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Columnista - 30 julio, 2018

La Biocivilización en marcha

Hay un movimiento a nivel mundial, cuyas redes parecen extenderse cada vez más gracias, también, a la velocidad con que circulan los mensajes a través de los nuevos canales de comunicación, pero sobre todo a la creación de una conciencia colectiva que va encontrando de un individuo a otro conexiones sobre lo esencial. Este movimiento […]

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Hay un movimiento a nivel mundial, cuyas redes parecen extenderse cada vez más gracias, también, a la velocidad con que circulan los mensajes a través de los nuevos canales de comunicación, pero sobre todo a la creación de una conciencia colectiva que va encontrando de un individuo a otro conexiones sobre lo esencial. Este movimiento responde a la idea de Biocivilización, una noción que está creando las condiciones para “avanzar por el camino del cambio de conciencia: radical y pacífico”, tal como lo expresa Sandra Campos en el último libro en el que participa como editora y coautora, titulado ¡Biocivilización en marcha!

El libro es otro de los resultados de la reflexión sobre Biocivilización estimulada a nivel mundial desde el Instituto Brasilero de sociales Análisis y Económicos, IBASE, que en su Taller Internacional del año 2009 planteó tres preguntas fundamentales: ¿Con qué ética? ¿Con qué economía? Y ¿Con qué estructura de poder? Las reflexiones sobre estas tres preguntas también encontraron un camino de exposición en el Seminario Internacional de Convivencia Planetaria que se realiza en Barcelona. Los documentos que conforman el libro del que hablo han sido expuestos en ese seminario y presenta, entre otros, un texto de Chico Whitaquer, Co-Fundador del Foro Social Mundial 2001 y premio Nobel alternativo 2006.

Whitaquer descifra este momento del mundo como “una sola plaza de producción y de consumo, en el que los seres humanos parecemos simples piezas de esa enorme máquina, manipulados por poderosas campañas publicitarias o explotados como mano de obra barata, cuando esta mano no puede ser reemplazada por las máquinas”. La discusión no es nueva, lo nuevo tal vez deba ser la conciencia en el aquí y el ahora sobre lo que esta imagen de Whitaquer muestra. Yo diría que hemos hecho un mal canje con el dinero: la abundancia del planeta como ser vivo por la abundancia de miles de millones de objetos sin vida. Y la cuestión ahora es: ¿Cómo devuelvo vida al planeta para seguir vivo?

El Papa Francisco ha llamado al planeta Tierra nuestra Casa Común en su Encíclica Laudato Si. Para que la casa pueda seguir acogiéndonos debemos cuidarla y los cuidados ya no tienen espera. Es necesario tener en cuenta que debemos cuidar la red de la vida y despertar para esto solidaridad, respeto y responsabilidad frente a los desafíos que impone la producción y el consumo. Pese a lo mucho que hemos destruido es todavía mucho lo que podemos hacer.

A propósito: Fernando Herrera y Ma. Victoria Saade, entre otros vallenatos, se han dado a la tarea de fundar el Centro de Estudios Socioeconómicos y Regionales. Desde ya deberían entrar en esta red de la Biocivilización.

Por María Angélica Pumarejo

Columnista
30 julio, 2018

La Biocivilización en marcha

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
María Angélica Pumarejo

Hay un movimiento a nivel mundial, cuyas redes parecen extenderse cada vez más gracias, también, a la velocidad con que circulan los mensajes a través de los nuevos canales de comunicación, pero sobre todo a la creación de una conciencia colectiva que va encontrando de un individuo a otro conexiones sobre lo esencial. Este movimiento […]


Hay un movimiento a nivel mundial, cuyas redes parecen extenderse cada vez más gracias, también, a la velocidad con que circulan los mensajes a través de los nuevos canales de comunicación, pero sobre todo a la creación de una conciencia colectiva que va encontrando de un individuo a otro conexiones sobre lo esencial. Este movimiento responde a la idea de Biocivilización, una noción que está creando las condiciones para “avanzar por el camino del cambio de conciencia: radical y pacífico”, tal como lo expresa Sandra Campos en el último libro en el que participa como editora y coautora, titulado ¡Biocivilización en marcha!

El libro es otro de los resultados de la reflexión sobre Biocivilización estimulada a nivel mundial desde el Instituto Brasilero de sociales Análisis y Económicos, IBASE, que en su Taller Internacional del año 2009 planteó tres preguntas fundamentales: ¿Con qué ética? ¿Con qué economía? Y ¿Con qué estructura de poder? Las reflexiones sobre estas tres preguntas también encontraron un camino de exposición en el Seminario Internacional de Convivencia Planetaria que se realiza en Barcelona. Los documentos que conforman el libro del que hablo han sido expuestos en ese seminario y presenta, entre otros, un texto de Chico Whitaquer, Co-Fundador del Foro Social Mundial 2001 y premio Nobel alternativo 2006.

Whitaquer descifra este momento del mundo como “una sola plaza de producción y de consumo, en el que los seres humanos parecemos simples piezas de esa enorme máquina, manipulados por poderosas campañas publicitarias o explotados como mano de obra barata, cuando esta mano no puede ser reemplazada por las máquinas”. La discusión no es nueva, lo nuevo tal vez deba ser la conciencia en el aquí y el ahora sobre lo que esta imagen de Whitaquer muestra. Yo diría que hemos hecho un mal canje con el dinero: la abundancia del planeta como ser vivo por la abundancia de miles de millones de objetos sin vida. Y la cuestión ahora es: ¿Cómo devuelvo vida al planeta para seguir vivo?

El Papa Francisco ha llamado al planeta Tierra nuestra Casa Común en su Encíclica Laudato Si. Para que la casa pueda seguir acogiéndonos debemos cuidarla y los cuidados ya no tienen espera. Es necesario tener en cuenta que debemos cuidar la red de la vida y despertar para esto solidaridad, respeto y responsabilidad frente a los desafíos que impone la producción y el consumo. Pese a lo mucho que hemos destruido es todavía mucho lo que podemos hacer.

A propósito: Fernando Herrera y Ma. Victoria Saade, entre otros vallenatos, se han dado a la tarea de fundar el Centro de Estudios Socioeconómicos y Regionales. Desde ya deberían entrar en esta red de la Biocivilización.

Por María Angélica Pumarejo