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Columnista - 31 agosto, 2018

Juego ganao, no se cierra

El dominó es un juego delicioso y de mucho juicio para meter la ficha y retener las que meten los otros tres jugadores; cuando los cuatro participantes son buenos deleita verlos, pero cuando falla uno, el dominó como todos los juegos se reciente y lo cobra. Eso me pasó en estos días cruzado con el […]

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El dominó es un juego delicioso y de mucho juicio para meter la ficha y retener las que meten los otros tres jugadores; cuando los cuatro participantes son buenos deleita verlos, pero cuando falla uno, el dominó como todos los juegos se reciente y lo cobra. Eso me pasó en estos días cruzado con el primo Leo Maya, él era mi cruz, mi compañero y le dimos una sinfonía de sabiduría dominosística a los “AVENTAJADOS” el Turco Yalil y Bernelis López, a quienes le gusta siempre estar como San Martín, o constituir un trapiche Molino Rojo, triturador del bagazo que no le dejan una gota de guarapo. Ese día, ellos montados, entraron a matar, como siempre pero no contaron con algo que en el juego es definitivo: la suerte, ese día teníamos tanto Leo como yo, la leche espesa, cada vez que metíamos la mano sin hacer paquetes al mejor estilo de Beto Barros cogíamos cinco y hasta seis fichas de la misma pinta y en forma inmisericorde les empujamos cinco partidos seguidos, cincuenta mil barritas que para Yayil era la ruina y para Bernelis una hecatombe y para la sexta cuando ya todo estaba finiquitado a nuestro favor, vino el desastre y cerré un juego ganado infringiendo la norma de “juego ganao no se cierra” y por irreflexivo lo cerré y perdí. No parecen cosas tuyas me dijo el negrito Rois, que eres tan juicioso para cerrar, ¡qué cagaón! Gritó Hilario Añez, no seas animal en forma descortés e irrespetuosa vociferó Tono Maya, huy exclamó asombrado Fausto Cotés, José Aponte usted que es tan analítico ha hecho semejante animalada reflexionó el filósofo y matemático profesor Socarrás, esa es la mama de las jugadas, me vas a dar una pollita de ella para sacarle cría me habló el empaquetador profesional de la escuela de Belisa en Villanueva, Beto Barros, Juancho Pinto, solo agregó: lo vivo diciendo, hay que tener juicio y concentrarse, pero no entienden, mejor no digo nada añadió Miro Guerra y el pobre Leo solo alcanzó a gritar: ¡nojoda!, yo si soy salao, tú estabas pensando en los nietos o en Mercy que no te dejan tranquilo un momento o qué. Me tienes que devolver mi plata.

Cuando yo cerré y dije en voz alta convencido que había ganado ¡seis pintas!, y le vi la cara de yo no fui al Aventajado o Acomodao Bernelis, supe que había perdido y miré para atrás y me provocó pegarle un puño a Marcelito, el famoso médico internista, el doctor Marcelo Calderón, quien casi me rompe la camisa obligándome a hacer lo que hice y no quería hacer: cerrar el juego porque juego ganao no se cierra.

De ahí en adelante viene el cobro o el recule del ovejo y nos retiramos dándole aplicación a una famosa frase del Turco Yayil cuando gana y orondo se va diciendo “de esta mazorca ni un grano”.

Que sabroso es jugar el dominó entre amigos, aunque hagamos pillas, nos saquen la piedra y hasta ofrezcamos hasta trompadas que nunca pasan a hechos reales, eso ayuda a vivir.

José Aponte Martínez

Columnista
31 agosto, 2018

Juego ganao, no se cierra

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

El dominó es un juego delicioso y de mucho juicio para meter la ficha y retener las que meten los otros tres jugadores; cuando los cuatro participantes son buenos deleita verlos, pero cuando falla uno, el dominó como todos los juegos se reciente y lo cobra. Eso me pasó en estos días cruzado con el […]


El dominó es un juego delicioso y de mucho juicio para meter la ficha y retener las que meten los otros tres jugadores; cuando los cuatro participantes son buenos deleita verlos, pero cuando falla uno, el dominó como todos los juegos se reciente y lo cobra. Eso me pasó en estos días cruzado con el primo Leo Maya, él era mi cruz, mi compañero y le dimos una sinfonía de sabiduría dominosística a los “AVENTAJADOS” el Turco Yalil y Bernelis López, a quienes le gusta siempre estar como San Martín, o constituir un trapiche Molino Rojo, triturador del bagazo que no le dejan una gota de guarapo. Ese día, ellos montados, entraron a matar, como siempre pero no contaron con algo que en el juego es definitivo: la suerte, ese día teníamos tanto Leo como yo, la leche espesa, cada vez que metíamos la mano sin hacer paquetes al mejor estilo de Beto Barros cogíamos cinco y hasta seis fichas de la misma pinta y en forma inmisericorde les empujamos cinco partidos seguidos, cincuenta mil barritas que para Yayil era la ruina y para Bernelis una hecatombe y para la sexta cuando ya todo estaba finiquitado a nuestro favor, vino el desastre y cerré un juego ganado infringiendo la norma de “juego ganao no se cierra” y por irreflexivo lo cerré y perdí. No parecen cosas tuyas me dijo el negrito Rois, que eres tan juicioso para cerrar, ¡qué cagaón! Gritó Hilario Añez, no seas animal en forma descortés e irrespetuosa vociferó Tono Maya, huy exclamó asombrado Fausto Cotés, José Aponte usted que es tan analítico ha hecho semejante animalada reflexionó el filósofo y matemático profesor Socarrás, esa es la mama de las jugadas, me vas a dar una pollita de ella para sacarle cría me habló el empaquetador profesional de la escuela de Belisa en Villanueva, Beto Barros, Juancho Pinto, solo agregó: lo vivo diciendo, hay que tener juicio y concentrarse, pero no entienden, mejor no digo nada añadió Miro Guerra y el pobre Leo solo alcanzó a gritar: ¡nojoda!, yo si soy salao, tú estabas pensando en los nietos o en Mercy que no te dejan tranquilo un momento o qué. Me tienes que devolver mi plata.

Cuando yo cerré y dije en voz alta convencido que había ganado ¡seis pintas!, y le vi la cara de yo no fui al Aventajado o Acomodao Bernelis, supe que había perdido y miré para atrás y me provocó pegarle un puño a Marcelito, el famoso médico internista, el doctor Marcelo Calderón, quien casi me rompe la camisa obligándome a hacer lo que hice y no quería hacer: cerrar el juego porque juego ganao no se cierra.

De ahí en adelante viene el cobro o el recule del ovejo y nos retiramos dándole aplicación a una famosa frase del Turco Yayil cuando gana y orondo se va diciendo “de esta mazorca ni un grano”.

Que sabroso es jugar el dominó entre amigos, aunque hagamos pillas, nos saquen la piedra y hasta ofrezcamos hasta trompadas que nunca pasan a hechos reales, eso ayuda a vivir.

José Aponte Martínez