En julio de este año, en La Silla Vacía, el economista Fernando Herrera Araújo resaltó que hay un grupo de departamentos que lo hizo bien entre el 2012 y el 2019. En el Caribe, entre los de buen comportamiento estuvo Córdoba, en cuanto a disminución de la pobreza: “Sería útil para el Gobierno nacional identificar […]
En julio de este año, en La Silla Vacía, el economista Fernando Herrera Araújo resaltó que hay un grupo de departamentos que lo hizo bien entre el 2012 y el 2019. En el Caribe, entre los de buen comportamiento estuvo Córdoba, en cuanto a disminución de la pobreza: “Sería útil para el Gobierno nacional identificar la posibilidad de construir política pública nacional usando los casos exitosos regionales. Ver qué tanto del avance de Córdoba tiene que ver con el desarrollo urbanístico y la inversión pública de Montería”.
Si uno es alcalde de una ciudad intermedia debe buscar ejemplos exitosos de ciudades capitales con similar número de habitantes, incluso con similar número de población que viva en el casco urbano y en la zona rural. Montería, para el 2020, contaba con una población de 505.334 habitantes (según proyecciones de población del DANE), y aunque sean varias las cosas que le faltan como ciudad, viene siendo ejemplo de administración pública con capacidad de gestión. En mayo del 2018, Rodrigo Pardo, en la Revista Semana, para referirse a Montería, señalaba: “La ciudad ha vivido una transformación en la última década que se refleja en todos sus órdenes. Sus estadísticas han mejorado de forma consistente, y su imagen también”.
El cabezazo que dieron las administraciones locales de Montería desde el 2008 está en haber entendido que ser político no es un oficio antónimo de buena administración. Es decir, alcaldes de partidos tradicionales y políticos de oficio, pero que tienen visión de ciudad y entienden de desarrollo urbano. En eso es donde posiblemente está el quid del asunto o cuestión: llegaron jóvenes alcaldes, no ajenos a la política, que no han permitido que sus periodos como alcaldes de Montería los arrollara la política, o peor aún, la politiquería.
A partir del 2008, el estilo de administrar Montería ha dejado una capacidad instalada, en términos de pensar en hacer ciudad y no solo obras aisladas. Los temas de ciudad y de administración pública han partido de la renovación urbana y de lo que debe hacerse en ciudades capitales intermedias. Aunque Córdoba como departamento presentó en el pasado temas sobre los cuales hacer múltiples observaciones en cuanto al manejo de recursos públicos, es innegable el cambio y la transformación que ha mostrado Montería.
Recientemente, el Banco Mundial ha expresado que alrededor del 55 % de la población mundial vive en las ciudades, señalando que el ritmo y la magnitud de la urbanización plantea desafíos, como los de satisfacer la creciente demanda de viviendas asequibles y contar con sistemas de transporte bien conectados y de otros tipos de infraestructuras y servicios básicos. También, es claro que las ciudades desempeñan un papel cada vez más importante en la lucha contra el cambio climático.
El mismo Banco Mundial ha insistido en que lo que una ciudad debe hacer es funcionar bien para las personas que la habitan. Construir ciudades que “funcionen” —que sean inclusivas, saludables, resilientes y sostenibles—, lo cual requiere coordinación normativa intensiva y oportunidades de inversión. Los Gobiernos nacionales y locales desempeñan un rol importante: deben actuar, configurar el desarrollo futuro de las ciudades y crear oportunidades para todas las personas.
Montería ha venido haciendo bien la tarea, eso de oír hablar de la Ronda del Sinú, con sus parques lineales paralelos al río Sinú, con sus ciclorrutas y abundante flora y fauna, no es tanto oírlo y decirlo, es verlo; con metros lineales de zonas verdes; ejemplo de planeación y de un proyecto urbano que transforma ciudad. Quienes conocen el antes y el después de Montería tienen la capacidad de identificar el cambio en infraestructura vial y si uno busca nivel de detalle y datos puntuales, también encuentra que en la red de acueducto y alcantarillado se evidencia cobertura y calidad.
Sorpresa Caribe, así es, ellos son sorpresa Caribe, con el plus que se la creen, eso se llama autoestima. Los monterianos han venido entendiendo que pueden ser referente de cosas que hablen bien de ellos.
En julio de este año, en La Silla Vacía, el economista Fernando Herrera Araújo resaltó que hay un grupo de departamentos que lo hizo bien entre el 2012 y el 2019. En el Caribe, entre los de buen comportamiento estuvo Córdoba, en cuanto a disminución de la pobreza: “Sería útil para el Gobierno nacional identificar […]
En julio de este año, en La Silla Vacía, el economista Fernando Herrera Araújo resaltó que hay un grupo de departamentos que lo hizo bien entre el 2012 y el 2019. En el Caribe, entre los de buen comportamiento estuvo Córdoba, en cuanto a disminución de la pobreza: “Sería útil para el Gobierno nacional identificar la posibilidad de construir política pública nacional usando los casos exitosos regionales. Ver qué tanto del avance de Córdoba tiene que ver con el desarrollo urbanístico y la inversión pública de Montería”.
Si uno es alcalde de una ciudad intermedia debe buscar ejemplos exitosos de ciudades capitales con similar número de habitantes, incluso con similar número de población que viva en el casco urbano y en la zona rural. Montería, para el 2020, contaba con una población de 505.334 habitantes (según proyecciones de población del DANE), y aunque sean varias las cosas que le faltan como ciudad, viene siendo ejemplo de administración pública con capacidad de gestión. En mayo del 2018, Rodrigo Pardo, en la Revista Semana, para referirse a Montería, señalaba: “La ciudad ha vivido una transformación en la última década que se refleja en todos sus órdenes. Sus estadísticas han mejorado de forma consistente, y su imagen también”.
El cabezazo que dieron las administraciones locales de Montería desde el 2008 está en haber entendido que ser político no es un oficio antónimo de buena administración. Es decir, alcaldes de partidos tradicionales y políticos de oficio, pero que tienen visión de ciudad y entienden de desarrollo urbano. En eso es donde posiblemente está el quid del asunto o cuestión: llegaron jóvenes alcaldes, no ajenos a la política, que no han permitido que sus periodos como alcaldes de Montería los arrollara la política, o peor aún, la politiquería.
A partir del 2008, el estilo de administrar Montería ha dejado una capacidad instalada, en términos de pensar en hacer ciudad y no solo obras aisladas. Los temas de ciudad y de administración pública han partido de la renovación urbana y de lo que debe hacerse en ciudades capitales intermedias. Aunque Córdoba como departamento presentó en el pasado temas sobre los cuales hacer múltiples observaciones en cuanto al manejo de recursos públicos, es innegable el cambio y la transformación que ha mostrado Montería.
Recientemente, el Banco Mundial ha expresado que alrededor del 55 % de la población mundial vive en las ciudades, señalando que el ritmo y la magnitud de la urbanización plantea desafíos, como los de satisfacer la creciente demanda de viviendas asequibles y contar con sistemas de transporte bien conectados y de otros tipos de infraestructuras y servicios básicos. También, es claro que las ciudades desempeñan un papel cada vez más importante en la lucha contra el cambio climático.
El mismo Banco Mundial ha insistido en que lo que una ciudad debe hacer es funcionar bien para las personas que la habitan. Construir ciudades que “funcionen” —que sean inclusivas, saludables, resilientes y sostenibles—, lo cual requiere coordinación normativa intensiva y oportunidades de inversión. Los Gobiernos nacionales y locales desempeñan un rol importante: deben actuar, configurar el desarrollo futuro de las ciudades y crear oportunidades para todas las personas.
Montería ha venido haciendo bien la tarea, eso de oír hablar de la Ronda del Sinú, con sus parques lineales paralelos al río Sinú, con sus ciclorrutas y abundante flora y fauna, no es tanto oírlo y decirlo, es verlo; con metros lineales de zonas verdes; ejemplo de planeación y de un proyecto urbano que transforma ciudad. Quienes conocen el antes y el después de Montería tienen la capacidad de identificar el cambio en infraestructura vial y si uno busca nivel de detalle y datos puntuales, también encuentra que en la red de acueducto y alcantarillado se evidencia cobertura y calidad.
Sorpresa Caribe, así es, ellos son sorpresa Caribe, con el plus que se la creen, eso se llama autoestima. Los monterianos han venido entendiendo que pueden ser referente de cosas que hablen bien de ellos.