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Editorial - 30 septiembre, 2014

Inseguridad universitaria

La inseguridad en Valledupar tiene cercada a toda la población. Ni los estudiantes de la Universidad Popular del Cesar, sede Sabanas, se escapan de esa realidad que afecta cada día a un número insospechado de ciudadanos. El riesgo de ser víctima de los delincuentes es una realidad. A la salida del Campus Universitario los atracadores […]

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La inseguridad en Valledupar tiene cercada a toda la población. Ni los estudiantes de la Universidad Popular del Cesar, sede Sabanas, se escapan de esa realidad que afecta cada día a un número insospechado de ciudadanos. El riesgo de ser víctima de los delincuentes es una realidad. A la salida del Campus Universitario los atracadores asechan, las calles de los barrios aledaños son los sitios donde ocurren principalmente los hechos y lo peor de todo, no denuncian.
EL PILÓN conoció que diariamente se registran entre cinco y siete atracos en los alrededores del Campus Universitario, que recibe en la jornada diurna y nocturna más de nueve mil estudiantes, que en un porcentaje importante viven en pensiones cercanas a la sede de la UPC. Los barrios Siete de Agosto, Sabanas del Valle, Casimiro Raúl Maestre, Manantial, Ocho de Diciembre, Los Fundadores, entre otros, son los sitios donde rondan los atracadores motorizados.
La preocupación por la inseguridad que viven tanto los estudiantes como los vecinos de este sector, aumentó la semana pasada al conocerse que un estudiante que fue atracado a pocas cuadras de la universidad, fue herido con arma blanca por los delincuentes porque no llevaba nada de valor.
¿Dónde están los policías del cuadrante? Es la gran pregunta de los afectados y de los habitantes de la zona que son testigos diarios de los atracos, que ocurren principalmente en el día. Estos casos que no son denunciados no existen para las autoridades y por lo tanto, no actúan como se esperaría en estos casos.
A pesar de las dotaciones que han hecho la Alcaldía de Valledupar y la Gobernación del Cesar, representadas en vehículos (carros y motocicletas), la percepción de la ciudadanía es la de una policía ausente en los sectores críticos de la ciudad, que poco caso hace a los llamados de la comunidad.
El mes de septiembre se cierra con la muerte de tres personas (la última fue una mujer el sábado anterior) que se resistieron a igual número de atracos. Esto debe generar una reflexión en el interior de la fuerza pública, para que reorienten sus acciones que permitan combatir a los delincuentes y aumentar la confianza de la ciudadanía hacía la institución.
Se sabe del esfuerzo de la Policía Nacional en el Cesar, especialmente en Valledupar, pero la realidad dice otra cosa. El caso de los universitarios de la UPC es el espejo de los vallenatos, que sienten como son acosados cada vez más por los delincuentes. Nos unimos a la solicitud de mayor presencia policial en las calles, no hay que dejar espacios libres a los malos, las personas trabajadoras, las que se esfuerzan para ser profesionales y tener una mejor calidad vida, no merecen una ciudad insegura. Por eso la ciudadanía debe asumir su rol y denunciar los casos.

Editorial
30 septiembre, 2014

Inseguridad universitaria

La inseguridad en Valledupar tiene cercada a toda la población. Ni los estudiantes de la Universidad Popular del Cesar, sede Sabanas, se escapan de esa realidad que afecta cada día a un número insospechado de ciudadanos. El riesgo de ser víctima de los delincuentes es una realidad. A la salida del Campus Universitario los atracadores […]


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La inseguridad en Valledupar tiene cercada a toda la población. Ni los estudiantes de la Universidad Popular del Cesar, sede Sabanas, se escapan de esa realidad que afecta cada día a un número insospechado de ciudadanos. El riesgo de ser víctima de los delincuentes es una realidad. A la salida del Campus Universitario los atracadores asechan, las calles de los barrios aledaños son los sitios donde ocurren principalmente los hechos y lo peor de todo, no denuncian.
EL PILÓN conoció que diariamente se registran entre cinco y siete atracos en los alrededores del Campus Universitario, que recibe en la jornada diurna y nocturna más de nueve mil estudiantes, que en un porcentaje importante viven en pensiones cercanas a la sede de la UPC. Los barrios Siete de Agosto, Sabanas del Valle, Casimiro Raúl Maestre, Manantial, Ocho de Diciembre, Los Fundadores, entre otros, son los sitios donde rondan los atracadores motorizados.
La preocupación por la inseguridad que viven tanto los estudiantes como los vecinos de este sector, aumentó la semana pasada al conocerse que un estudiante que fue atracado a pocas cuadras de la universidad, fue herido con arma blanca por los delincuentes porque no llevaba nada de valor.
¿Dónde están los policías del cuadrante? Es la gran pregunta de los afectados y de los habitantes de la zona que son testigos diarios de los atracos, que ocurren principalmente en el día. Estos casos que no son denunciados no existen para las autoridades y por lo tanto, no actúan como se esperaría en estos casos.
A pesar de las dotaciones que han hecho la Alcaldía de Valledupar y la Gobernación del Cesar, representadas en vehículos (carros y motocicletas), la percepción de la ciudadanía es la de una policía ausente en los sectores críticos de la ciudad, que poco caso hace a los llamados de la comunidad.
El mes de septiembre se cierra con la muerte de tres personas (la última fue una mujer el sábado anterior) que se resistieron a igual número de atracos. Esto debe generar una reflexión en el interior de la fuerza pública, para que reorienten sus acciones que permitan combatir a los delincuentes y aumentar la confianza de la ciudadanía hacía la institución.
Se sabe del esfuerzo de la Policía Nacional en el Cesar, especialmente en Valledupar, pero la realidad dice otra cosa. El caso de los universitarios de la UPC es el espejo de los vallenatos, que sienten como son acosados cada vez más por los delincuentes. Nos unimos a la solicitud de mayor presencia policial en las calles, no hay que dejar espacios libres a los malos, las personas trabajadoras, las que se esfuerzan para ser profesionales y tener una mejor calidad vida, no merecen una ciudad insegura. Por eso la ciudadanía debe asumir su rol y denunciar los casos.