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Política - 23 julio, 2024

Jesurún y Benedetti, dos caras de la misma moneda

En menos de 10 días el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Ramón Jesurún y el embajador de Colombia ante la FAO, Armando Benedetti, dos colombianos que se supone deberían ser ejemplos de buen comportamiento ante el mundo, han cometido actos deleznables de violencia, sin siquiera sonrojarse. El caso Jesurún produce vergüenza ajena, no […]

Armando Benedetti y Ramón Jesurún.
Armando Benedetti y Ramón Jesurún.
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En menos de 10 días el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Ramón Jesurún y el embajador de Colombia ante la FAO, Armando Benedetti, dos colombianos que se supone deberían ser ejemplos de buen comportamiento ante el mundo, han cometido actos deleznables de violencia, sin siquiera sonrojarse.

El caso Jesurún produce vergüenza ajena, no solo hacia él, sino hacia las demás directivas de la Federación Colombiana de Fútbol y a las de la Dimayor que, fieles a sus intereses, y sin importarles lo reprochable de su comportamiento, excusaron y expresaron solidaridad con Jesurún. Por su parte la Cancillería colombiana anunció investigaciones respecto a la denuncia por agresión que la pareja de Armando Benedetti interpuso ante las autoridades españolas. 

Ramón Jesurún y Armando Benedetti tienen muchas cosas en común; los dos son barranquilleros, los dos tienen posiciones de poder y los dos agredieron a mujeres. Estos dos hombres recurrieron a la violencia en situaciones que seguramente podrían haberse resuelto de otra manera. 

En su libro ‘El segundo sexo’, Simone de Beauvoir, escribe: «En manos masculinas, la lógica es a menudo violencia». La frase se refiere a que cuando un hombre siente frustración hacia una mujer que lo reta, ya sea en el campo sentimental o intelectual, la lógica es con frecuencia imponerse con fuerza y brutalidad. 

Esto es exactamente lo que ocurrió en el caso de Jesurún. Una mujer que a todas luces se presentaba muy inferior ante los ojos del presidente, lo reta al exigirle una acreditación para ingresar a la cancha durante la premiación. Una situación que con calma y mesura pudo resolverse pacíficamente, con la única consecuencia de llegar unos minutos tarde a la entrega de medallas, terminó en un escándalo nacional y un Jesurún vestido de naranja, enjuiciado en Estados Unidos. 

Aunque es muy pronto para dar opiniones sobre el caso Benedetti, me atrevo a afirmar que se trata de la misma dinámica. Su esposa de alguna manera reta la autoridad de Benedetti, posiblemente al pedirle el divorcio, y este, al ostentar poder político y económico, encuentra intolerable su comportamiento y la agrede ya sea de manera verbal, psicológica o física. 

Recordemos que Benedetti tiene un historial de maltratar mujeres. Sus divorcios han estado rodeados de denuncias por comportamiento violento hacia sus exesposas. Esta conducta también es evidente en los audios publicados por Semana el año pasado, en los que insulta y ofende de Laura Sarabia. En ese caso pasa exactamente lo mismo: una mujer que en el imaginario de Benedetti no debería tener más poder que él, pero lo tiene, le produce frustración y procede a agredirla y acosarla verbalmente.

¿Cómo evitar seguir perpetuando estos comportamientos? Es necesario que a los niños y jóvenes se les enseñe a expresar su frustración de formas saludables, lejos de manifestaciones de violencia. Hay que parar de decirles que “los niños no lloran”, de pedirles que “se comporten como hombrecitos”. El no permitirles expresar lo que realmente sienten se convierte en una incapacidad de procesar esos sentimientos y de buscar una salida sana y pacífica a eso que están sintiendo. 

Pero además, es una necesidad que, desde las figuras de autoridad del país, en sectores públicos, pero también privados, se empiecen a condenar estos comportamientos. Resulta verdaderamente repugnante el cinismo de las directivas del fútbol profesional colombiano y de algunos periodistas que buscaron todas las formas posibles de justificar la actuación de Ramón Jesurún. Resulta verdaderamente repugnante que después de todos los antecedentes de violencia, sin mencionar muchos otros comportamientos reprochables, Armando Benedetti siga ostentando un cargo diplomático. El mensaje que se está dando es que se pueden comportar como les plazca y no pasará absolutamente nada, no habrá ninguna consecuencia. ¿Se entiende lo peligroso que es esto en el contexto en el que vivimos en Colombia? Parece que no.

Mariana Orozco Blanco.

Política
23 julio, 2024

Jesurún y Benedetti, dos caras de la misma moneda

En menos de 10 días el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Ramón Jesurún y el embajador de Colombia ante la FAO, Armando Benedetti, dos colombianos que se supone deberían ser ejemplos de buen comportamiento ante el mundo, han cometido actos deleznables de violencia, sin siquiera sonrojarse. El caso Jesurún produce vergüenza ajena, no […]


Armando Benedetti y Ramón Jesurún.
Armando Benedetti y Ramón Jesurún.
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En menos de 10 días el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Ramón Jesurún y el embajador de Colombia ante la FAO, Armando Benedetti, dos colombianos que se supone deberían ser ejemplos de buen comportamiento ante el mundo, han cometido actos deleznables de violencia, sin siquiera sonrojarse.

El caso Jesurún produce vergüenza ajena, no solo hacia él, sino hacia las demás directivas de la Federación Colombiana de Fútbol y a las de la Dimayor que, fieles a sus intereses, y sin importarles lo reprochable de su comportamiento, excusaron y expresaron solidaridad con Jesurún. Por su parte la Cancillería colombiana anunció investigaciones respecto a la denuncia por agresión que la pareja de Armando Benedetti interpuso ante las autoridades españolas. 

Ramón Jesurún y Armando Benedetti tienen muchas cosas en común; los dos son barranquilleros, los dos tienen posiciones de poder y los dos agredieron a mujeres. Estos dos hombres recurrieron a la violencia en situaciones que seguramente podrían haberse resuelto de otra manera. 

En su libro ‘El segundo sexo’, Simone de Beauvoir, escribe: «En manos masculinas, la lógica es a menudo violencia». La frase se refiere a que cuando un hombre siente frustración hacia una mujer que lo reta, ya sea en el campo sentimental o intelectual, la lógica es con frecuencia imponerse con fuerza y brutalidad. 

Esto es exactamente lo que ocurrió en el caso de Jesurún. Una mujer que a todas luces se presentaba muy inferior ante los ojos del presidente, lo reta al exigirle una acreditación para ingresar a la cancha durante la premiación. Una situación que con calma y mesura pudo resolverse pacíficamente, con la única consecuencia de llegar unos minutos tarde a la entrega de medallas, terminó en un escándalo nacional y un Jesurún vestido de naranja, enjuiciado en Estados Unidos. 

Aunque es muy pronto para dar opiniones sobre el caso Benedetti, me atrevo a afirmar que se trata de la misma dinámica. Su esposa de alguna manera reta la autoridad de Benedetti, posiblemente al pedirle el divorcio, y este, al ostentar poder político y económico, encuentra intolerable su comportamiento y la agrede ya sea de manera verbal, psicológica o física. 

Recordemos que Benedetti tiene un historial de maltratar mujeres. Sus divorcios han estado rodeados de denuncias por comportamiento violento hacia sus exesposas. Esta conducta también es evidente en los audios publicados por Semana el año pasado, en los que insulta y ofende de Laura Sarabia. En ese caso pasa exactamente lo mismo: una mujer que en el imaginario de Benedetti no debería tener más poder que él, pero lo tiene, le produce frustración y procede a agredirla y acosarla verbalmente.

¿Cómo evitar seguir perpetuando estos comportamientos? Es necesario que a los niños y jóvenes se les enseñe a expresar su frustración de formas saludables, lejos de manifestaciones de violencia. Hay que parar de decirles que “los niños no lloran”, de pedirles que “se comporten como hombrecitos”. El no permitirles expresar lo que realmente sienten se convierte en una incapacidad de procesar esos sentimientos y de buscar una salida sana y pacífica a eso que están sintiendo. 

Pero además, es una necesidad que, desde las figuras de autoridad del país, en sectores públicos, pero también privados, se empiecen a condenar estos comportamientos. Resulta verdaderamente repugnante el cinismo de las directivas del fútbol profesional colombiano y de algunos periodistas que buscaron todas las formas posibles de justificar la actuación de Ramón Jesurún. Resulta verdaderamente repugnante que después de todos los antecedentes de violencia, sin mencionar muchos otros comportamientos reprochables, Armando Benedetti siga ostentando un cargo diplomático. El mensaje que se está dando es que se pueden comportar como les plazca y no pasará absolutamente nada, no habrá ninguna consecuencia. ¿Se entiende lo peligroso que es esto en el contexto en el que vivimos en Colombia? Parece que no.

Mariana Orozco Blanco.