Por: JACOBO SOLANO CERCHIARO En este país se habla mucho de corrupción y todos nos quejamos, incluso sindicamos ciertos sectores como los más corruptos, pero la verdad es que este mal está en toda nuestra sociedad y ha alcanzado un carácter estructural. Las proporciones según la Organización Transparencia Internacional, en una escala ascendente en la […]
Por: JACOBO SOLANO CERCHIARO
En este país se habla mucho de corrupción y todos nos quejamos, incluso sindicamos ciertos sectores como los más corruptos, pero la verdad es que este mal está en toda nuestra sociedad y ha alcanzado un carácter estructural. Las proporciones según la Organización Transparencia Internacional, en una escala ascendente en la que 0 corresponde a países muy corruptos y 100 a muy limpios, Colombia alcanzó una calificación de 36 puntos, quedando en el puesto 20 del hemisferio y en el sexto entre los 12 países de América Latina por debajo de Brasil, Cuba, Perú, Panamá, Jamaica, El Salvador y Surinam. A nivel mundial, es más triste, de 176 países evaluados, nos encontramos en el lugar 94. Efectivamente nuestro país es bello con dos océanos, mucha alegría y calidez, paisajes maravillosos, pero en gran mayoria somos corruptos, y ese sí que es un cáncer que no permite avanzar, sino lo abordamos de frente y con carácter.
En Colombia, hay corruptos de todo tipo: De clase alta, como los Hermanos Nule; que se robaron media Bogotá sin despeinarse. Pero también los hay de clase baja como el DMG. Alcaldes, desde la más rancia y elitista clase bogotana como Samuel Moreno, nieto de ex presidente, hasta los más plebeyos como Monchi Díaz, ex alcalde de Chiriguaná, que está huyendo de la justicia. Sin embargo, nos equivocamos si pensamos que la corrupción es exclusiva del sector público; en la empresa privada tambien hay corruptos, como los ejecutivos de Inverbolsa, Saludcoop o algunas multinacionales que pagan cuantiosas sumas solo para que se les prorrogue una licencia ambiental. ¿Qué diferencia hay entre un guardián que se deja comprar para que el detenido llame por celular y el juez que dicta una sentencia amañada? Ninguna. Lo mismo que cuando en la iglesia, el pastor o sacerdote le exigen a sus fieles recursos para no quemarse en las llamas del infierno ¡por Dios!. De esta ola corrupta no se salvan las altas cortes, algunos magistrados, que debían dar ejemplo, nombran por dos meses únicamente para que otros se beneficien de pensiones exorbitantes ¿será que eso no es corrupción? O cuando la rama judicial hace un paro buscando una justa nivelación salarial, pero termina convertido en una mafia, y lo levantan para cobrar la prima y las vacaciones, y después seguir parados perjudicando al país. Y aunque creemos que solo la clase política es corrupta, también es corrupto el periodista que pide plata por hablar o escribir bien de alguien, o aquella ama de casa que se camufla en el Sisben sin necesitarlo porque es de otro estrato o cuando vendemos el voto por un pastel o unos cuantos pesos que no solucionan nada, más que deteriorar nuestra dignidad.
¿Pero por qué hay corrupción? Esto viene desde la conquista, cuando llegó lo peorcito de España a nuestros dominios y nos enseñaron como no se deben hacer las cosas. Tampoco hay conciencia colectiva que permita trabajar por el bien común en una sociedad de avivatos. Pero la principal causa es que no hay justicia y existen unos niveles altísimos de impunidad que aviva la llama de la corrupción.
Twitter:@JACOBOSOLANOC
Por: JACOBO SOLANO CERCHIARO En este país se habla mucho de corrupción y todos nos quejamos, incluso sindicamos ciertos sectores como los más corruptos, pero la verdad es que este mal está en toda nuestra sociedad y ha alcanzado un carácter estructural. Las proporciones según la Organización Transparencia Internacional, en una escala ascendente en la […]
Por: JACOBO SOLANO CERCHIARO
En este país se habla mucho de corrupción y todos nos quejamos, incluso sindicamos ciertos sectores como los más corruptos, pero la verdad es que este mal está en toda nuestra sociedad y ha alcanzado un carácter estructural. Las proporciones según la Organización Transparencia Internacional, en una escala ascendente en la que 0 corresponde a países muy corruptos y 100 a muy limpios, Colombia alcanzó una calificación de 36 puntos, quedando en el puesto 20 del hemisferio y en el sexto entre los 12 países de América Latina por debajo de Brasil, Cuba, Perú, Panamá, Jamaica, El Salvador y Surinam. A nivel mundial, es más triste, de 176 países evaluados, nos encontramos en el lugar 94. Efectivamente nuestro país es bello con dos océanos, mucha alegría y calidez, paisajes maravillosos, pero en gran mayoria somos corruptos, y ese sí que es un cáncer que no permite avanzar, sino lo abordamos de frente y con carácter.
En Colombia, hay corruptos de todo tipo: De clase alta, como los Hermanos Nule; que se robaron media Bogotá sin despeinarse. Pero también los hay de clase baja como el DMG. Alcaldes, desde la más rancia y elitista clase bogotana como Samuel Moreno, nieto de ex presidente, hasta los más plebeyos como Monchi Díaz, ex alcalde de Chiriguaná, que está huyendo de la justicia. Sin embargo, nos equivocamos si pensamos que la corrupción es exclusiva del sector público; en la empresa privada tambien hay corruptos, como los ejecutivos de Inverbolsa, Saludcoop o algunas multinacionales que pagan cuantiosas sumas solo para que se les prorrogue una licencia ambiental. ¿Qué diferencia hay entre un guardián que se deja comprar para que el detenido llame por celular y el juez que dicta una sentencia amañada? Ninguna. Lo mismo que cuando en la iglesia, el pastor o sacerdote le exigen a sus fieles recursos para no quemarse en las llamas del infierno ¡por Dios!. De esta ola corrupta no se salvan las altas cortes, algunos magistrados, que debían dar ejemplo, nombran por dos meses únicamente para que otros se beneficien de pensiones exorbitantes ¿será que eso no es corrupción? O cuando la rama judicial hace un paro buscando una justa nivelación salarial, pero termina convertido en una mafia, y lo levantan para cobrar la prima y las vacaciones, y después seguir parados perjudicando al país. Y aunque creemos que solo la clase política es corrupta, también es corrupto el periodista que pide plata por hablar o escribir bien de alguien, o aquella ama de casa que se camufla en el Sisben sin necesitarlo porque es de otro estrato o cuando vendemos el voto por un pastel o unos cuantos pesos que no solucionan nada, más que deteriorar nuestra dignidad.
¿Pero por qué hay corrupción? Esto viene desde la conquista, cuando llegó lo peorcito de España a nuestros dominios y nos enseñaron como no se deben hacer las cosas. Tampoco hay conciencia colectiva que permita trabajar por el bien común en una sociedad de avivatos. Pero la principal causa es que no hay justicia y existen unos niveles altísimos de impunidad que aviva la llama de la corrupción.
Twitter:@JACOBOSOLANOC