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Columnista - 2 febrero, 2011

La caudalosa ruta del Medio Oriente y África

Por: Basilio Padilla Algunos editoriales de la prensa y la radio aplauden la situación presente de Egipto y la rebeldía de miles de ciudadanos ante la dictadura de Hosni Mubarak. Esta revolución, especialmente de miles de jóvenes, está llena de espinas para el futuro de la región y el mundo. Aparentemente muy inocente, pero detrás […]

Por: Basilio Padilla

Algunos editoriales de la prensa y la radio aplauden la situación presente de Egipto y la rebeldía de miles de ciudadanos ante la dictadura de Hosni Mubarak. Esta revolución, especialmente de miles de jóvenes, está llena de espinas para el futuro de la región y el mundo. Aparentemente muy inocente, pero detrás de todo esto, hay pulpos que se asoman a la ventana y ven la gran oportunidad de otro bastión del ala radical musulmana. No tengo nada en contra de esta religión, pero me preocupan los brotes de terrorismo que hoy por hoy han tomado la vida de miles de personas inocentes, que no han tenido nada que ver con estos conflictos.
A la mente viene el mismo proceso que sucedió en Irán, después que el Sha, Muhammad Reza Pehlevi, salió al exilio el 19 de Enero de 1979. Lo que apareció como una revolución democrática resulto en la imposición de uno de los regímenes más temidos de la región, con el Ayatollah khomeini, y una estricta adherencia a la religión musulmana. Se acabaron todas las libertades, el país cerró sus fronteras y a los países de Occidente se les califico como culturas decadentes y maquiavélicas. El problema es muy  sencillo: las revoluciones estudiantiles y de jóvenes carecen de la agudeza y la inteligencia  para después afrontar a estas viejas corrientes bien establecidas y con los objetivos claros de fijar sus formas de vida y parecer a todos los países.
Este mismo proceso tuvo lugar en Afganistán después de la guerra con los rusos, donde los llamados “Mujahideen” que salieron victoriosos con la ayuda misma de los E. U., para después establecer un régimen tiránico, durante las administraciones de Jimmy Carter y Ronald Reagan. De hecho Osama Bin Laden era parte de este  esfuerzo de los llamados “luchadores por la libertad” que eran muy bien entrenados por la CIA, que también les facilitaba los medios que eventualmente los llevó a derrotar a los rusos.
La gran preocupación es el nivel de fanatismo que conllevan estos grupos, con las diarias inmolaciones de individuos que llegan donde hay agrupaciones de gentes y allí activan el mecanismo de las bombas que sólo dejan cuerpos y sangre por todas partes. Si es cierto que todos estos países añoran tener mayores grados de libertad y libre expresión, pero la forma de llegar a estas metas deben ser iniciadas por los mismos gobernantes, dándole a la gente mayores poderes y luchando en contra de la pobreza, que se encuentra en medio de tanta opulencia y tanto dinero de petróleo.
Siguen en esta lista los países de Libia y Arabia Saudita y Argelia, que también profesan regímenes que han estado en el poder por  muchos  años y que eventualmente sufrirán el mismo destino, al menos que realicen verdaderas reformas democráticas, elecciones libres y mayores libertades, sobre todo a las mujeres que solo son consideradas vehículos de conveniencia para sus maridos y de hecho ni se les permite destaparse la cabeza.
La lucha será larga y todo esto ha creado un ambiente de tensión y ansiedad en todos los países occidentales. Rusia, que se creía invulnerable por sus buenas  relaciones con todos los países árabes, comienza a sentir el peso del terrorismo, como el reciente atentado en el aeropuerto en Moscú, donde murieron más de 35 personas inocentes. Esta situación ha causado gastos enormes de seguridad en todas partes y lo han hecho difícil para todos los ciudadanos del mundo poder viajar de un lugar a otro. El mundo podríamos decir es un lugar mucho más complicado de lo que era hace 40 años y con las posibilidades de ponerse peor.

[email protected]

Columnista
2 febrero, 2011

La caudalosa ruta del Medio Oriente y África

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Basilio Padilla

Por: Basilio Padilla Algunos editoriales de la prensa y la radio aplauden la situación presente de Egipto y la rebeldía de miles de ciudadanos ante la dictadura de Hosni Mubarak. Esta revolución, especialmente de miles de jóvenes, está llena de espinas para el futuro de la región y el mundo. Aparentemente muy inocente, pero detrás […]


Por: Basilio Padilla

Algunos editoriales de la prensa y la radio aplauden la situación presente de Egipto y la rebeldía de miles de ciudadanos ante la dictadura de Hosni Mubarak. Esta revolución, especialmente de miles de jóvenes, está llena de espinas para el futuro de la región y el mundo. Aparentemente muy inocente, pero detrás de todo esto, hay pulpos que se asoman a la ventana y ven la gran oportunidad de otro bastión del ala radical musulmana. No tengo nada en contra de esta religión, pero me preocupan los brotes de terrorismo que hoy por hoy han tomado la vida de miles de personas inocentes, que no han tenido nada que ver con estos conflictos.
A la mente viene el mismo proceso que sucedió en Irán, después que el Sha, Muhammad Reza Pehlevi, salió al exilio el 19 de Enero de 1979. Lo que apareció como una revolución democrática resulto en la imposición de uno de los regímenes más temidos de la región, con el Ayatollah khomeini, y una estricta adherencia a la religión musulmana. Se acabaron todas las libertades, el país cerró sus fronteras y a los países de Occidente se les califico como culturas decadentes y maquiavélicas. El problema es muy  sencillo: las revoluciones estudiantiles y de jóvenes carecen de la agudeza y la inteligencia  para después afrontar a estas viejas corrientes bien establecidas y con los objetivos claros de fijar sus formas de vida y parecer a todos los países.
Este mismo proceso tuvo lugar en Afganistán después de la guerra con los rusos, donde los llamados “Mujahideen” que salieron victoriosos con la ayuda misma de los E. U., para después establecer un régimen tiránico, durante las administraciones de Jimmy Carter y Ronald Reagan. De hecho Osama Bin Laden era parte de este  esfuerzo de los llamados “luchadores por la libertad” que eran muy bien entrenados por la CIA, que también les facilitaba los medios que eventualmente los llevó a derrotar a los rusos.
La gran preocupación es el nivel de fanatismo que conllevan estos grupos, con las diarias inmolaciones de individuos que llegan donde hay agrupaciones de gentes y allí activan el mecanismo de las bombas que sólo dejan cuerpos y sangre por todas partes. Si es cierto que todos estos países añoran tener mayores grados de libertad y libre expresión, pero la forma de llegar a estas metas deben ser iniciadas por los mismos gobernantes, dándole a la gente mayores poderes y luchando en contra de la pobreza, que se encuentra en medio de tanta opulencia y tanto dinero de petróleo.
Siguen en esta lista los países de Libia y Arabia Saudita y Argelia, que también profesan regímenes que han estado en el poder por  muchos  años y que eventualmente sufrirán el mismo destino, al menos que realicen verdaderas reformas democráticas, elecciones libres y mayores libertades, sobre todo a las mujeres que solo son consideradas vehículos de conveniencia para sus maridos y de hecho ni se les permite destaparse la cabeza.
La lucha será larga y todo esto ha creado un ambiente de tensión y ansiedad en todos los países occidentales. Rusia, que se creía invulnerable por sus buenas  relaciones con todos los países árabes, comienza a sentir el peso del terrorismo, como el reciente atentado en el aeropuerto en Moscú, donde murieron más de 35 personas inocentes. Esta situación ha causado gastos enormes de seguridad en todas partes y lo han hecho difícil para todos los ciudadanos del mundo poder viajar de un lugar a otro. El mundo podríamos decir es un lugar mucho más complicado de lo que era hace 40 años y con las posibilidades de ponerse peor.

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