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Las huellas de los 'falsos positivos' - 20 agosto, 2022

José Bula, el fumigador de arroz que mataron por un patrullaje 

Al joven de 24 años lo presentan falsamente como un subversivo caído en combate en el año 2004.

 José Bula vivía en Pueblo Bello. FOTO DE JOAQUÍN RAMÍREZ.
José Bula vivía en Pueblo Bello. FOTO DE JOAQUÍN RAMÍREZ.

La última vez que a José Rafael Bula Molina lo vieron con vida se encontraba fumigando arroz en una finca ubicada en el sector de Zanjón del municipio de Pueblo Bello, Cesar. Al sitio, siendo aproximadamente las 12:30 del día, llegó un joven apodado ‘Coco Liso’ que lo invitó a salir. 

Él aceptó y los dos partieron esa mañana del 9 de junio del año 2004 por un camino hasta ahora desconocido para los padres de Bula. Luego la noche y la luz del siguiente día cayó sin conocerse nada del paradero del muchacho fumigador de arroz.  

La preocupación invadió a la familia Bula, por tanto, empezó la búsqueda en los lugares aledaños. Al poco tiempo, llegó la mala noticia: un vecino informó que José Rafael estaba muerto, tirado en la trocha que da a la finca del señor conocido como ‘Papi Zuleta’. 

Hicimos averiguaciones y nos dijeron que el Ejército lo había recogido, ubicándolo en la morgue del hospital Rosario Pumarejo de López”, contó Rafael Enrique Yaguna Zarate a la justicia ordinaria. 

EL ANTES DE…

Sin embargo, ellos ignoraban la realidad que acabó con la vida del joven de 24 años de edad quien medianamente alcanzó la educación básica primaria. El camino que José Rafael Bula Molina optó lo condujo a un grupo de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, dirigido por el paramilitar Jhon Jairo Hernández Sánchez, alias Daniel Centella, que lo retuvieron.  

Los hombres armados, aprovechando que aquel muchacho tenía presuntamente mala fama, decidieron darlo al Ejército Nacional para un ‘positivo’ a cambio el grupo de alias 38 patrulló por ese corredor rural. 

 “Miembros de la región de Valencia, según ellos a mí no me consta, que estaban cansados del muchacho, porque el muchacho era vicioso y que el muchacho cuando metía alucinógeno comenzaba a robar a los vecinos o a la gente de la población. La captura del muchacho la realicé yo con mis hombres o sea el robo, como lo llama uno, yo me lo robé, allí en Valencia de Jesús”, dijo John Jairo Hernández Sánchez en versión libre el 5 de mayo de 2009. 

Agregó que a Bula Molina se lo entregaron a miembros del Gaula del Ejército que estaba presionando. “Ese muchacho no era guerrillero ni era nada, simplemente por comentarios de la población de que no se lo soportaban y eso más se hizo a base de que el Gaula estaba presionando”, puntualizó Hernández. 

 Jhon Jairo Hernández, alias Daniel Centella. FOTO ARCHIVO CORTESÍA EL HERALDO.

LA OTRA CARA 

Sin embargo, años después otra versión más realista surgió. Según otros testimonios y el registro de las Fuerzas Militares, José Rafael Bula Molina habría sido recibido por el pelotón Zarpazo, al mando del entonces sargento José de Jesús Rueda Quintero. 

Este reconoció los hechos y describió cómo se coordinó el crimen. Al parecer, el jefe paramilitar alias 38 pactó la entrega del ‘positivo’ con el mayor (r) Guillermo Gutiérrez, quien mandó al sargento a la ubicación de ‘operaciones’. 

 “Esa fue la primer orden que yo recibí por parte del mayor Gutiérrez, cuando me dieron la orden de operaciones y arranqué efectivamente llegué al Zanjón y apenas llegué (…) fui contactado por un finquero, (…) y me dijo que me necesitaban, me llamó porque yo era el comandante, bueno yo fui, cuando llego ahí, pues efectivamente estaba alias 38 (…) me dice «vamos a entregarle un positivo, es un miembro de mi organización», (…) que tenía mala conducta, por ese motivo lo iban a entregar, (…) creo que era vicioso, fumaba marihuana (…) y que pues organizáramos el tema (sic)”, relató José de Jesús Rueda Quintero en una versión voluntaria entregada el 3 de octubre de 2018 a la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP. 

Explicó que envió a un subalterno a recibir a la víctima que los paramilitares mataron. No obstante, de acuerdo a lo recopilado por la JEP por un paramilitar que también participó en el hecho, se conoció que el encargado de acabar con la vida de Bula Molina fue el mismo Rueda Quintero, quien después ordenó quemar la documentación del joven. 

EL RESULTADO 

El pelotón Zarpazo presentó a José Bula como un paramilitar no identificado dado de baja tras un enfrentamiento con el ‘Frente Mártires del Valle de Upar’. Según lo reportado, habría sido en desarrollo de la misión táctica ‘Júpiter’ de la operación “Espartaco” en la hacienda La Esperanza, jurisdicción del municipio de Valledupar. 

El cadáver del joven lo trasladaron a la sede de Medicina Legal de la capital del Cesar, localizada dentro del Hospital Rosario Pumarejo. Al sitio llegaron los familiares a reconocerlo y a aportar la copia de su cédula. Tras conocer la versión de los militares, los padres dieron su versión de lo sucedido a las autoridades. 

LOS INVOLUCRADOS 

Estos hechos fueron reconocidos por el exparamilitar Jhon Jairo Hernández Sánchez y los exmilitares José de Jesús Rueda y Victoriano Valencia. Sin embargo, solo estos dos últimos hacen parte de la Jurisdicción Especial para la Paz. 

Por Marllelys Salinas / EL PILÓN 

[email protected] 

Las huellas de los 'falsos positivos'
20 agosto, 2022

José Bula, el fumigador de arroz que mataron por un patrullaje 

Al joven de 24 años lo presentan falsamente como un subversivo caído en combate en el año 2004.


 José Bula vivía en Pueblo Bello. FOTO DE JOAQUÍN RAMÍREZ.
José Bula vivía en Pueblo Bello. FOTO DE JOAQUÍN RAMÍREZ.

La última vez que a José Rafael Bula Molina lo vieron con vida se encontraba fumigando arroz en una finca ubicada en el sector de Zanjón del municipio de Pueblo Bello, Cesar. Al sitio, siendo aproximadamente las 12:30 del día, llegó un joven apodado ‘Coco Liso’ que lo invitó a salir. 

Él aceptó y los dos partieron esa mañana del 9 de junio del año 2004 por un camino hasta ahora desconocido para los padres de Bula. Luego la noche y la luz del siguiente día cayó sin conocerse nada del paradero del muchacho fumigador de arroz.  

La preocupación invadió a la familia Bula, por tanto, empezó la búsqueda en los lugares aledaños. Al poco tiempo, llegó la mala noticia: un vecino informó que José Rafael estaba muerto, tirado en la trocha que da a la finca del señor conocido como ‘Papi Zuleta’. 

Hicimos averiguaciones y nos dijeron que el Ejército lo había recogido, ubicándolo en la morgue del hospital Rosario Pumarejo de López”, contó Rafael Enrique Yaguna Zarate a la justicia ordinaria. 

EL ANTES DE…

Sin embargo, ellos ignoraban la realidad que acabó con la vida del joven de 24 años de edad quien medianamente alcanzó la educación básica primaria. El camino que José Rafael Bula Molina optó lo condujo a un grupo de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, dirigido por el paramilitar Jhon Jairo Hernández Sánchez, alias Daniel Centella, que lo retuvieron.  

Los hombres armados, aprovechando que aquel muchacho tenía presuntamente mala fama, decidieron darlo al Ejército Nacional para un ‘positivo’ a cambio el grupo de alias 38 patrulló por ese corredor rural. 

 “Miembros de la región de Valencia, según ellos a mí no me consta, que estaban cansados del muchacho, porque el muchacho era vicioso y que el muchacho cuando metía alucinógeno comenzaba a robar a los vecinos o a la gente de la población. La captura del muchacho la realicé yo con mis hombres o sea el robo, como lo llama uno, yo me lo robé, allí en Valencia de Jesús”, dijo John Jairo Hernández Sánchez en versión libre el 5 de mayo de 2009. 

Agregó que a Bula Molina se lo entregaron a miembros del Gaula del Ejército que estaba presionando. “Ese muchacho no era guerrillero ni era nada, simplemente por comentarios de la población de que no se lo soportaban y eso más se hizo a base de que el Gaula estaba presionando”, puntualizó Hernández. 

 Jhon Jairo Hernández, alias Daniel Centella. FOTO ARCHIVO CORTESÍA EL HERALDO.

LA OTRA CARA 

Sin embargo, años después otra versión más realista surgió. Según otros testimonios y el registro de las Fuerzas Militares, José Rafael Bula Molina habría sido recibido por el pelotón Zarpazo, al mando del entonces sargento José de Jesús Rueda Quintero. 

Este reconoció los hechos y describió cómo se coordinó el crimen. Al parecer, el jefe paramilitar alias 38 pactó la entrega del ‘positivo’ con el mayor (r) Guillermo Gutiérrez, quien mandó al sargento a la ubicación de ‘operaciones’. 

 “Esa fue la primer orden que yo recibí por parte del mayor Gutiérrez, cuando me dieron la orden de operaciones y arranqué efectivamente llegué al Zanjón y apenas llegué (…) fui contactado por un finquero, (…) y me dijo que me necesitaban, me llamó porque yo era el comandante, bueno yo fui, cuando llego ahí, pues efectivamente estaba alias 38 (…) me dice «vamos a entregarle un positivo, es un miembro de mi organización», (…) que tenía mala conducta, por ese motivo lo iban a entregar, (…) creo que era vicioso, fumaba marihuana (…) y que pues organizáramos el tema (sic)”, relató José de Jesús Rueda Quintero en una versión voluntaria entregada el 3 de octubre de 2018 a la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP. 

Explicó que envió a un subalterno a recibir a la víctima que los paramilitares mataron. No obstante, de acuerdo a lo recopilado por la JEP por un paramilitar que también participó en el hecho, se conoció que el encargado de acabar con la vida de Bula Molina fue el mismo Rueda Quintero, quien después ordenó quemar la documentación del joven. 

EL RESULTADO 

El pelotón Zarpazo presentó a José Bula como un paramilitar no identificado dado de baja tras un enfrentamiento con el ‘Frente Mártires del Valle de Upar’. Según lo reportado, habría sido en desarrollo de la misión táctica ‘Júpiter’ de la operación “Espartaco” en la hacienda La Esperanza, jurisdicción del municipio de Valledupar. 

El cadáver del joven lo trasladaron a la sede de Medicina Legal de la capital del Cesar, localizada dentro del Hospital Rosario Pumarejo. Al sitio llegaron los familiares a reconocerlo y a aportar la copia de su cédula. Tras conocer la versión de los militares, los padres dieron su versión de lo sucedido a las autoridades. 

LOS INVOLUCRADOS 

Estos hechos fueron reconocidos por el exparamilitar Jhon Jairo Hernández Sánchez y los exmilitares José de Jesús Rueda y Victoriano Valencia. Sin embargo, solo estos dos últimos hacen parte de la Jurisdicción Especial para la Paz. 

Por Marllelys Salinas / EL PILÓN 

[email protected]