El samario se presenta por séptima vez al Festival de la Leyenda Vallenata. Este año puede ser la vencida.
Santa Marta fue desde siempre la capital del Magdalena Grande, espacio que comprendía al Cesar, La Guajira y Magdalena como parte de su territorio. No es una tierra alejada de las tradiciones vallenatas y su historia registra el paso de grandes juglares del folclor.
Aunque el tiempo haya pasado, Valledupar y Santa Marta siguen uniendo a sus habitantes a través de la música. Hace siete años, un samario inició una de sus más grandes luchas; coronarse Rey Vallenato Profesional en la tierra de los Santos Reyes.
La titánica batalla de Javier Matta continúa. El pasado 11 de marzo, hizo su inscripción ante la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata. Es considerado hace dos años, como uno de los favoritos al título de Rey Vallenato Profesional y este año siente que puede ser la vencida.
Desde los 6 años empezó a tocar acordeón, pero se inclinaba más por la guitarra o la batería. Solo a los 13 años decidió de nuevo agarrar este instrumento, que empolvado, lo volvió a cautivar y desde ese momento no ha parado.
Le tocó empezar de cero, pero su ansiedad lo llevó a dedicarle al acordeón, dos horas diarias durante tres meses, manejando con gran destreza los cuatro aires y participar en su primer Festival en Santa Marta donde quedó de tercero.
Participó en varios festivales de la costa para “agarrar cancha” y de ahí brincó a la Escuela del ‘Turco’ Gil donde también aprendió a dominar caja, guacharaca y canto vallenato. Fue en el 2006 cuando decidió hacer un alto en el camino y participar solamente en el Festival de la Leyenda Vallenata.
Empezó el 2008 haciendo la transición de la categoría juvenil a profesional. En ese tiempo habló con su maestro, el Rey Vallenato 2002, Navín López a quien no le pareció descabellada la idea, aun cuando no había pasado por la categoría aficionado.
Este año es la séptima vez que se presenta, en 2012 ocupó el tercer puesto, y el año pasado estuvo en los cinco finalistas. Llega este año al concurso siendo uno de los grandes favoritos y así lo ratifican sus dos actuaciones anteriores.
“El favoritismo a mí no me da tranquilidad porque todos son buenos acordeoneros y si me confío puedo estar cometiendo el error que no he cometido en estos siete años. Yo no me confío, me sigo preparando porque todos los años el festival da un giro y hay que estar preparado para lo que pueda suceder”, expresó el acordeonero.
Su fuerte en el escenario son la puya y el merengue, aunque no abandona el paseo y sobretodo el son, al que considera el más delicado y difícil de interpretar por la métrica, haciendo que sea fácil equivocarse haciendo más notorio los errores.
Sabe que la competencia es muy dura y por eso vale la pena, y este año no se siente ni victorioso ni perdedor. Su mínima meta es llegar a la final porque no se puede bajar las expectativas, aunque su meta final sea llegar a ser Rey Vallenato, título que le ha sido esquivo.
Por: Antonio Peralta Nieto
El samario se presenta por séptima vez al Festival de la Leyenda Vallenata. Este año puede ser la vencida.
Santa Marta fue desde siempre la capital del Magdalena Grande, espacio que comprendía al Cesar, La Guajira y Magdalena como parte de su territorio. No es una tierra alejada de las tradiciones vallenatas y su historia registra el paso de grandes juglares del folclor.
Aunque el tiempo haya pasado, Valledupar y Santa Marta siguen uniendo a sus habitantes a través de la música. Hace siete años, un samario inició una de sus más grandes luchas; coronarse Rey Vallenato Profesional en la tierra de los Santos Reyes.
La titánica batalla de Javier Matta continúa. El pasado 11 de marzo, hizo su inscripción ante la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata. Es considerado hace dos años, como uno de los favoritos al título de Rey Vallenato Profesional y este año siente que puede ser la vencida.
Desde los 6 años empezó a tocar acordeón, pero se inclinaba más por la guitarra o la batería. Solo a los 13 años decidió de nuevo agarrar este instrumento, que empolvado, lo volvió a cautivar y desde ese momento no ha parado.
Le tocó empezar de cero, pero su ansiedad lo llevó a dedicarle al acordeón, dos horas diarias durante tres meses, manejando con gran destreza los cuatro aires y participar en su primer Festival en Santa Marta donde quedó de tercero.
Participó en varios festivales de la costa para “agarrar cancha” y de ahí brincó a la Escuela del ‘Turco’ Gil donde también aprendió a dominar caja, guacharaca y canto vallenato. Fue en el 2006 cuando decidió hacer un alto en el camino y participar solamente en el Festival de la Leyenda Vallenata.
Empezó el 2008 haciendo la transición de la categoría juvenil a profesional. En ese tiempo habló con su maestro, el Rey Vallenato 2002, Navín López a quien no le pareció descabellada la idea, aun cuando no había pasado por la categoría aficionado.
Este año es la séptima vez que se presenta, en 2012 ocupó el tercer puesto, y el año pasado estuvo en los cinco finalistas. Llega este año al concurso siendo uno de los grandes favoritos y así lo ratifican sus dos actuaciones anteriores.
“El favoritismo a mí no me da tranquilidad porque todos son buenos acordeoneros y si me confío puedo estar cometiendo el error que no he cometido en estos siete años. Yo no me confío, me sigo preparando porque todos los años el festival da un giro y hay que estar preparado para lo que pueda suceder”, expresó el acordeonero.
Su fuerte en el escenario son la puya y el merengue, aunque no abandona el paseo y sobretodo el son, al que considera el más delicado y difícil de interpretar por la métrica, haciendo que sea fácil equivocarse haciendo más notorio los errores.
Sabe que la competencia es muy dura y por eso vale la pena, y este año no se siente ni victorioso ni perdedor. Su mínima meta es llegar a la final porque no se puede bajar las expectativas, aunque su meta final sea llegar a ser Rey Vallenato, título que le ha sido esquivo.
Por: Antonio Peralta Nieto