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Columnista - 8 junio, 2024

La capacidad de moldearnos

“Si no cambias el rumbo llegarás exactamente al lugar hacia donde te diriges”. Las personas nacemos como un diamante en bruto, con la diferencia que somos seres pensantes y temperamentales. El diamante no es un ser vivo, por lo tanto carece de emociones, de racionalidad, ni siquiera puede escoger  si se queda en la profundidad […]

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“Si no cambias el rumbo llegarás exactamente al lugar hacia donde te diriges”.

Las personas nacemos como un diamante en bruto, con la diferencia que somos seres pensantes y temperamentales. El diamante no es un ser vivo, por lo tanto carece de emociones, de racionalidad, ni siquiera puede escoger  si se queda en la profundidad de la tierra, donde carece, a propósito de la paradoja Smithiana, absolutamente de valor de uso y de cambio. O sale de esas profundidades sustraído por el hombre, para que este  lo transforme, entonces tendrá un valor de cambio que determinará su precio. 

A diferencia del diamante, las personas nacemos racionales, pensantes, con cinco sentidos, con todas las posibilidades de vivir la vida dándole un orden, una buena orientación y, aquellas acciones  comportamentales limitantes, negativas,  que vamos acopiando por cualquier circunstancia en el  acontecer de esta vida terrenal y que nos convierten en individuos tóxicos, adictos al placer de hacer infelices a ‘Raimundo y todo el mundo’, circunstancias que no nos permiten darle equilibrio y armonía a nuestra existencia, podemos superarlas haciendo uso de nuestra condición de racionalidad, de sensatez, de humildad, de humanidad, de solidaridad, de justicia y de todas esas condiciones que no solo nos diferencian del diamante y que califican el talante de las personas como miembros de una sociedad, que cada vez más requiere que sus integrantes adoptemos absolutamente y sin ninguna reserva todo lo que se desprenda de nuestra condición humana y que nos permitan coadyuvar en el nivel de bienestar social de nuestros congéneres.

Vivir la vida no es soplar y hacer botella. Vivir la vida es tener un objeto, un proyecto de vida, es tener una misión, no podemos andar viviendo la

vida a la deriva, dejando al azar nuestras responsabilidades y a las malas influencias que nos moldeen como personas. Pertinente  la reflexión de Pepe Mujica con respecto a la vida:  “La vida se va y se escapa minuto a minuto y no podemos ir al supermercado a comprar vida, entonces lucha por vivirla, por darle contenido”,  sigue diciendo Mujica: “La diferencia de la vida humana a las otras formas de vida es que tú le puedes dar una orientación a tu vida, tú puedes ser el autor del camino de tu propia vida, nada vale más que la vida, luchen por la felicidad y la felicidad es darle rumbo y contenido a la vida, no dejar que te la roben”. 

El sentido de la vida está ligado al respeto por la dignidad humana y a sobreponerse de las conductas tóxicas, esas que se vuelven repetitivas, cíclicas y que nos deprecian como personas. Claro, que podemos replantear nuestras vidas cuando no vamos en la dirección adecuada y podemos comenzar haciendo el ejercicio desde la familia, así como lo hizo José desde el antiguo testamento, admirable su capacidad de resistir, de reponerse a las adversidades de la vida y recomponer las relaciones familiares, con humildad, sin arrogancia y perdonando.

Manuel de Jesús Barrios Gil 

Columnista
8 junio, 2024

La capacidad de moldearnos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Manuel Manuel Barrios Gil

“Si no cambias el rumbo llegarás exactamente al lugar hacia donde te diriges”. Las personas nacemos como un diamante en bruto, con la diferencia que somos seres pensantes y temperamentales. El diamante no es un ser vivo, por lo tanto carece de emociones, de racionalidad, ni siquiera puede escoger  si se queda en la profundidad […]


“Si no cambias el rumbo llegarás exactamente al lugar hacia donde te diriges”.

Las personas nacemos como un diamante en bruto, con la diferencia que somos seres pensantes y temperamentales. El diamante no es un ser vivo, por lo tanto carece de emociones, de racionalidad, ni siquiera puede escoger  si se queda en la profundidad de la tierra, donde carece, a propósito de la paradoja Smithiana, absolutamente de valor de uso y de cambio. O sale de esas profundidades sustraído por el hombre, para que este  lo transforme, entonces tendrá un valor de cambio que determinará su precio. 

A diferencia del diamante, las personas nacemos racionales, pensantes, con cinco sentidos, con todas las posibilidades de vivir la vida dándole un orden, una buena orientación y, aquellas acciones  comportamentales limitantes, negativas,  que vamos acopiando por cualquier circunstancia en el  acontecer de esta vida terrenal y que nos convierten en individuos tóxicos, adictos al placer de hacer infelices a ‘Raimundo y todo el mundo’, circunstancias que no nos permiten darle equilibrio y armonía a nuestra existencia, podemos superarlas haciendo uso de nuestra condición de racionalidad, de sensatez, de humildad, de humanidad, de solidaridad, de justicia y de todas esas condiciones que no solo nos diferencian del diamante y que califican el talante de las personas como miembros de una sociedad, que cada vez más requiere que sus integrantes adoptemos absolutamente y sin ninguna reserva todo lo que se desprenda de nuestra condición humana y que nos permitan coadyuvar en el nivel de bienestar social de nuestros congéneres.

Vivir la vida no es soplar y hacer botella. Vivir la vida es tener un objeto, un proyecto de vida, es tener una misión, no podemos andar viviendo la

vida a la deriva, dejando al azar nuestras responsabilidades y a las malas influencias que nos moldeen como personas. Pertinente  la reflexión de Pepe Mujica con respecto a la vida:  “La vida se va y se escapa minuto a minuto y no podemos ir al supermercado a comprar vida, entonces lucha por vivirla, por darle contenido”,  sigue diciendo Mujica: “La diferencia de la vida humana a las otras formas de vida es que tú le puedes dar una orientación a tu vida, tú puedes ser el autor del camino de tu propia vida, nada vale más que la vida, luchen por la felicidad y la felicidad es darle rumbo y contenido a la vida, no dejar que te la roben”. 

El sentido de la vida está ligado al respeto por la dignidad humana y a sobreponerse de las conductas tóxicas, esas que se vuelven repetitivas, cíclicas y que nos deprecian como personas. Claro, que podemos replantear nuestras vidas cuando no vamos en la dirección adecuada y podemos comenzar haciendo el ejercicio desde la familia, así como lo hizo José desde el antiguo testamento, admirable su capacidad de resistir, de reponerse a las adversidades de la vida y recomponer las relaciones familiares, con humildad, sin arrogancia y perdonando.

Manuel de Jesús Barrios Gil