Valledupar ha mantenido su proceso de desarrollo urbanístico a través de las invasiones de grandes extensiones de tierra. Los vallenatos raizales y los documentos de creación e historia cuentan que Valledupar era, en esa época, solo el barrio Cañaguate, Cerezo, el centro, y después un poquito más allá hasta el barrio El Carmen, barrio este […]
Valledupar ha mantenido su proceso de desarrollo urbanístico a través de las invasiones de grandes extensiones de tierra. Los vallenatos raizales y los documentos de creación e historia cuentan que Valledupar era, en esa época, solo el barrio Cañaguate, Cerezo, el centro, y después un poquito más allá hasta el barrio El Carmen, barrio este forjado por inminentes trabajadores de los santanderes que se asentaron aquí, huyendo de la violencia de su tierra.
Pero también cuenta la historia que en esa época, como hoy, el dulce sabor de la tierra vallenata atraía mucha gente que deseaba radicarse en ésta fructífera región. Se invadió el sector de ‘Las Tablitas’, por los lados de La Ceiba y el Primero de Mayo, luego el 12 de Octubre y el famoso Rojas, hoy conocido como el barrio Fundadores.
Más invasiones fueron llegando que los gobiernos de turno dejaron fortalecer hasta convertirse en un verdadero problema. Hoy estamos ante una situación seria en el que todos los actores involucrados creen tener la última palabra de una verdad absoluta.
Por un lado los invasores aducen y reclaman el derecho a la vivienda, un espacio digno donde sus hijos vivan, esto ante los ojos de la legalidad constitucional debe prevalecer, como el derecho a la vida.
La Corte Constitucional ampara la propiedad privada y conceptúa que hay que desalojar y devolver las tierras a sus propietarios; es menester del Gobierno local, reubicar a más de 800 familias con las condiciones que el desalojo amerita de atención y trato digno, hay más familias allí, ¿qué hacer con ellas? ¿Cómo proceder? Hoy un pronunciamiento legal, la Sentencia T-946 de 2011 y la Resolución 2841 del 27 de diciembre del 2019 de la Corte Constitucional establece que debe darse un desalojo a los sectores invadidos de Brisas de la Popa, Los Guasimales, Altos de Pimienta y Bello Horizonte II pero atendiendo las recomendaciones de reubicación determinadas en la sentencia. El próximo 4 de febrero de 2020 es la fecha establecida para el desalojo.
Amanecerá y veremos, lo cierto es que en 28 días ni con una varita mágica el alcalde Mello Castro va a resolver este problema que por más de 11 años se convirtió en una “papa caliente” para los alcaldes antecesores: Tuto Uhia, Fredys Socarras, Luis Fabián Fernandez, etc.
Es necesario encontrar un punto de equilibrio en donde se permita dar una solución de fondo a una problemática que data de hace muchos años manifestó el secretario de Gobierno, Luis Galvis Nuñez, al periodista Darwin Bandera del noticiero Maravilla Informa. Valledupar presenta un déficit alto de viviendas y en este menester el Gobierno deberá invertir recursos por más de 865.000 millones; las tierras invadidas tienen un costo de 250.000 millones de acuerdo a los avaluos.
Estos son valores que no se podrán cubrir de manera inmediata por que no hay con qué. Así de sencillo. Mientras tanto para desalojar toda esta gente hay que pensar en las familias que ya están posicionadas, pensar en los niños, ancianos, mujeres embarazadas, en las personas discapacitadas. No es fácil cumplir con el mandato de la Corte Constitucional y ni pensar que todo el peso de la responsabilidad recaiga sobre el actual alcalde.
En cada cambio de gobierno se presenta esta situación y en épocas de campañas ahí si hay visibilidad de toda esta gente para que su voto decida. Invasión o evasión, ¿para cuándo la solución? Es la pregunta. Sólo Eso.
Valledupar ha mantenido su proceso de desarrollo urbanístico a través de las invasiones de grandes extensiones de tierra. Los vallenatos raizales y los documentos de creación e historia cuentan que Valledupar era, en esa época, solo el barrio Cañaguate, Cerezo, el centro, y después un poquito más allá hasta el barrio El Carmen, barrio este […]
Valledupar ha mantenido su proceso de desarrollo urbanístico a través de las invasiones de grandes extensiones de tierra. Los vallenatos raizales y los documentos de creación e historia cuentan que Valledupar era, en esa época, solo el barrio Cañaguate, Cerezo, el centro, y después un poquito más allá hasta el barrio El Carmen, barrio este forjado por inminentes trabajadores de los santanderes que se asentaron aquí, huyendo de la violencia de su tierra.
Pero también cuenta la historia que en esa época, como hoy, el dulce sabor de la tierra vallenata atraía mucha gente que deseaba radicarse en ésta fructífera región. Se invadió el sector de ‘Las Tablitas’, por los lados de La Ceiba y el Primero de Mayo, luego el 12 de Octubre y el famoso Rojas, hoy conocido como el barrio Fundadores.
Más invasiones fueron llegando que los gobiernos de turno dejaron fortalecer hasta convertirse en un verdadero problema. Hoy estamos ante una situación seria en el que todos los actores involucrados creen tener la última palabra de una verdad absoluta.
Por un lado los invasores aducen y reclaman el derecho a la vivienda, un espacio digno donde sus hijos vivan, esto ante los ojos de la legalidad constitucional debe prevalecer, como el derecho a la vida.
La Corte Constitucional ampara la propiedad privada y conceptúa que hay que desalojar y devolver las tierras a sus propietarios; es menester del Gobierno local, reubicar a más de 800 familias con las condiciones que el desalojo amerita de atención y trato digno, hay más familias allí, ¿qué hacer con ellas? ¿Cómo proceder? Hoy un pronunciamiento legal, la Sentencia T-946 de 2011 y la Resolución 2841 del 27 de diciembre del 2019 de la Corte Constitucional establece que debe darse un desalojo a los sectores invadidos de Brisas de la Popa, Los Guasimales, Altos de Pimienta y Bello Horizonte II pero atendiendo las recomendaciones de reubicación determinadas en la sentencia. El próximo 4 de febrero de 2020 es la fecha establecida para el desalojo.
Amanecerá y veremos, lo cierto es que en 28 días ni con una varita mágica el alcalde Mello Castro va a resolver este problema que por más de 11 años se convirtió en una “papa caliente” para los alcaldes antecesores: Tuto Uhia, Fredys Socarras, Luis Fabián Fernandez, etc.
Es necesario encontrar un punto de equilibrio en donde se permita dar una solución de fondo a una problemática que data de hace muchos años manifestó el secretario de Gobierno, Luis Galvis Nuñez, al periodista Darwin Bandera del noticiero Maravilla Informa. Valledupar presenta un déficit alto de viviendas y en este menester el Gobierno deberá invertir recursos por más de 865.000 millones; las tierras invadidas tienen un costo de 250.000 millones de acuerdo a los avaluos.
Estos son valores que no se podrán cubrir de manera inmediata por que no hay con qué. Así de sencillo. Mientras tanto para desalojar toda esta gente hay que pensar en las familias que ya están posicionadas, pensar en los niños, ancianos, mujeres embarazadas, en las personas discapacitadas. No es fácil cumplir con el mandato de la Corte Constitucional y ni pensar que todo el peso de la responsabilidad recaiga sobre el actual alcalde.
En cada cambio de gobierno se presenta esta situación y en épocas de campañas ahí si hay visibilidad de toda esta gente para que su voto decida. Invasión o evasión, ¿para cuándo la solución? Es la pregunta. Sólo Eso.