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Columnista - 7 abril, 2021

La apuesta por el gas vehicular

El Acuerdo de París y los ODS coinciden en el propósito de descarbonizar la economía, como única manera de contrarrestar el calentamiento global. Ambos son vinculantes para Colombia, que contrajo el compromiso de reducir sus emisiones hacia el 2030 en un 51 %, de la cuales el sector transporte, según el IDEAM, es responsable del […]

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El Acuerdo de París y los ODS coinciden en el propósito de descarbonizar la economía, como única manera de contrarrestar el calentamiento global. Ambos son vinculantes para Colombia, que contrajo el compromiso de reducir sus emisiones hacia el 2030 en un 51 %, de la cuales el sector transporte, según el IDEAM, es responsable del 17 % de las emisiones y de material particulado.

El país se ha dado su hoja de ruta para avanzar en la Transición energética, que está al orden del día en el mundo y Colombia no es la excepción, consistente en migrar desde las energías de origen fósil hacia las energías renovables y limpias. Pero como se trata de una transición y no de un salto energético, ello impone una serie de medidas que permitan hacerla de manera tranquila, gradual y progresiva, como debe ser. Entre ellas, el mejoramiento de la calidad de los combustibles, como lo vienen haciendo Ecopetrol y la mezcla de los biocombustibles, así como la sustitución de unos energéticos por otros menos contaminantes, particularmente en el transporte, reemplazando los combustibles líquidos, principal fuente de contaminación del medioambiente en las ciudades. 

Y allí entra en escena el gas natural vehicular (GNV), el cual reduce en un 99 % las emisiones de material particulado (PM2.5) y los óxidos de azufre, y en un 30 % las emisiones de CO2, en comparación con la gasolina y el diésel-motor. Según los expertos, el gas está llamado a ser el combustible–puente de la transición. Por fortuna, en Colombia la conversión a gas de los vehículos de pasajeros y de carga ha sido una historia de éxito, que se inició en el Caribe colombiano hace más de 40 años, siendo pionera en el uso de este energético en el transporte. A la reducción de las emisiones contaminantes se viene a añadir su eficiencia como combustible y la economía para los propietarios y conductores de los vehículos, con ahorros que bordean el 30 %.

Las políticas de promoción del gas vehicular, con sus incentivos arancelarios y tributarios han hecho posible que  Colombia se haya convertido en un referente regional, con 560 mil vehículos, desde utilitarios hasta el Sistema integrado de  transporte masivo de pasajeros en las ciudades capitales, pasando por el transporte de carga. Se estima que en todo el país circulan más de 1.800 buses urbanos a gas. Definitivamente, el gas natural está llamado a ser el gran aliado de esta transición energética en la que estamos, en la que la meta será la electrificación del sistema de transporte, pero el gas se constituye en una obligada escala técnica para llegar a ella.

Columnista
7 abril, 2021

La apuesta por el gas vehicular

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Amylkar D. Acosta

El Acuerdo de París y los ODS coinciden en el propósito de descarbonizar la economía, como única manera de contrarrestar el calentamiento global. Ambos son vinculantes para Colombia, que contrajo el compromiso de reducir sus emisiones hacia el 2030 en un 51 %, de la cuales el sector transporte, según el IDEAM, es responsable del […]


El Acuerdo de París y los ODS coinciden en el propósito de descarbonizar la economía, como única manera de contrarrestar el calentamiento global. Ambos son vinculantes para Colombia, que contrajo el compromiso de reducir sus emisiones hacia el 2030 en un 51 %, de la cuales el sector transporte, según el IDEAM, es responsable del 17 % de las emisiones y de material particulado.

El país se ha dado su hoja de ruta para avanzar en la Transición energética, que está al orden del día en el mundo y Colombia no es la excepción, consistente en migrar desde las energías de origen fósil hacia las energías renovables y limpias. Pero como se trata de una transición y no de un salto energético, ello impone una serie de medidas que permitan hacerla de manera tranquila, gradual y progresiva, como debe ser. Entre ellas, el mejoramiento de la calidad de los combustibles, como lo vienen haciendo Ecopetrol y la mezcla de los biocombustibles, así como la sustitución de unos energéticos por otros menos contaminantes, particularmente en el transporte, reemplazando los combustibles líquidos, principal fuente de contaminación del medioambiente en las ciudades. 

Y allí entra en escena el gas natural vehicular (GNV), el cual reduce en un 99 % las emisiones de material particulado (PM2.5) y los óxidos de azufre, y en un 30 % las emisiones de CO2, en comparación con la gasolina y el diésel-motor. Según los expertos, el gas está llamado a ser el combustible–puente de la transición. Por fortuna, en Colombia la conversión a gas de los vehículos de pasajeros y de carga ha sido una historia de éxito, que se inició en el Caribe colombiano hace más de 40 años, siendo pionera en el uso de este energético en el transporte. A la reducción de las emisiones contaminantes se viene a añadir su eficiencia como combustible y la economía para los propietarios y conductores de los vehículos, con ahorros que bordean el 30 %.

Las políticas de promoción del gas vehicular, con sus incentivos arancelarios y tributarios han hecho posible que  Colombia se haya convertido en un referente regional, con 560 mil vehículos, desde utilitarios hasta el Sistema integrado de  transporte masivo de pasajeros en las ciudades capitales, pasando por el transporte de carga. Se estima que en todo el país circulan más de 1.800 buses urbanos a gas. Definitivamente, el gas natural está llamado a ser el gran aliado de esta transición energética en la que estamos, en la que la meta será la electrificación del sistema de transporte, pero el gas se constituye en una obligada escala técnica para llegar a ella.