Por: Carlos Guillermo Ramírez En definitiva, muchos de los Colombianos no saben sobre los problemas sociales que se padecen en este país, mas allá de la violencia y de la inseguridad en las calles y todo, gracias tal vez a una decisión equivocada, aun voto desafortunado y por ende, a una mala elección. En este […]
Por: Carlos Guillermo Ramírez
En definitiva, muchos de los Colombianos no saben sobre los problemas sociales que se padecen en este país, mas allá de la violencia y de la inseguridad en las calles y todo, gracias tal vez a una decisión equivocada, aun voto desafortunado y por ende, a una mala elección.
En este sentido, es muy posible que en los próximos cuatro años a muchos funcionarios se les supriman los cargos, que se aumente más la edad para pensionarse, que se desmonten los subsidios de las familias en acción, que a mucha gente se le esfume la aspiración de llegar a tener una vivienda digna, que se incremente la deserción escolar, que suba la tasa de analfabetismo, que se desmonten los desayunos y almuerzos escolares, que los problemas de la salud se agudicen, que el incremento del salario mínimo cada vez sea más ínfimo y que se aumente la pobreza. etc. Pues estas son las reflexiones que se deberían hacer al momento de acudir a las urnas, pero creería que en medio de la pobreza y la miseria no existe libertad para pensar de esta manera, ni mucho menos para elegir bien.
Para nadie es un secreto quemuchas regiones y sectores en nuestro país, sobreviven por la misericordia de Dios y su prioridad no es desde luego, elegir bien, sino que se les resuelva alguna prioridad doméstica. Nada les importa un buen o mal discurso político, para ellos da lo mismo; como tampoco asimilan los conceptos de democracia y participación.
En estos sectores, el discurso se reduce a acciones inmediatas como (mercados, formulas médica, pago de servicios públicos, útiles escolares). En suma, en medio de la pobreza y la miseria no tiene cabida el voto de opinión. Situación de la que se aprovechan muchos políticos, quienes con su poderosa fuerzaeconómica se les hace fácil atar su poder electoral sobre las necesidades de estas poblaciones desvalidas y desprotegidas, valiéndose de su estado de necesidad y de su ignorancia para doblegar a ese electorado y corromperlo conpromesas de trabajo, subsidios de vivienda, inscripción el Sisbén, libretas militares, láminas de cinc, bolsas de cemento, incluso con la entrega de dinero en efectivo que a duras penas solo alcanzaría para resolver la necesidad de estómago de un día; como quien dice una verdadera cacharrería.
A decir verdad, así transcurren las fiestas electorales en nuestro sistema democrático, en una fiesta del chantaje, donde los aspirantes a cargos de elección popular se convierten en unos cazadores de sectores pobres y arruinados; donde les queda fácil montar la cacharrería de compraventa de votos, dependiendo de la demanda o necesidad del desprevino e incauto elector.
De este tipo de comercio, sí es que saben quienes aspiran a ser senadores y representantes o quienes ya han sido elegidos; ellos saben que el negocio de la cacharrería sí se cuenta con unos buenosagentes comerciales o impulsadores de negocios, como los concejales, diputados, alcaldes y gobernadores, es muy próspero y que hasta pueden montar sucursales en diferentes localidades. De todas maneras, quienes disentimos de estas prácticas indignas, seguiremos hacia la apuesta de un proyecto democrático ético, donde el voto de opinión y consiente, libere al pueblo de esos viejos trueques, pero sobre todo, de la hipoteca política y las servidumbres de la mentira y del chantaje en época electoral.
Por: Carlos Guillermo Ramírez En definitiva, muchos de los Colombianos no saben sobre los problemas sociales que se padecen en este país, mas allá de la violencia y de la inseguridad en las calles y todo, gracias tal vez a una decisión equivocada, aun voto desafortunado y por ende, a una mala elección. En este […]
Por: Carlos Guillermo Ramírez
En definitiva, muchos de los Colombianos no saben sobre los problemas sociales que se padecen en este país, mas allá de la violencia y de la inseguridad en las calles y todo, gracias tal vez a una decisión equivocada, aun voto desafortunado y por ende, a una mala elección.
En este sentido, es muy posible que en los próximos cuatro años a muchos funcionarios se les supriman los cargos, que se aumente más la edad para pensionarse, que se desmonten los subsidios de las familias en acción, que a mucha gente se le esfume la aspiración de llegar a tener una vivienda digna, que se incremente la deserción escolar, que suba la tasa de analfabetismo, que se desmonten los desayunos y almuerzos escolares, que los problemas de la salud se agudicen, que el incremento del salario mínimo cada vez sea más ínfimo y que se aumente la pobreza. etc. Pues estas son las reflexiones que se deberían hacer al momento de acudir a las urnas, pero creería que en medio de la pobreza y la miseria no existe libertad para pensar de esta manera, ni mucho menos para elegir bien.
Para nadie es un secreto quemuchas regiones y sectores en nuestro país, sobreviven por la misericordia de Dios y su prioridad no es desde luego, elegir bien, sino que se les resuelva alguna prioridad doméstica. Nada les importa un buen o mal discurso político, para ellos da lo mismo; como tampoco asimilan los conceptos de democracia y participación.
En estos sectores, el discurso se reduce a acciones inmediatas como (mercados, formulas médica, pago de servicios públicos, útiles escolares). En suma, en medio de la pobreza y la miseria no tiene cabida el voto de opinión. Situación de la que se aprovechan muchos políticos, quienes con su poderosa fuerzaeconómica se les hace fácil atar su poder electoral sobre las necesidades de estas poblaciones desvalidas y desprotegidas, valiéndose de su estado de necesidad y de su ignorancia para doblegar a ese electorado y corromperlo conpromesas de trabajo, subsidios de vivienda, inscripción el Sisbén, libretas militares, láminas de cinc, bolsas de cemento, incluso con la entrega de dinero en efectivo que a duras penas solo alcanzaría para resolver la necesidad de estómago de un día; como quien dice una verdadera cacharrería.
A decir verdad, así transcurren las fiestas electorales en nuestro sistema democrático, en una fiesta del chantaje, donde los aspirantes a cargos de elección popular se convierten en unos cazadores de sectores pobres y arruinados; donde les queda fácil montar la cacharrería de compraventa de votos, dependiendo de la demanda o necesidad del desprevino e incauto elector.
De este tipo de comercio, sí es que saben quienes aspiran a ser senadores y representantes o quienes ya han sido elegidos; ellos saben que el negocio de la cacharrería sí se cuenta con unos buenosagentes comerciales o impulsadores de negocios, como los concejales, diputados, alcaldes y gobernadores, es muy próspero y que hasta pueden montar sucursales en diferentes localidades. De todas maneras, quienes disentimos de estas prácticas indignas, seguiremos hacia la apuesta de un proyecto democrático ético, donde el voto de opinión y consiente, libere al pueblo de esos viejos trueques, pero sobre todo, de la hipoteca política y las servidumbres de la mentira y del chantaje en época electoral.