“Chente”, fiel expresión del auténtico juglar vallenato, campesino natural, compositor por excelencia, acordeonero de sus propias vivencias, picante, sagaz, satírico, romántico, bohemio, galán con las damas, a las que le dedicó canciones, en su mayoría inéditas.
Por Celso Guerra
“Chente”, fiel expresión del auténtico juglar vallenato, campesino natural, compositor por excelencia, acordeonero de sus propias vivencias, picante, sagaz, satírico, romántico, bohemio, galán con las damas, a las que le dedicó canciones, en su mayoría inéditas.
Las grabadas no pasan de veinte, suficientes para su inmortalidad, publicadas por insignes intérpretes, que le garantizaron, a cantantes, acordeoneros y disqueras y a él, éxito y prestigio; el dinero producido por las canciones, está en el bolsillo quizás de quien.
Con la partida de Munive,son pocos los juglares del vallenato raizal que quedan, pero lo triste, no es que nuestros juglares cumplan su ciclo biológico, si no que su legado musical se vaya con ellos, mi estilo se va conmigo, premonitoriamente lo dijo Alejo, en una de sus canciones, es la apatía,el desgano de los dirigentes de la región por mantener viva su obra, como ocurre en otras regiones; Cartagena, acaba de erigirle un busto a Joe Arroyo, con la consabida queja si parece o no, en uno de los sitios más estratégicos del corralito de piedra, también sucede en Barranquilla, Con Shakira, Pacho Galán y Esther Forero, solo por mencionar, al azar, algunos nombres, esas ciudades, como todas las del mundo, sienten orgullo de sus hijos, que le dieron brillo lustre a través del arte.
Los nuestros han cumplido la misma misión, ellos siguieron adelante, sin recibir ningún tipo de estímulo, por difundir nuestra identidad y llevarla a confines insospechados.
No hay políticas de estado, para que estas figuras y su música, trasciendan en el tiempo, a no ser que algún músico de moda, decida incluir en su repertorio estas canciones, las nuevas generaciones, conocen más de Madonna, Bieber, Don Omar, Daddy Yanqui; ellos no tienen ni idea, no es su culpa, quien es, Luis E Martínez, Escalona, Emiliano Zuleta, Alejo Duran, Leandro Díaz, Abel Antonio Villa Juancho Polo, Etc.
¿Cómo exigimos las nuevas generaciones autenticidad en los nuevos cantos, cuando no estamos mostrando a los precursores del vallenato tradicional?
La cátedra sobre música vallenata en los colegios de Valledupar y el Cesar, es indispensable en los primeros años de aprendizaje, a pesar de la negativa del Consejo de Estado de implementarla, alegando argumentos que traslucen desconocimiento del sentir de la mayoría de los habitantes de la región, prevaleciendo el querer de la minoría.
Cuantas regiones de Colombia y otras latitudes, quisieran tener nuestra riqueza Musical, para magnificarla, promocionarla y mostrarla al mundo, como han hecho los mejicanos con sus mariachis, Brasil con la Samba y los gringos con el Jazz.
En Valledupar, a excepción de las urbanizaciones, Lorenzo Morales y Hernando Marín, los monumentos, a los músicos, en la ceiba, el pedazo de acordeón y la pilonera mayor, no hay más nada, que le indique a al visitante, que está en la capital mundial del vallenato, las exaltaciones menciones, nombres de avenidas y lugares más importantes del Valle del Cacique Upar, están reservados a personajes sin ninguna trascendencia en el pueblo, inmortalizados por sus parientes políticos.
“Chente”, fiel expresión del auténtico juglar vallenato, campesino natural, compositor por excelencia, acordeonero de sus propias vivencias, picante, sagaz, satírico, romántico, bohemio, galán con las damas, a las que le dedicó canciones, en su mayoría inéditas.
Por Celso Guerra
“Chente”, fiel expresión del auténtico juglar vallenato, campesino natural, compositor por excelencia, acordeonero de sus propias vivencias, picante, sagaz, satírico, romántico, bohemio, galán con las damas, a las que le dedicó canciones, en su mayoría inéditas.
Las grabadas no pasan de veinte, suficientes para su inmortalidad, publicadas por insignes intérpretes, que le garantizaron, a cantantes, acordeoneros y disqueras y a él, éxito y prestigio; el dinero producido por las canciones, está en el bolsillo quizás de quien.
Con la partida de Munive,son pocos los juglares del vallenato raizal que quedan, pero lo triste, no es que nuestros juglares cumplan su ciclo biológico, si no que su legado musical se vaya con ellos, mi estilo se va conmigo, premonitoriamente lo dijo Alejo, en una de sus canciones, es la apatía,el desgano de los dirigentes de la región por mantener viva su obra, como ocurre en otras regiones; Cartagena, acaba de erigirle un busto a Joe Arroyo, con la consabida queja si parece o no, en uno de los sitios más estratégicos del corralito de piedra, también sucede en Barranquilla, Con Shakira, Pacho Galán y Esther Forero, solo por mencionar, al azar, algunos nombres, esas ciudades, como todas las del mundo, sienten orgullo de sus hijos, que le dieron brillo lustre a través del arte.
Los nuestros han cumplido la misma misión, ellos siguieron adelante, sin recibir ningún tipo de estímulo, por difundir nuestra identidad y llevarla a confines insospechados.
No hay políticas de estado, para que estas figuras y su música, trasciendan en el tiempo, a no ser que algún músico de moda, decida incluir en su repertorio estas canciones, las nuevas generaciones, conocen más de Madonna, Bieber, Don Omar, Daddy Yanqui; ellos no tienen ni idea, no es su culpa, quien es, Luis E Martínez, Escalona, Emiliano Zuleta, Alejo Duran, Leandro Díaz, Abel Antonio Villa Juancho Polo, Etc.
¿Cómo exigimos las nuevas generaciones autenticidad en los nuevos cantos, cuando no estamos mostrando a los precursores del vallenato tradicional?
La cátedra sobre música vallenata en los colegios de Valledupar y el Cesar, es indispensable en los primeros años de aprendizaje, a pesar de la negativa del Consejo de Estado de implementarla, alegando argumentos que traslucen desconocimiento del sentir de la mayoría de los habitantes de la región, prevaleciendo el querer de la minoría.
Cuantas regiones de Colombia y otras latitudes, quisieran tener nuestra riqueza Musical, para magnificarla, promocionarla y mostrarla al mundo, como han hecho los mejicanos con sus mariachis, Brasil con la Samba y los gringos con el Jazz.
En Valledupar, a excepción de las urbanizaciones, Lorenzo Morales y Hernando Marín, los monumentos, a los músicos, en la ceiba, el pedazo de acordeón y la pilonera mayor, no hay más nada, que le indique a al visitante, que está en la capital mundial del vallenato, las exaltaciones menciones, nombres de avenidas y lugares más importantes del Valle del Cacique Upar, están reservados a personajes sin ninguna trascendencia en el pueblo, inmortalizados por sus parientes políticos.