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Editorial - 6 diciembre, 2021

La agenda nacional nos traga

Los vallenatos, los cesarenses, los provincianos, acostumbrados a estudiar, opinar y criticar, vivimos con la cabeza puesta en otra parte. ¿En dónde? En el país. No es malo pensar, como buenos ciudadanos, en los problemas y el futuro de la patria. Pero primero deberíamos estar pendientes de nuestra familia, de nuestro barrio, de nuestra ciudad […]

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Los vallenatos, los cesarenses, los provincianos, acostumbrados a estudiar, opinar y criticar, vivimos con la cabeza puesta en otra parte. ¿En dónde? En el país. No es malo pensar, como buenos ciudadanos, en los problemas y el futuro de la patria. Pero primero deberíamos estar pendientes de nuestra familia, de nuestro barrio, de nuestra ciudad o de nuestro terruño.

La gente suele admirar el emprendimiento y la enjundia de los antioqueños. Viven pendientes de sí mismos, de su entorno más próximo, de su departamento, de su pueblo, de su ciudad. Por supuesto, se inquietan por los gobiernos locales. Después se preocupan por el Gobierno nacional, por los políticos nacionales, por Petro, Uribe, Santos o Fajardo. A una pregunta, qué importancia le dan a la gestion de su mandatario local o a la del presidente de la República, probablemente prevalecerá la atención sobre el primero.

Esa curiosidad y sentimiento sobre sus problemas y el diario vivir ha empezado, hace unos años atrás, a acompañar la atención de los barranquilleros. Eso puede explicar, en parte, el progreso de la arenosa.

Claro. Es factible que aquellos ciudadanos que están más pendientes de su realidad más cercana y del entorno que la rodea, suelen concentrarse más, enfocarse mas y obtienen mayor bienestar de vida. No es que se desprendan de factores nacionales e internacionales que puedan condicionar su negocio, su actividad, su poder de compra o sus oportunidades, sino que identifican que primero es lo primero.

Esa problemática de preferenciar lo lejano es nociva y paralizante y da a los responsables políticos y autoridades públicas un incentivo para no informar ni rendir cuentas. Sin embargo, aunque sea paradójico, la gente del común sí está pendiente de las cosas propias, de cómo ganarse la vida y salir adelante. Pero nunca sobrará insistirle a toda una constelacion de profesionales, de empresarios, de profesores, que su territorio es lo que mas debe importar.

Se discutió intensamente hace diez años en esta casa periodística si la edición del diario debía publicar noticias nacionales e internacionales. Se decidió que debían publicarse los hechos locales y regionales. Darles contexto y analizar y opinar sobre ellos. Política que se ha flexibilizado por los contenidos de nuestros canales digitales.

No es que las noticias nacionales, o las internacionales, se proscriban. Ellas son de resaltar por su gran trascendencia. Pero especialmente cuando impactan al territorio se les puede dar un enfoque local, o relacionan a una persona de la región. Por ejemplo: hicimos entrevistas a vallenatos en Nueva York y en Madrid para que nos contaran sus experiencias de confinamiento en medio de los días de picos más trágicos del coronavirus.

También queremos reconocer que los medios nacionales e internacionales de alto prestigio analizan mejor esas noticias. No es fácil hacerlo mejor. Y están al alcance vía internet de todos.
Además, no pocos expertos pronostican que los ‘medios de comunicación de proximidad’ (locales) aseguran su permanencia si ayudan a la gente a informarse, a pensar, y a mejorar su vida.

Editorial
6 diciembre, 2021

La agenda nacional nos traga

Los vallenatos, los cesarenses, los provincianos, acostumbrados a estudiar, opinar y criticar, vivimos con la cabeza puesta en otra parte. ¿En dónde? En el país. No es malo pensar, como buenos ciudadanos, en los problemas y el futuro de la patria. Pero primero deberíamos estar pendientes de nuestra familia, de nuestro barrio, de nuestra ciudad […]


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Los vallenatos, los cesarenses, los provincianos, acostumbrados a estudiar, opinar y criticar, vivimos con la cabeza puesta en otra parte. ¿En dónde? En el país. No es malo pensar, como buenos ciudadanos, en los problemas y el futuro de la patria. Pero primero deberíamos estar pendientes de nuestra familia, de nuestro barrio, de nuestra ciudad o de nuestro terruño.

La gente suele admirar el emprendimiento y la enjundia de los antioqueños. Viven pendientes de sí mismos, de su entorno más próximo, de su departamento, de su pueblo, de su ciudad. Por supuesto, se inquietan por los gobiernos locales. Después se preocupan por el Gobierno nacional, por los políticos nacionales, por Petro, Uribe, Santos o Fajardo. A una pregunta, qué importancia le dan a la gestion de su mandatario local o a la del presidente de la República, probablemente prevalecerá la atención sobre el primero.

Esa curiosidad y sentimiento sobre sus problemas y el diario vivir ha empezado, hace unos años atrás, a acompañar la atención de los barranquilleros. Eso puede explicar, en parte, el progreso de la arenosa.

Claro. Es factible que aquellos ciudadanos que están más pendientes de su realidad más cercana y del entorno que la rodea, suelen concentrarse más, enfocarse mas y obtienen mayor bienestar de vida. No es que se desprendan de factores nacionales e internacionales que puedan condicionar su negocio, su actividad, su poder de compra o sus oportunidades, sino que identifican que primero es lo primero.

Esa problemática de preferenciar lo lejano es nociva y paralizante y da a los responsables políticos y autoridades públicas un incentivo para no informar ni rendir cuentas. Sin embargo, aunque sea paradójico, la gente del común sí está pendiente de las cosas propias, de cómo ganarse la vida y salir adelante. Pero nunca sobrará insistirle a toda una constelacion de profesionales, de empresarios, de profesores, que su territorio es lo que mas debe importar.

Se discutió intensamente hace diez años en esta casa periodística si la edición del diario debía publicar noticias nacionales e internacionales. Se decidió que debían publicarse los hechos locales y regionales. Darles contexto y analizar y opinar sobre ellos. Política que se ha flexibilizado por los contenidos de nuestros canales digitales.

No es que las noticias nacionales, o las internacionales, se proscriban. Ellas son de resaltar por su gran trascendencia. Pero especialmente cuando impactan al territorio se les puede dar un enfoque local, o relacionan a una persona de la región. Por ejemplo: hicimos entrevistas a vallenatos en Nueva York y en Madrid para que nos contaran sus experiencias de confinamiento en medio de los días de picos más trágicos del coronavirus.

También queremos reconocer que los medios nacionales e internacionales de alto prestigio analizan mejor esas noticias. No es fácil hacerlo mejor. Y están al alcance vía internet de todos.
Además, no pocos expertos pronostican que los ‘medios de comunicación de proximidad’ (locales) aseguran su permanencia si ayudan a la gente a informarse, a pensar, y a mejorar su vida.