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Columnista - 14 septiembre, 2011

La celebración del día nacional de los Derechos Humanos

Por Luis Rafael Nieto Pardo Defensor público El pasado 9 de septiembre se llevó a cabo la celebración del Día Nacional de Los Derechos Humanos que, como es poco sabido, tienen su inspiración en la labor humanitaria desarrollada por San Pedro Claver por toda la labor desarrollada en pro de los esclavos negros en el […]

Por Luis Rafael Nieto Pardo

Defensor público

El pasado 9 de septiembre se llevó a cabo la celebración del Día Nacional de Los Derechos Humanos que, como es poco sabido, tienen su inspiración en la labor humanitaria desarrollada por San Pedro Claver por toda la labor desarrollada en pro de los esclavos negros en el transcurso de la primera mitad del siglo XVIII, cuando se dieron los primeros augurios de un trato más humano y “proteccionista” para estos menesterosos de justicia, pues fue la época en que varió un poco la situación de desamparo jurídico del esclavo y el carácter punitivo de la Legislación, ya que fue expedido una especie de semanario instructivo o código negrero que, como dije antes, tenía un tono más humanitario y con visos de protección.  Por lo menos se estableció un protector de esclavos y exigencias de doctrinas, buen trato, alimentación y vivienda decentes, fueron continuas, y más aun se previeron penas y multas para los amos, y los cabildos y audiencias abundaron en legislación para contener las atrocidades de los amos.
Muy a pesar de las nuevas políticas de la Corona, con tal legislación no varió esencialmente la situación del esclavo, pero si se atenuaron algunos excesos;  luego vino la cristianización con la Iglesia a la cabeza, y en particular algunos miembros del clero y ordenes religiosas como los Jesuitas, que aun, aceptando la institución de la esclavitud, procuraron por muchos medios un tratamiento humanitario de parte de los amos ,aunque la preocupación fundamental fue la cristianización y la salvación del alma del esclavo.
Aquella labor se les facilitó en parte a los Jesuitas misioneros Alonso de Sandoval y su discípulo el padre Pedro Claver, que se dedicaron a atender las armazones en Cartagena de Indias, es decir administrar a los negros lo que se llamó coloquialmente “pasto espiritual”.
Dicho lo anterior, y haciendo honor al tema de la columna y para contribuir con nuestro pequeño aporte a la celebración de tan memorable fecha, traeremos a colación algunos apartes del preámbulo escrito por el recordado ex defensor del pueblo, doctor Eduardo Cifuentes Muñoz, en uno de los folletos de la Red de Promotores de Derechos Humanos, concretamente en el titulado “El derecho a la vida”, publicado por la Defensoría del Pueblo en el año 2.001, tema del cual extraemos lo siguiente:
“Los Derechos Humanos son la más importante conquista de la humanidad.  Ningún otro descubrimiento, ningún otro resultado del ingenio o la creatividad humana es más noble, más notable, más hermoso y más importante para hombres y mujeres que el catálogo simple de aquellos derechos que no nos pueden ser arrebatados por nadie y que nos tienen que ser respetados por todos.  En efecto, los Derechos Humanos, consagrados hoy en múltiples textos de derecho internacional y en todas las constituciones democráticas del mundo, son necesarios para que la comunidad política pueda ser una comunidad realmente justa y civilizada.  Allí donde no hay conciencia de los Derechos Humanos, donde se cree que son meras formulaciones retóricas  que el poder puede acomodar a su antojo, las mujeres y hombres están desvalidos, inermes, frente a la injusticia y el atropello”.
En Colombia, don Antonio Nariño tradujo al castellano la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano.  Se proponía Nariño que todos pudiéramos leer un texto que proclamaba el respeto de los derechos de las personas, como condición necesaria para que la sociedad fuera justa y el poder legítimo.  Señaló entonces, que era indispensable que las leyes y las conductas de las gentes respetaran la vida humana, la integridad personal, la libertad y la igualdad de todos los hombres y mujeres.  Esos elementales ideales llevaron a Antonio Nariño a la cárcel y a muchos de sus defensores a la marginación, al exilio o a la muerte.
Sin embargo, siempre habrá seres humanos con el coraje y la solidaridad suficiente para insistir en que este país tiene derecho a darse una oportunidad desde los derechos humanos, y esas personas tienen que saber que la Defensoría del Pueblo está de su lado.  Que tenemos derecho a vivir en una sociedad en la que se respeten nuestros derechos y nuestra dignidad como personas”.

[email protected]

Columnista
14 septiembre, 2011

La celebración del día nacional de los Derechos Humanos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Rafael Nieto Pardo

Por Luis Rafael Nieto Pardo Defensor público El pasado 9 de septiembre se llevó a cabo la celebración del Día Nacional de Los Derechos Humanos que, como es poco sabido, tienen su inspiración en la labor humanitaria desarrollada por San Pedro Claver por toda la labor desarrollada en pro de los esclavos negros en el […]


Por Luis Rafael Nieto Pardo

Defensor público

El pasado 9 de septiembre se llevó a cabo la celebración del Día Nacional de Los Derechos Humanos que, como es poco sabido, tienen su inspiración en la labor humanitaria desarrollada por San Pedro Claver por toda la labor desarrollada en pro de los esclavos negros en el transcurso de la primera mitad del siglo XVIII, cuando se dieron los primeros augurios de un trato más humano y “proteccionista” para estos menesterosos de justicia, pues fue la época en que varió un poco la situación de desamparo jurídico del esclavo y el carácter punitivo de la Legislación, ya que fue expedido una especie de semanario instructivo o código negrero que, como dije antes, tenía un tono más humanitario y con visos de protección.  Por lo menos se estableció un protector de esclavos y exigencias de doctrinas, buen trato, alimentación y vivienda decentes, fueron continuas, y más aun se previeron penas y multas para los amos, y los cabildos y audiencias abundaron en legislación para contener las atrocidades de los amos.
Muy a pesar de las nuevas políticas de la Corona, con tal legislación no varió esencialmente la situación del esclavo, pero si se atenuaron algunos excesos;  luego vino la cristianización con la Iglesia a la cabeza, y en particular algunos miembros del clero y ordenes religiosas como los Jesuitas, que aun, aceptando la institución de la esclavitud, procuraron por muchos medios un tratamiento humanitario de parte de los amos ,aunque la preocupación fundamental fue la cristianización y la salvación del alma del esclavo.
Aquella labor se les facilitó en parte a los Jesuitas misioneros Alonso de Sandoval y su discípulo el padre Pedro Claver, que se dedicaron a atender las armazones en Cartagena de Indias, es decir administrar a los negros lo que se llamó coloquialmente “pasto espiritual”.
Dicho lo anterior, y haciendo honor al tema de la columna y para contribuir con nuestro pequeño aporte a la celebración de tan memorable fecha, traeremos a colación algunos apartes del preámbulo escrito por el recordado ex defensor del pueblo, doctor Eduardo Cifuentes Muñoz, en uno de los folletos de la Red de Promotores de Derechos Humanos, concretamente en el titulado “El derecho a la vida”, publicado por la Defensoría del Pueblo en el año 2.001, tema del cual extraemos lo siguiente:
“Los Derechos Humanos son la más importante conquista de la humanidad.  Ningún otro descubrimiento, ningún otro resultado del ingenio o la creatividad humana es más noble, más notable, más hermoso y más importante para hombres y mujeres que el catálogo simple de aquellos derechos que no nos pueden ser arrebatados por nadie y que nos tienen que ser respetados por todos.  En efecto, los Derechos Humanos, consagrados hoy en múltiples textos de derecho internacional y en todas las constituciones democráticas del mundo, son necesarios para que la comunidad política pueda ser una comunidad realmente justa y civilizada.  Allí donde no hay conciencia de los Derechos Humanos, donde se cree que son meras formulaciones retóricas  que el poder puede acomodar a su antojo, las mujeres y hombres están desvalidos, inermes, frente a la injusticia y el atropello”.
En Colombia, don Antonio Nariño tradujo al castellano la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano.  Se proponía Nariño que todos pudiéramos leer un texto que proclamaba el respeto de los derechos de las personas, como condición necesaria para que la sociedad fuera justa y el poder legítimo.  Señaló entonces, que era indispensable que las leyes y las conductas de las gentes respetaran la vida humana, la integridad personal, la libertad y la igualdad de todos los hombres y mujeres.  Esos elementales ideales llevaron a Antonio Nariño a la cárcel y a muchos de sus defensores a la marginación, al exilio o a la muerte.
Sin embargo, siempre habrá seres humanos con el coraje y la solidaridad suficiente para insistir en que este país tiene derecho a darse una oportunidad desde los derechos humanos, y esas personas tienen que saber que la Defensoría del Pueblo está de su lado.  Que tenemos derecho a vivir en una sociedad en la que se respeten nuestros derechos y nuestra dignidad como personas”.

[email protected]