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Columnista - 1 abril, 2017

La academia de la dinastía Romero

Tengo ciertos vínculos amistosos con la familia Romero Ospino hace muchos años y a través de Rafael Orozco, me conocí con Israel, soy fiel admirador de la musa de Rosendo, autor de varias piezas clásicas del vallenato, entre ellas ‘Fantasía’, una obra maestra de la música en todos los géneros, para mí una de las […]

Tengo ciertos vínculos amistosos con la familia Romero Ospino hace muchos años y a través de Rafael Orozco, me conocí con Israel, soy fiel admirador de la musa de Rosendo, autor de varias piezas clásicas del vallenato, entre ellas ‘Fantasía’, una obra maestra de la música en todos los géneros, para mí una de las canciones más hermosas del vallenato y una de mis preferidas. Pero con quien me une una férrea amistad es con José Fernando ‘El Morre’ Romero, desde épocas de colegio cuando ya era un gran músico, pero obviamente no contaba con la fama y trayectoria de hoy día, para ese entonces él y mi otro gran amigo Carlos Mario Olivella me ayudaban a montar y arreglar algunas canciones que componía.

Desde ese momento hemos sido grandes amigos y ahora somos hermanos en la fe de Cristo, lo que nos ha unido aún más. Soy un férreo defensor de nuestro folclor y todo lo que lo enaltezca para mí es muy importante y trato de exaltarlo en mis columnas. La Academia de la Dinastía Romero que gestó y dirige mi gran amigo, es una obra de gran valor, no solo porque es un semillero de talentos, sino porque además están enseñando a niños en condición de discapacidad cognitiva y vulnerables, los que se encuentran dichosos aprendiendo música y se sienten útiles a la sociedad, allí están haciendo algo hermoso con esas criaturas.

‘Morre’ es un hombre creyente, un artista talentoso y una persona con un don de gente grandioso, por eso es que los niños en su academia no solo aprenden lo musical, sino que adquieren valores. El gobierno departamental en cabeza de Franco Ovalle ha apoyado meritoriamente esta academia musical, al igual que el alcalde ‘Tuto’ Uhia, la academia también requiere del concurso de toda la ciudadanía, recordemos que nuestro mayor patrimonio cultural es la música y en los niños está el futuro y la preservación de ese legado. En la academia los niños aprenden no solo a tocar acordeón, sino canto y varios instrumentos, allí grandes músicos además del ‘Morre’, son los profesores. Cerca de 400 menores interesados en adquirir conocimientos de acordeón, piano, guitarra, técnica vocal y percusión asisten a las clases en la academia, bajo la dirección e instrucción de Rafael, Norberto y ‘El Morre’ Romero, y el profesor Apolinar García.

‘El Morre’ es de los menores de la dinastía Romero, encabezada por su abuelo Escolástico (fallecido), quien tenía el oficio de arreglar acordeones en Villanueva, La Guajira, “con cuerdas de reloj”, el primero de los hijos que se inclinó por la digitación y que enseñó a tocar acordeón a Norberto, Rosendo e Israel (‘El Pollo Isra’). Luego de unos años, Israel grabó con varios cantantes, entre ellos Daniel Celedón y Rafael Orozco, con quien formó el Binomio de Oro de América, agrupación que aun dirige; por su parte ‘El Morre’ tiene una gran trayectoria, inició con el Binomio, ha grabado con su paisano, amigo y hermano en la fe Jean Carlos Centeno y con Nelson Velázquez, ha colaborado con producciones musicales de su amigo Peter Manjarrés. De la academia saldrán buenos músicos, con experticia en la interpretación de un instrumento, también buenos ciudadanos, hay niños de la periferia de la ciudad que hoy abrazan un acordeón y nunca tocarán un arma, eso gracias a un convenio que hizo la Fundación de la Dinastía Romero con la Alcaldía.

La Academia está ubicada en el barrio San Joaquín, en donde tiene sus puertas abiertas al público todos los días, Dios bendiga a personas como José Fernando Romero, que aportan su granito de arena para engrandecer nuestra cultura.

Por Julio Mario Celedón

@juliomceledon

Columnista
1 abril, 2017

La academia de la dinastía Romero

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio Mario Celedon

Tengo ciertos vínculos amistosos con la familia Romero Ospino hace muchos años y a través de Rafael Orozco, me conocí con Israel, soy fiel admirador de la musa de Rosendo, autor de varias piezas clásicas del vallenato, entre ellas ‘Fantasía’, una obra maestra de la música en todos los géneros, para mí una de las […]


Tengo ciertos vínculos amistosos con la familia Romero Ospino hace muchos años y a través de Rafael Orozco, me conocí con Israel, soy fiel admirador de la musa de Rosendo, autor de varias piezas clásicas del vallenato, entre ellas ‘Fantasía’, una obra maestra de la música en todos los géneros, para mí una de las canciones más hermosas del vallenato y una de mis preferidas. Pero con quien me une una férrea amistad es con José Fernando ‘El Morre’ Romero, desde épocas de colegio cuando ya era un gran músico, pero obviamente no contaba con la fama y trayectoria de hoy día, para ese entonces él y mi otro gran amigo Carlos Mario Olivella me ayudaban a montar y arreglar algunas canciones que componía.

Desde ese momento hemos sido grandes amigos y ahora somos hermanos en la fe de Cristo, lo que nos ha unido aún más. Soy un férreo defensor de nuestro folclor y todo lo que lo enaltezca para mí es muy importante y trato de exaltarlo en mis columnas. La Academia de la Dinastía Romero que gestó y dirige mi gran amigo, es una obra de gran valor, no solo porque es un semillero de talentos, sino porque además están enseñando a niños en condición de discapacidad cognitiva y vulnerables, los que se encuentran dichosos aprendiendo música y se sienten útiles a la sociedad, allí están haciendo algo hermoso con esas criaturas.

‘Morre’ es un hombre creyente, un artista talentoso y una persona con un don de gente grandioso, por eso es que los niños en su academia no solo aprenden lo musical, sino que adquieren valores. El gobierno departamental en cabeza de Franco Ovalle ha apoyado meritoriamente esta academia musical, al igual que el alcalde ‘Tuto’ Uhia, la academia también requiere del concurso de toda la ciudadanía, recordemos que nuestro mayor patrimonio cultural es la música y en los niños está el futuro y la preservación de ese legado. En la academia los niños aprenden no solo a tocar acordeón, sino canto y varios instrumentos, allí grandes músicos además del ‘Morre’, son los profesores. Cerca de 400 menores interesados en adquirir conocimientos de acordeón, piano, guitarra, técnica vocal y percusión asisten a las clases en la academia, bajo la dirección e instrucción de Rafael, Norberto y ‘El Morre’ Romero, y el profesor Apolinar García.

‘El Morre’ es de los menores de la dinastía Romero, encabezada por su abuelo Escolástico (fallecido), quien tenía el oficio de arreglar acordeones en Villanueva, La Guajira, “con cuerdas de reloj”, el primero de los hijos que se inclinó por la digitación y que enseñó a tocar acordeón a Norberto, Rosendo e Israel (‘El Pollo Isra’). Luego de unos años, Israel grabó con varios cantantes, entre ellos Daniel Celedón y Rafael Orozco, con quien formó el Binomio de Oro de América, agrupación que aun dirige; por su parte ‘El Morre’ tiene una gran trayectoria, inició con el Binomio, ha grabado con su paisano, amigo y hermano en la fe Jean Carlos Centeno y con Nelson Velázquez, ha colaborado con producciones musicales de su amigo Peter Manjarrés. De la academia saldrán buenos músicos, con experticia en la interpretación de un instrumento, también buenos ciudadanos, hay niños de la periferia de la ciudad que hoy abrazan un acordeón y nunca tocarán un arma, eso gracias a un convenio que hizo la Fundación de la Dinastía Romero con la Alcaldía.

La Academia está ubicada en el barrio San Joaquín, en donde tiene sus puertas abiertas al público todos los días, Dios bendiga a personas como José Fernando Romero, que aportan su granito de arena para engrandecer nuestra cultura.

Por Julio Mario Celedón

@juliomceledon