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Columnista - 18 febrero, 2022

Julio Erazo, te fuiste en “La espumita del río”

Julio me dijo en su casa de Guamal, justo al lado de su inseparable Elides, a quien le compuso tantas hermosas melodías: “El río tiene que ver mucho con mis composiciones, definitivamente yo soy un compositor acuífero”. 

De los golpes recientes, el más fuerte que ha sufrido la música colombiana fue la partida el pasado 12 de febrero de uno de los más grandes compositores, de aquellos influenciados por las aguas del río Magdalena, el maestro Julio Erazo Cuevas, Premio Nacional Vida y Obra, Ministerio de Cultura 2018.

La vida de Julio Erazo siempre giró alrededor del río más importante de Colombia. Siendo apenas un bebé sus padres lo llevaron de Barranquilla a Guamal, Magdalena, y luego de Guamal a Honda, Tolima, todo en barco por el flamante y gran río Magdalena, por eso muchos de quienes lo conocimos sentimos que una de sus poesías más hermosas que convirtió en canción y en éxito nacional fue ‘La espumita del río’.

Julio me dijo en su casa de Guamal, justo al lado de su inseparable Elides, a quien le compuso tantas hermosas melodías: “El río tiene que ver mucho con mis composiciones, definitivamente yo soy un compositor acuífero”. 

El maestro Erazo pasó buena parte de su vida entre Buena Vista y Guamal, y cuando salía de esos pueblos siempre tenía que viajar por el río, quiero en su honor compartir algunos versos de “La espumita del río”.

Ahí te mando mi cariño por la espumita del río 

Es un pedazo de mi alma que va muriendo de frío

Como no vienes a verme, mi cariñito te envío 

En la espumita del río, en la espumita del río

Morena, si tú supieras lo que tiene el pecho mío

Un corazón que se agita; sea tu recuerdo lo mío

Ahí te van mis ilusiones, ahí te va el corazón mío

En la espumita del río, en la espumita del río

Acércate a la orillita en los momentos de hastío

Y mira las espumitas que van bajando en el río

Un pedazo de mi vida que poco a poco te envío

En la espumita del río, en la espumita del río

Es un romanticismo llevado a su máxima expresión, el gran maestro Julio Erazo fue un poeta enamoradizo, que se quedaba mirando la espuma detrás de las embarcaciones y su corazón que estaba a kilómetros de una de sus amadas, le dice a la mente mándale nuestro cariño en la espumita del río.

Pero la espumita del río no solo llevaba el mensaje como aquellas palomas mensajeras, sino que el galán y gran poeta que se nos fue, pretendía que su amada al ver la espumita recibiera allí el alma de su amado. Poesía pura, hecha canción, Dios reciba con honores a un grande de la música colombiana.

COLOFÓN: El incidente presentado en días pasados en el municipio de San Diego, Cesar, en el que el artista vallenato ‘Mono Zabaleta’ no se presentó ante la fanaticada de su propio pueblo natal, tiene muchas implicaciones y puntos de vistas. Nosotros los abogados hacemos permanente gala de un aforismo latino que dice: “Pacta sunt servanda”, que traduce, lo pactado obliga, y que en derecho civil se eleva a un principio que establece que “el contrato es Ley entre las partes”. Así que, si el empresario debía pagar una suma de dinero previo a la presentación y no lo hizo, el artista estaba en todo su derecho de hacer cumplir la cláusula. Otra cosa es que el ‘Mono’ también hubiese podido cobrarle después al incumplido y cantarle a su pueblo, porque el artista se debe a la gente.   

Por Jorge Naín Ruiz

Columnista
18 febrero, 2022

Julio Erazo, te fuiste en “La espumita del río”

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Nain

Julio me dijo en su casa de Guamal, justo al lado de su inseparable Elides, a quien le compuso tantas hermosas melodías: “El río tiene que ver mucho con mis composiciones, definitivamente yo soy un compositor acuífero”. 


De los golpes recientes, el más fuerte que ha sufrido la música colombiana fue la partida el pasado 12 de febrero de uno de los más grandes compositores, de aquellos influenciados por las aguas del río Magdalena, el maestro Julio Erazo Cuevas, Premio Nacional Vida y Obra, Ministerio de Cultura 2018.

La vida de Julio Erazo siempre giró alrededor del río más importante de Colombia. Siendo apenas un bebé sus padres lo llevaron de Barranquilla a Guamal, Magdalena, y luego de Guamal a Honda, Tolima, todo en barco por el flamante y gran río Magdalena, por eso muchos de quienes lo conocimos sentimos que una de sus poesías más hermosas que convirtió en canción y en éxito nacional fue ‘La espumita del río’.

Julio me dijo en su casa de Guamal, justo al lado de su inseparable Elides, a quien le compuso tantas hermosas melodías: “El río tiene que ver mucho con mis composiciones, definitivamente yo soy un compositor acuífero”. 

El maestro Erazo pasó buena parte de su vida entre Buena Vista y Guamal, y cuando salía de esos pueblos siempre tenía que viajar por el río, quiero en su honor compartir algunos versos de “La espumita del río”.

Ahí te mando mi cariño por la espumita del río 

Es un pedazo de mi alma que va muriendo de frío

Como no vienes a verme, mi cariñito te envío 

En la espumita del río, en la espumita del río

Morena, si tú supieras lo que tiene el pecho mío

Un corazón que se agita; sea tu recuerdo lo mío

Ahí te van mis ilusiones, ahí te va el corazón mío

En la espumita del río, en la espumita del río

Acércate a la orillita en los momentos de hastío

Y mira las espumitas que van bajando en el río

Un pedazo de mi vida que poco a poco te envío

En la espumita del río, en la espumita del río

Es un romanticismo llevado a su máxima expresión, el gran maestro Julio Erazo fue un poeta enamoradizo, que se quedaba mirando la espuma detrás de las embarcaciones y su corazón que estaba a kilómetros de una de sus amadas, le dice a la mente mándale nuestro cariño en la espumita del río.

Pero la espumita del río no solo llevaba el mensaje como aquellas palomas mensajeras, sino que el galán y gran poeta que se nos fue, pretendía que su amada al ver la espumita recibiera allí el alma de su amado. Poesía pura, hecha canción, Dios reciba con honores a un grande de la música colombiana.

COLOFÓN: El incidente presentado en días pasados en el municipio de San Diego, Cesar, en el que el artista vallenato ‘Mono Zabaleta’ no se presentó ante la fanaticada de su propio pueblo natal, tiene muchas implicaciones y puntos de vistas. Nosotros los abogados hacemos permanente gala de un aforismo latino que dice: “Pacta sunt servanda”, que traduce, lo pactado obliga, y que en derecho civil se eleva a un principio que establece que “el contrato es Ley entre las partes”. Así que, si el empresario debía pagar una suma de dinero previo a la presentación y no lo hizo, el artista estaba en todo su derecho de hacer cumplir la cláusula. Otra cosa es que el ‘Mono’ también hubiese podido cobrarle después al incumplido y cantarle a su pueblo, porque el artista se debe a la gente.   

Por Jorge Naín Ruiz