El próximo lunes 24 cumpliría Don Jorge Dangond Daza 100 años de haber nacido en su natal y querida Villanueva; tal vez él ha sido uno de los hombres más importantes en esa tierra que tanta gente ilustre ha tenido en todos los campos de la actividad humana, allí todo se da en abundancia y […]
El próximo lunes 24 cumpliría Don Jorge Dangond Daza 100 años de haber nacido en su natal y querida Villanueva; tal vez él ha sido uno de los hombres más importantes en esa tierra que tanta gente ilustre ha tenido en todos los campos de la actividad humana, allí todo se da en abundancia y dentro de ese contexto hay casos excepcionales, y ese fue Don Jorge que sin título universitario se impuso y brilló con luz propia hasta eclipsar en el cielo vallenato, donde desarrolló su periplo vital, pues por más de 60 años vivió aquí, a todos los que le rodeaban.
Desde muy temprana edad, después de hacer unos pininos políticos en Villanueva donde fue Concejal, aterrizó en esta ciudad que le abrió los brazos y lo recibió con alegría, como nos ha recibido a todos los villanueveros que vivimos aquí, hasta convertirse en un eminente y prestigioso vallenato, que logró hacer de esta tierra su feudo político, social y económico pues en esas tres actividades logró llegar a la cima.
Fue un conservador por ideología en esta tierra liberal de los Castro, Villazón, Araujo y Quintero, entre otros y contrajo matrimonio con Elisa, la flor más bella del jardín valduparense, hija nada menos que de Anibal Guillermo Castro Monsalvo, hermano “del hombre más importante que el Valle ha tenido” y la distinguida matrona Dominga Palmera Baquero, hermana de Ovidio Palmera, el abogado civilista más importante de la región, matrimonio que fue ejemplo de amor y felicidad por más de medio siglo, hasta cuando la muerte los separó, dejando una bella familia que hoy en día goza del “cariño de la gente” como decía su buen amigo Andrés Becerra Morón.
Sus hijos José Jorge, Elsy, Eduardo, María Elisa y Fernando, todos felizmente casados, siguiendo el ejemplo de su padre son empresarios agropecuarios que día a día trabajan porque el Valle siga creciendo urbanísticamente, socialmente, económicamente y llegue a ser una de las ciudades ejemplo en el país y en el mundo.
En lo económico, don Jorge batió todos los récords pues de Villanueva llegó con prestigio, pero sin recursos económicos, pero con unas ganas de trabajar inmensas y unas agallas que se les desbordaban: llegó a sembrar miles de hectáreas de algodón, como también tenía miles de cabezas de ganado e igual número de hectáreas de tierra, era un verdadero terrateniente y parejo al triunfo económico, paralelo a él también ascendía su posición social y rápidamente fue elegido presidente del emblemático y aristocrático Club Valledupar, lugar donde creo que se van a efectuar los actos conmemorativos de los 100 años de su natalicio.
Pero donde más brilló Jorge Dangond fue en la política: concejal varias veces, diputado, senador, alcalde dos veces, gobernador, embajador y miembro de cuanta junta había, ya fuera económica, gremial o social, en todas partes estaba Jorge y en todas partes era bien recibido por su carácter afable, jovial, servidor y oportuno con sus amigos. Esa era otra gran cualidad que lo adornaba, amigo de sus amigos sin mirar estratos sociales.
Puedo decirlo a boca llena y con inmenso orgullo villanuevero: Valledupar, es hoy lo que es, una ciudad pujante que día a día se hace más grande e importante por la decidida intervención de Jorge Dangond Daza que hizo la transición en su primera alcaldía de pueblo a ciudad e instaló los cimientos con una gran visión para que en este Valle se desarrollara y creciera la gran Capital Mundial del Vallenato, labor que continuó en su segunda administración gracias a la oportuna designación que le hiciera ese coloso cesarense el doctor José Antonio Murgas Aponte, cuando fue gobernador.
Se acabó el espacio y son tantas las cosas que hay que decir de don Jorge que quizás en un futuro me le mida a escribir su biografía salpicada de buenas anécdotas que iluminaron su larga, pero corta y fructífera vida.
El próximo lunes 24 cumpliría Don Jorge Dangond Daza 100 años de haber nacido en su natal y querida Villanueva; tal vez él ha sido uno de los hombres más importantes en esa tierra que tanta gente ilustre ha tenido en todos los campos de la actividad humana, allí todo se da en abundancia y […]
El próximo lunes 24 cumpliría Don Jorge Dangond Daza 100 años de haber nacido en su natal y querida Villanueva; tal vez él ha sido uno de los hombres más importantes en esa tierra que tanta gente ilustre ha tenido en todos los campos de la actividad humana, allí todo se da en abundancia y dentro de ese contexto hay casos excepcionales, y ese fue Don Jorge que sin título universitario se impuso y brilló con luz propia hasta eclipsar en el cielo vallenato, donde desarrolló su periplo vital, pues por más de 60 años vivió aquí, a todos los que le rodeaban.
Desde muy temprana edad, después de hacer unos pininos políticos en Villanueva donde fue Concejal, aterrizó en esta ciudad que le abrió los brazos y lo recibió con alegría, como nos ha recibido a todos los villanueveros que vivimos aquí, hasta convertirse en un eminente y prestigioso vallenato, que logró hacer de esta tierra su feudo político, social y económico pues en esas tres actividades logró llegar a la cima.
Fue un conservador por ideología en esta tierra liberal de los Castro, Villazón, Araujo y Quintero, entre otros y contrajo matrimonio con Elisa, la flor más bella del jardín valduparense, hija nada menos que de Anibal Guillermo Castro Monsalvo, hermano “del hombre más importante que el Valle ha tenido” y la distinguida matrona Dominga Palmera Baquero, hermana de Ovidio Palmera, el abogado civilista más importante de la región, matrimonio que fue ejemplo de amor y felicidad por más de medio siglo, hasta cuando la muerte los separó, dejando una bella familia que hoy en día goza del “cariño de la gente” como decía su buen amigo Andrés Becerra Morón.
Sus hijos José Jorge, Elsy, Eduardo, María Elisa y Fernando, todos felizmente casados, siguiendo el ejemplo de su padre son empresarios agropecuarios que día a día trabajan porque el Valle siga creciendo urbanísticamente, socialmente, económicamente y llegue a ser una de las ciudades ejemplo en el país y en el mundo.
En lo económico, don Jorge batió todos los récords pues de Villanueva llegó con prestigio, pero sin recursos económicos, pero con unas ganas de trabajar inmensas y unas agallas que se les desbordaban: llegó a sembrar miles de hectáreas de algodón, como también tenía miles de cabezas de ganado e igual número de hectáreas de tierra, era un verdadero terrateniente y parejo al triunfo económico, paralelo a él también ascendía su posición social y rápidamente fue elegido presidente del emblemático y aristocrático Club Valledupar, lugar donde creo que se van a efectuar los actos conmemorativos de los 100 años de su natalicio.
Pero donde más brilló Jorge Dangond fue en la política: concejal varias veces, diputado, senador, alcalde dos veces, gobernador, embajador y miembro de cuanta junta había, ya fuera económica, gremial o social, en todas partes estaba Jorge y en todas partes era bien recibido por su carácter afable, jovial, servidor y oportuno con sus amigos. Esa era otra gran cualidad que lo adornaba, amigo de sus amigos sin mirar estratos sociales.
Puedo decirlo a boca llena y con inmenso orgullo villanuevero: Valledupar, es hoy lo que es, una ciudad pujante que día a día se hace más grande e importante por la decidida intervención de Jorge Dangond Daza que hizo la transición en su primera alcaldía de pueblo a ciudad e instaló los cimientos con una gran visión para que en este Valle se desarrollara y creciera la gran Capital Mundial del Vallenato, labor que continuó en su segunda administración gracias a la oportuna designación que le hiciera ese coloso cesarense el doctor José Antonio Murgas Aponte, cuando fue gobernador.
Se acabó el espacio y son tantas las cosas que hay que decir de don Jorge que quizás en un futuro me le mida a escribir su biografía salpicada de buenas anécdotas que iluminaron su larga, pero corta y fructífera vida.