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Editorial - 20 febrero, 2015

Justicia, verdad y no repetición

Esta semana volvió a tomar fuerza en Valledupar el tema de Justicia y Paz, que inició en el 2005 con la desmovilización de los grupos de autodefensas conformados en todo el país. En el Cesar desde el norte hasta el sur, delinquieron diferentes frentes del Bloque Norte que dejaron una estela de dolor en las […]

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Esta semana volvió a tomar fuerza en Valledupar el tema de Justicia y Paz, que inició en el 2005 con la desmovilización de los grupos de autodefensas conformados en todo el país. En el Cesar desde el norte hasta el sur, delinquieron diferentes frentes del Bloque Norte que dejaron una estela de dolor en las víctimas de su accionar.

Este año se cumplen 15 años de haber iniciado el proceso de desmovilización de los paramilitares y el sometimiento a la justicia de los integrantes de las autodefensas que se comprometieron a contar la verdad, a pedir perdón y a garantizar la no repetición de los hechos victimizantes. Algunos cumplieron, otros no; muchos colaboraron con la justicia para esclarecer la verdad, pero otros no; unos fueron pacientes con los tiempos de Justicia y Paz que reglamentó la Ley 975 de 2005, pero otros prefirieron la exclusión para ser juzgados por la justicia ordinaria.

Lo importante es que las víctimas del Cesar, las que sufrieron por la violencia perpetrada por los frentes ‘Héctor Julio Peinado’ (sur), Resistencia Motilona (centro),‘Juan Andrés Álvarez’ (zona minera), Mártires del Cesar (norte), poco a poco han conocido la verdad y ahora asisten a los escenarios de justicia que lidera la Fiscalía General de la Nación. No ha sido un trabajo fácil para las autoridades, pero algo han adelantado, especialmente porque ya muchas familias saben qué pasó con sus seres queridos y por qué fueron objetivos de este grupo armado ilegal que los hizo sufrir tanto.

No todo es color de rosa. Todavía muchas víctimas siguen sin conocer la verdad, sin ser reparadas por el daño que sufrieron, pero con la esperanza de que la justicia algún día llegará, como sucedió esta semana con la etnia arhuaca que conoció en Valledupar de parte de siete de sus victimarios la verdad sobre los hechos violentos que cometieron en su territorio.

Aún faltan otras etnias indígenas y cientos de ciudadanos (cesarenses) que también esperan escuchar de sus victimarios la verdad y escuchar la palabra perdón, como ocurrió con los arhuacos. El proceso de la Ley de Justicia y Paz ha sido lento, las condenas de los paramilitares que delinquieron en esta zona no se han dado todavía, pero poco a poco se va esclareciendo el panorama.

Editorial
20 febrero, 2015

Justicia, verdad y no repetición

Esta semana volvió a tomar fuerza en Valledupar el tema de Justicia y Paz, que inició en el 2005 con la desmovilización de los grupos de autodefensas conformados en todo el país. En el Cesar desde el norte hasta el sur, delinquieron diferentes frentes del Bloque Norte que dejaron una estela de dolor en las […]


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Esta semana volvió a tomar fuerza en Valledupar el tema de Justicia y Paz, que inició en el 2005 con la desmovilización de los grupos de autodefensas conformados en todo el país. En el Cesar desde el norte hasta el sur, delinquieron diferentes frentes del Bloque Norte que dejaron una estela de dolor en las víctimas de su accionar.

Este año se cumplen 15 años de haber iniciado el proceso de desmovilización de los paramilitares y el sometimiento a la justicia de los integrantes de las autodefensas que se comprometieron a contar la verdad, a pedir perdón y a garantizar la no repetición de los hechos victimizantes. Algunos cumplieron, otros no; muchos colaboraron con la justicia para esclarecer la verdad, pero otros no; unos fueron pacientes con los tiempos de Justicia y Paz que reglamentó la Ley 975 de 2005, pero otros prefirieron la exclusión para ser juzgados por la justicia ordinaria.

Lo importante es que las víctimas del Cesar, las que sufrieron por la violencia perpetrada por los frentes ‘Héctor Julio Peinado’ (sur), Resistencia Motilona (centro),‘Juan Andrés Álvarez’ (zona minera), Mártires del Cesar (norte), poco a poco han conocido la verdad y ahora asisten a los escenarios de justicia que lidera la Fiscalía General de la Nación. No ha sido un trabajo fácil para las autoridades, pero algo han adelantado, especialmente porque ya muchas familias saben qué pasó con sus seres queridos y por qué fueron objetivos de este grupo armado ilegal que los hizo sufrir tanto.

No todo es color de rosa. Todavía muchas víctimas siguen sin conocer la verdad, sin ser reparadas por el daño que sufrieron, pero con la esperanza de que la justicia algún día llegará, como sucedió esta semana con la etnia arhuaca que conoció en Valledupar de parte de siete de sus victimarios la verdad sobre los hechos violentos que cometieron en su territorio.

Aún faltan otras etnias indígenas y cientos de ciudadanos (cesarenses) que también esperan escuchar de sus victimarios la verdad y escuchar la palabra perdón, como ocurrió con los arhuacos. El proceso de la Ley de Justicia y Paz ha sido lento, las condenas de los paramilitares que delinquieron en esta zona no se han dado todavía, pero poco a poco se va esclareciendo el panorama.