivilizado, atribuible a sectores afectos al poder para no destetarse y, a otros, que por llegar, actuarían en complicidad con el maquiavelismo, que no respetando ni ética ni moral, acepta que el fin justifica los medios.
Quienes defendemos la democracia, la libertad y el imperio de la ley, estaremos atentos  para aportar lo que esté de nuestra parte para apalancar un ambiente civilizado, lo cual no significa renunciar a decir la verdad o hacer la crítica sana.
Cuando no se pueda decir la verdad y/o desaparezca la libertad de expresión, como ocurrió en el pasado reciente de la región, es mejor camino colgar la pluma y el micrófono, que el sepulcro, o volver a ser errantes, a no ser, y ahí si peor, tener que decir sólo lo que los demás quieren oír y permitan que se oiga.

SABLAZO

San Juan del Cesar, Cuna de Compositores, nos espera para disfrutar de su Festival. La capacidad de organización y gestión Teo Manjarrés, y la amabilidad de los sanjuaneros, garantizan el éxito. Si no nos vemos allá es porque usted no fue o no me conoce. ¡Están todos  invitados!
[email protected]

Columnista
6 diciembre, 2010

La desleal y arriesgada lucha por el poder

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Mendoza S.

Visión Universal Por: Luis Mendoza Sierra La hipocresía de esta sociedad ha desbordado hasta la fantasía y perforado la esperanza de encontrar remedio a la inversión de los valores de esta humanidad en la que la perversidad marca, con desconcertante frecuencia, las palabras y los actos, y quizás, el pensamiento de la mayoría de la […]


Visión Universal

Por: Luis Mendoza Sierra
La hipocresía de esta sociedad ha desbordado hasta la fantasía y perforado la esperanza de encontrar remedio a la inversión de los valores de esta humanidad en la que la perversidad marca, con desconcertante frecuencia, las palabras y los actos, y quizás, el pensamiento de la mayoría de la gente.
Ese desagradable sumario de comportamientos cicateros es mucho más visible en la actividad política, en las campañas políticas, para mejor decir. La atávica  lucha por el poder político y por el económico, enfrenta al hombre con el hombre, sin Dios ni ley, ni mucho menos, conmiseración.
El advenimiento de un año electoral debiera anunciarnos un escenario de lucha por el bien colectivo, ideas innovadoras, controversias sanas, creatividad de marketing, pertinencia y viabilidad de propuestas, como candidatos de extraordinarias cualidades personales y profesionales, profunda sensibilidad social y una sólida visión universal.
Increíblemente, el comportamiento electoral de los ciudadanos revela gran desinterés por asuntos trascendentales como las propuestas. Para colmo, la miserable forma de vida de la gran mayoría de los ciudadanos de este país y, por tanto, de nuestra tierra, conducen a que la gente se interese mucho más por resolver asuntos individuales del día a día, antes que aquellos de fondo y que privilegien el bien común.
Candidatos y partidos le juegan bien al asunto. El interés por el voto, que finalmente es el que da el triunfo, no entiende razones ni consideraciones. A lo Maquiavelo, aspirantes y descaradamente, representantes de gobiernos, ante la mirada indiferente de organismos de control, se aprovechan del hambre, el desempleo, la indefensión y hasta la debilidad mental del necesitado, para inducirlo por el camino que alimenta la ambición de poder y de dinero para unos pocos.
Si en la vida normal de la sociedad son pocos los amigos. Si en el trasegar rutinario del ser humano, no hay amigos, en la política sí que es verdad: son una quimera. En este campo es muy común que quien hoy dialogue, se aproxime o acuerde con alguien, en el siguiente escenario, es muy probable que se aproveche de argumentos, comentarios y posiciones confidenciales  para sacar ventajas personales o de partido.
Si las descalificaciones hirientes y la hostilidad frecuenta la lengua y los actos de los hombres y la precariedad de los valores es notable en días normales, en campaña política las buenas maneras, el buen decir y la consideración, tienden a volverse verdaderos rudimentos del comportamiento humano.
Un pacto tácito, o expreso, si lo quieren, de partidos, candidatos y líderes de opinión de las campañas políticas, en el sentido de renunciar a los agravios, las calumnias y al ultraje personal, le haría muchísimo bien al proceso que se avecina. Los medios masivos de comunicación son piezas clave en este propósito, cuyo reto es mayor por la profunda connotación que tiene la responsabilidad social, desdeñada a veces por lengüisueltos que se mimetizan en  “el interés común”, suena hermoso, las conveniencias personales o de los amos.
Me irrita, lo admito, que las tertulias de hoy, en las que participan connotados líderes y politólogos, se enrruten por  definir el dinero, el poder de la contratación y de la intimidación, como factores definitivos en las próximas elecciones. Presagian, de paso, un escenario de campaña hostil e incivilizado, atribuible a sectores afectos al poder para no destetarse y, a otros, que por llegar, actuarían en complicidad con el maquiavelismo, que no respetando ni ética ni moral, acepta que el fin justifica los medios.
Quienes defendemos la democracia, la libertad y el imperio de la ley, estaremos atentos  para aportar lo que esté de nuestra parte para apalancar un ambiente civilizado, lo cual no significa renunciar a decir la verdad o hacer la crítica sana.
Cuando no se pueda decir la verdad y/o desaparezca la libertad de expresión, como ocurrió en el pasado reciente de la región, es mejor camino colgar la pluma y el micrófono, que el sepulcro, o volver a ser errantes, a no ser, y ahí si peor, tener que decir sólo lo que los demás quieren oír y permitan que se oiga.

SABLAZO

San Juan del Cesar, Cuna de Compositores, nos espera para disfrutar de su Festival. La capacidad de organización y gestión Teo Manjarrés, y la amabilidad de los sanjuaneros, garantizan el éxito. Si no nos vemos allá es porque usted no fue o no me conoce. ¡Están todos  invitados!
[email protected]