La hipotética defensa de la familia ha trascendido las esferas de la política electoral que es el quid del debate que toca transversalmente el concepto de ideología de género; explorar esta temática en un país altamente católico y confesional es provechoso electoralmente. Dicen que en casa del ahorcado no se menciona la soga, pero esto […]
La hipotética defensa de la familia ha trascendido las esferas de la política electoral que es el quid del debate que toca transversalmente el concepto de ideología de género; explorar esta temática en un país altamente católico y confesional es provechoso electoralmente. Dicen que en casa del ahorcado no se menciona la soga, pero esto es lo que ha hecho la senadora Viviane Morales, cuya posición no encuentro clara ni sincera a sabiendas de que ella tiene una hija LGBTI a quien le estaría quitando las posibilidades de que algún día esta pueda adoptar una criatura.
En el fondo se trata de mantener el concepto teologal y exclusivo de familia en el sentido de que esta solo se da cuando existen padres heterosexuales e hijos, negando otras posibilidades. El modelo paraisal de familia que nos quieren imponer es rígido, pero la naturaleza no es cuadriculada ni se mueve mediante una sola ecuación, ni resistió el cúmulo de circunstancias que ha vivido la humanidad, ni es el prototipo que garantizaría la crianza de una familia con las más excelsas condiciones morales y de comportamiento.
Basta ver algunos casos para comprender que el oro que nos presentan parece escoria. Abraham era medio hermano de Sara y se le gateaba a su esclava Agar (Gen 20:12). Nacor, hermano de Abraham, se casó con Milca su sobrina, hija de Harán (Gen, 11.26-29). Amran desposó a Jocabed su tía, quién fue la madre de Moisés, pero al tiempo su tía abuela. Qué enredo (Exd, 6:19-20). Judas, hijo de Jacob, embarazó a su ex nuera Tamar, la llamada puta de Jericó, supuesta ascendiente de María Virgen, con el argumento de que esta estaba disfrazada (Gen 38:12-30). Las hijas de Lot lo emborracharon para tener sexo con él quedando embarazadas las dos la misma noche. ¿Se daría cuenta Lot? (Gen 19: 30-38). La vida de Jacob no es un dechado de virtudes; tuvo trece hijos con cuatro mujeres, dos de ellas hermanas, Lía y Raquel, hijas de su tío Labán, y las otras dos, las esclavas respectivas de estas. ¡Vieja es la esclavitud! ¿Le faltó la suegra? Era un harem familiar cuya concupiscencia la Biblia no destaca.
Labán, tío y suegro de Jacob, le confirió la confianza de administrarle su hato con una sola condición: las crías que nacieran de cierto color serían de Jacob, y el resto de Labán; al momento de hacer las cuentas, las crías de su suegro nunca parían y Jacob huyó alzándose con casi todo el rebaño de su suegro (Génesis 29 y 35). Rubén hijo de Jacob, se acostaba con Bilha, una de las concubinas de su padre (Gen 49:3-7). Los hijos de Jacob propiciaron una alevosa matanza contra una familia tras el ultraje a la dignidad de su hermana Dina, hija de Lía, pese a que ya mediaba un arreglo monetario y matrimonial (Gen 34:36). ¿Qué clase de familia son los hijos de Jacob que venden a uno de ellos? Amnón, hijo de David, violó a su hermana Tamar (otra Tamar), 2 Sam 13:8-12,14. ¿Podrá ser creíble David que cautivaba las mujeres de sus tropas y lloró como viuda a su cuñado Jonatan? (2 Samuel 1:26). El “virtuoso y sabio” Salomón tuvo setecientas esposas y 300 concubinas (1 Reyes 11-3).
Aquí la promiscuidad no tenía límites, parece que Dios la permitía y estimulaba sin el cálculo de los riesgos genéticos frente al reforzamiento de genes recesivos. ¿Será esta la familia que hoy defienden las iglesias occidentales, por las que marchan? ¿Podrá una familia de este tipo, adoptar un bebé? Creo que existe mucha hipocresía e intereses electorales en el referendo Morales y en el modelo de familia de la ultraderecha colombiana, la de los padres con los muchachitos.
Por Luis Napoleón de Armas P.
La hipotética defensa de la familia ha trascendido las esferas de la política electoral que es el quid del debate que toca transversalmente el concepto de ideología de género; explorar esta temática en un país altamente católico y confesional es provechoso electoralmente. Dicen que en casa del ahorcado no se menciona la soga, pero esto […]
La hipotética defensa de la familia ha trascendido las esferas de la política electoral que es el quid del debate que toca transversalmente el concepto de ideología de género; explorar esta temática en un país altamente católico y confesional es provechoso electoralmente. Dicen que en casa del ahorcado no se menciona la soga, pero esto es lo que ha hecho la senadora Viviane Morales, cuya posición no encuentro clara ni sincera a sabiendas de que ella tiene una hija LGBTI a quien le estaría quitando las posibilidades de que algún día esta pueda adoptar una criatura.
En el fondo se trata de mantener el concepto teologal y exclusivo de familia en el sentido de que esta solo se da cuando existen padres heterosexuales e hijos, negando otras posibilidades. El modelo paraisal de familia que nos quieren imponer es rígido, pero la naturaleza no es cuadriculada ni se mueve mediante una sola ecuación, ni resistió el cúmulo de circunstancias que ha vivido la humanidad, ni es el prototipo que garantizaría la crianza de una familia con las más excelsas condiciones morales y de comportamiento.
Basta ver algunos casos para comprender que el oro que nos presentan parece escoria. Abraham era medio hermano de Sara y se le gateaba a su esclava Agar (Gen 20:12). Nacor, hermano de Abraham, se casó con Milca su sobrina, hija de Harán (Gen, 11.26-29). Amran desposó a Jocabed su tía, quién fue la madre de Moisés, pero al tiempo su tía abuela. Qué enredo (Exd, 6:19-20). Judas, hijo de Jacob, embarazó a su ex nuera Tamar, la llamada puta de Jericó, supuesta ascendiente de María Virgen, con el argumento de que esta estaba disfrazada (Gen 38:12-30). Las hijas de Lot lo emborracharon para tener sexo con él quedando embarazadas las dos la misma noche. ¿Se daría cuenta Lot? (Gen 19: 30-38). La vida de Jacob no es un dechado de virtudes; tuvo trece hijos con cuatro mujeres, dos de ellas hermanas, Lía y Raquel, hijas de su tío Labán, y las otras dos, las esclavas respectivas de estas. ¡Vieja es la esclavitud! ¿Le faltó la suegra? Era un harem familiar cuya concupiscencia la Biblia no destaca.
Labán, tío y suegro de Jacob, le confirió la confianza de administrarle su hato con una sola condición: las crías que nacieran de cierto color serían de Jacob, y el resto de Labán; al momento de hacer las cuentas, las crías de su suegro nunca parían y Jacob huyó alzándose con casi todo el rebaño de su suegro (Génesis 29 y 35). Rubén hijo de Jacob, se acostaba con Bilha, una de las concubinas de su padre (Gen 49:3-7). Los hijos de Jacob propiciaron una alevosa matanza contra una familia tras el ultraje a la dignidad de su hermana Dina, hija de Lía, pese a que ya mediaba un arreglo monetario y matrimonial (Gen 34:36). ¿Qué clase de familia son los hijos de Jacob que venden a uno de ellos? Amnón, hijo de David, violó a su hermana Tamar (otra Tamar), 2 Sam 13:8-12,14. ¿Podrá ser creíble David que cautivaba las mujeres de sus tropas y lloró como viuda a su cuñado Jonatan? (2 Samuel 1:26). El “virtuoso y sabio” Salomón tuvo setecientas esposas y 300 concubinas (1 Reyes 11-3).
Aquí la promiscuidad no tenía límites, parece que Dios la permitía y estimulaba sin el cálculo de los riesgos genéticos frente al reforzamiento de genes recesivos. ¿Será esta la familia que hoy defienden las iglesias occidentales, por las que marchan? ¿Podrá una familia de este tipo, adoptar un bebé? Creo que existe mucha hipocresía e intereses electorales en el referendo Morales y en el modelo de familia de la ultraderecha colombiana, la de los padres con los muchachitos.
Por Luis Napoleón de Armas P.