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Columnista - 7 septiembre, 2022

Integración regional es la clave

La historia de nuestra organización estatal está escrita por disputas sangrientas y épocas de gran inestabilidad como aquella denominada ‘patria boba’ caracterizada por sucesivas reformas constitucionales.

La historia de nuestra organización estatal está escrita por disputas sangrientas y épocas de gran inestabilidad como aquella denominada ‘patria boba’ caracterizada por sucesivas reformas constitucionales que no resolvían los problemas del Estado en proceso de separación del reino español.

La Constitución de 1886 sin lugar a dudas permitió la consolidación de Colombia como un estado regido bajo un contrato social a pesar de las críticas que pueda tener ese texto propio de la concepción política del siglo XIX y de profunda influencia monárquica, eso explica que por mucho tiempo en las escuelas nos enseñaban que España era la madre patria, y así debíamos llamarla.

Pero la Constitución de 1991 dio saltos importantes, proclamó la libertad de culto superando el dominio católico que asfixiaba todas las esferas de nuestras vidas una de esas la educación, cosa que aún se mantiene en las zonas rurales donde el clero exige se le conceda el privilegio de enseñar en las condiciones más atrasadas y miserables pagando pobres salarios a los docentes; también se debe reconocer que en un intento por resolver los problemas de desigualdad en varios territorios y con la esperanza de promover el desarrollo del país se consagraron en la constitución política figuras como las provincias Artículo 321 de la C.P y las regiones Artículo 286, esta última muy defendida por el exgobernador del Atlántico Eduardo Verano de la Rosa.

Me refiero a ellas como un intento de la constitución porque simplemente no han tenido la atención debida por los organismos encargados de darles vida, exactamente el Congreso de la República y las Asambleas Departamentales; seguramente con este tipo de división territorial o mejor de asociación territorial se podría impulsar el progreso de las llamadas subregiones de varios departamentos atendiendo a sus aspectos comunes, por ejemplo cuando inició la fiebre de las regalías del Cesar se debió trabajar conjuntamente entre los municipios del corredor minero en proyectos comunes de gran impacto en esa zona, pero alcaldes perversos pensaron en plazas como en Becerril símbolo del despilfarro ó se debió promover la provincia de municipios del complejo cenagoso del Cesar para fomentar el desarrollo de estas poblaciones a partir del aprovechamiento de la Zapatosa.

Pero muchos años han transcurrido y las oportunidades desaparecen, es por eso que los municipios del sur plantean la posibilidad de emancipación del Cesar y constituir otro departamento, porque simplemente no se ha podido dar respuesta a sus necesidades, ni tampoco se ha aprovechado el potencial agrícola, cultural, económico y las ventajas de ser tierras limítrofes con otros departamentos como los Santanderes, sur de Bolívar y Magdalena.

El gobierno del presidente Gustavo Petro está brindando la oportunidad de pensar diferente, el desarrollo de los pueblos debe estar marcado por su integración y a su vez está por proyectos de impacto regional que no solo sean de iniciativa aislada de un alcalde y un gobernador, es el tiempo de convocar a los municipios y departamentos para trabajar de manera conjunta y ejecutar obras que representen prosperidad para todos como un tren regional, navegabilidad el Magdalena, recuperación del rio Cesar, promoción del turismo en la serranía del Perijá, fuentes alternativas de energía, etc y así no escucharemos el anhelo de secesión de los hermanos del sur.

Columnista
7 septiembre, 2022

Integración regional es la clave

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Carlos Andrés Añez Maestre

La historia de nuestra organización estatal está escrita por disputas sangrientas y épocas de gran inestabilidad como aquella denominada ‘patria boba’ caracterizada por sucesivas reformas constitucionales.


La historia de nuestra organización estatal está escrita por disputas sangrientas y épocas de gran inestabilidad como aquella denominada ‘patria boba’ caracterizada por sucesivas reformas constitucionales que no resolvían los problemas del Estado en proceso de separación del reino español.

La Constitución de 1886 sin lugar a dudas permitió la consolidación de Colombia como un estado regido bajo un contrato social a pesar de las críticas que pueda tener ese texto propio de la concepción política del siglo XIX y de profunda influencia monárquica, eso explica que por mucho tiempo en las escuelas nos enseñaban que España era la madre patria, y así debíamos llamarla.

Pero la Constitución de 1991 dio saltos importantes, proclamó la libertad de culto superando el dominio católico que asfixiaba todas las esferas de nuestras vidas una de esas la educación, cosa que aún se mantiene en las zonas rurales donde el clero exige se le conceda el privilegio de enseñar en las condiciones más atrasadas y miserables pagando pobres salarios a los docentes; también se debe reconocer que en un intento por resolver los problemas de desigualdad en varios territorios y con la esperanza de promover el desarrollo del país se consagraron en la constitución política figuras como las provincias Artículo 321 de la C.P y las regiones Artículo 286, esta última muy defendida por el exgobernador del Atlántico Eduardo Verano de la Rosa.

Me refiero a ellas como un intento de la constitución porque simplemente no han tenido la atención debida por los organismos encargados de darles vida, exactamente el Congreso de la República y las Asambleas Departamentales; seguramente con este tipo de división territorial o mejor de asociación territorial se podría impulsar el progreso de las llamadas subregiones de varios departamentos atendiendo a sus aspectos comunes, por ejemplo cuando inició la fiebre de las regalías del Cesar se debió trabajar conjuntamente entre los municipios del corredor minero en proyectos comunes de gran impacto en esa zona, pero alcaldes perversos pensaron en plazas como en Becerril símbolo del despilfarro ó se debió promover la provincia de municipios del complejo cenagoso del Cesar para fomentar el desarrollo de estas poblaciones a partir del aprovechamiento de la Zapatosa.

Pero muchos años han transcurrido y las oportunidades desaparecen, es por eso que los municipios del sur plantean la posibilidad de emancipación del Cesar y constituir otro departamento, porque simplemente no se ha podido dar respuesta a sus necesidades, ni tampoco se ha aprovechado el potencial agrícola, cultural, económico y las ventajas de ser tierras limítrofes con otros departamentos como los Santanderes, sur de Bolívar y Magdalena.

El gobierno del presidente Gustavo Petro está brindando la oportunidad de pensar diferente, el desarrollo de los pueblos debe estar marcado por su integración y a su vez está por proyectos de impacto regional que no solo sean de iniciativa aislada de un alcalde y un gobernador, es el tiempo de convocar a los municipios y departamentos para trabajar de manera conjunta y ejecutar obras que representen prosperidad para todos como un tren regional, navegabilidad el Magdalena, recuperación del rio Cesar, promoción del turismo en la serranía del Perijá, fuentes alternativas de energía, etc y así no escucharemos el anhelo de secesión de los hermanos del sur.