Por: Raúl Bermúdez Márquez

El complot para provocar el desprestigio del actual alcalde de Bogotá, el caribeño Gustavo Petro, y la promoción de una eventual revocatoria de su mandato ya no puede ser más evidente. Y es que el hombre desde su paso por el Congreso, pisa callos. Y eso duele, sobre todo cuando el callo está muy abultado y además infectado por males crónicos del sistema como la corrupción, las prácticas monopólicas, la contratación leonina con el Estado en favor de los  amigos políticos o de los compinches económicos, los cálculos politiqueros hacia el futuro y pare de contar.  Cada acción del alcalde que tenga como propósito concretar lo que plasmó en su programa de gobierno levanta tremenda polvareda en los medios de comunicación que de manera recurrente brindan toda la cobertura noticiosa a sus contradictores, pero se vuelven sordos, ciegos y mudos ante sus logros. Algo tan elemental como su postura radical ante el macabro espectáculo de sangre y muerte de las corridas de toros, llevó a los medios a ponerse del lado de los abnegados empresarios de la muerte de los toros y no de las organizaciones defensoras de los animales. Su propósito de brindar una salida digna y gradualmente curativa a los adictos a las drogas narcóticas, a través de la estrategia de los centros de atención del drogadicto, Camad, como se hace en muchos países desarrollados, es ridiculizado por algunos programas televisivos que hasta el humor lo sesgan, utilizando el mecanismo subliminal de mostrarlo como un coleto, termino que se aplica a los marihuaneros en el interior del país. En su empeño de hacer partícipe a los recicladores del lucrativo negocio de la recolección de basuras y de lograr su reutilización total para algún día tener cero basura y favorecer la sostenibilidad ambiental, entonces comienzan a mostrar imágenes de archivo con un reguero de estas en varios puntos de la ciudad para generar la idea en el televidente de que el solo anuncio del nuevo plan ya produjo un problema de salud pública inconmensurable. Hasta el actual defensor del pueblo que se esperaba saliera en defensa del pueblo, es decir de los 14 mil  recicladores de Bogotá, de manera insólita pasa un derecho de petición para defender “la libre competencia”, como si la gente del común no tuviera el derecho a competir.. El modelo de Empresa Pública de Medellín que atiende todos los servicios públicos en esa ciudad y que internacionalmente es reconocido como exitoso y digno de emular  y que es semejante al que Petro quiere implementar en Bogotá, según sus acérrimos opositores, en la capital sería el acabose. Para completar este cuadro de ignominias, el Superintendente de Industria y Comercio, Pablo Felipe Robledo, perteneciente al Partido Cambio Radical fundado por el actual ministro de Vivienda, Germán Vargas Lleras, ordenó una visita intempestiva –e ilegal  según opiniones autorizadas- a la Administración Distrital de Bogotá, donde entre otras labores realizadas le hicieron un espionaje a los correos electrónicos enviados o recibidos por el alcalde. Todo parece estar relacionado con el escozor que produce a algunos encopetados de Bogotá dos cosas: la primera que el Alcalde pretenda llevar a vivir al centro de Bogotá a la “chusma” cuando propone que las viviendas gratis que le corresponden a la ciudad de la 100 mil que otorgará el gobierno central se construyan en un lote que el Distrito tiene cercano al actual Centro Administrativo Distrital, y la segunda, que si le va bien en la Alcaldía, Petro será un escollo difícil de superar para la aspiración presidencial de Germán Vargas Lleras en el 2018, después de la relección de Juan Manuel Santos, [email protected]