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Columnista - 5 noviembre, 2015

Inmadurez política y social

En gran parte de la costa Caribe colombiana hemos padecido de insensatez para con el bienestar político y social de nuestra región ignorando la importancia que conlleva saber elegir a nuestros gobernantes, a esos que supuestamente deben velar por el bienestar social, político, económico, cultural y artístico de nuestros departamentos y municipios. Todavía no hemos […]

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En gran parte de la costa Caribe colombiana hemos padecido de insensatez para con el bienestar político y social de nuestra región ignorando la importancia que conlleva saber elegir a nuestros gobernantes, a esos que supuestamente deben velar por el bienestar social, político, económico, cultural y artístico de nuestros departamentos y municipios.

Todavía no hemos comprendido la importancia que representa la elección democrática de los gerentes que tomarán las riendas de nuestras entidades territoriales, aún no hemos concebido que el futuro de una región radica en su mayoría en manos de quien esté su direccionamiento, una gerencia que debe estar a la altura de los principios y parámetros constitucionales y sobre todo acorde con todo el compendio de necesidades que en su momento trunquen el andar progresivo del bienestar social de todos los asociados.

Lastimosamente la corrupción y la ilegalidad poco a poco se apoderan de la democracia colombiana acabando con ella súbitamente, sumado a esto, la carencia de sentido de pertenencia de una parte bastante considerable de los colombianos, sobre todo en la costa Caribe de nuestro país. Hoy día reclamamos y nos quejamos por la falta de desarrollo y progreso en nuestras regiones, por la inexistencia del mínimo vital en los sectores menos favorecidos, por la poca priorización en diversos temas por parte de los administradores públicos, por los detrimentos propinados al patrimonio económico de diversas entidades, por los malos manejos en los gastos público-sociales y de funcionamiento e inversión, etc., pese a esto, es inconcebible que sigamos cayendo en el gravísimo error de no saber elegir, es deber de todos los ciudadanos votar a plena conciencia y con la completa convicción que su decisión será la mejor elección para el conglomerado social del cual hace parte.

La decadencia de la democracia cada día aumenta más y más ya que nosotros los colombianos no le estamos dando ni el uso ni el valor que esta merece, por el contrario cada día patrocinamos y auspiciamos su deterioro, su agravio, su fin. Esta crisis es una problemática a la cual no podemos ser ajenos, sino por el contrario confrontarla de manera mancomunada, con ímpetu.

Es hora que el voto de opinión sea mayoría, que le digamos si al voto inteligente, que todos los connacionales entendamos y asimilemos que está en nuestras manos el futuro de la democracia y el de nuestro país, para así de una vez por todas madurar social y políticamente en pro de nuestro presente y ad portas de una mejor posteridad.

Columnista
5 noviembre, 2015

Inmadurez política y social

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Camilo Pinto

En gran parte de la costa Caribe colombiana hemos padecido de insensatez para con el bienestar político y social de nuestra región ignorando la importancia que conlleva saber elegir a nuestros gobernantes, a esos que supuestamente deben velar por el bienestar social, político, económico, cultural y artístico de nuestros departamentos y municipios. Todavía no hemos […]


En gran parte de la costa Caribe colombiana hemos padecido de insensatez para con el bienestar político y social de nuestra región ignorando la importancia que conlleva saber elegir a nuestros gobernantes, a esos que supuestamente deben velar por el bienestar social, político, económico, cultural y artístico de nuestros departamentos y municipios.

Todavía no hemos comprendido la importancia que representa la elección democrática de los gerentes que tomarán las riendas de nuestras entidades territoriales, aún no hemos concebido que el futuro de una región radica en su mayoría en manos de quien esté su direccionamiento, una gerencia que debe estar a la altura de los principios y parámetros constitucionales y sobre todo acorde con todo el compendio de necesidades que en su momento trunquen el andar progresivo del bienestar social de todos los asociados.

Lastimosamente la corrupción y la ilegalidad poco a poco se apoderan de la democracia colombiana acabando con ella súbitamente, sumado a esto, la carencia de sentido de pertenencia de una parte bastante considerable de los colombianos, sobre todo en la costa Caribe de nuestro país. Hoy día reclamamos y nos quejamos por la falta de desarrollo y progreso en nuestras regiones, por la inexistencia del mínimo vital en los sectores menos favorecidos, por la poca priorización en diversos temas por parte de los administradores públicos, por los detrimentos propinados al patrimonio económico de diversas entidades, por los malos manejos en los gastos público-sociales y de funcionamiento e inversión, etc., pese a esto, es inconcebible que sigamos cayendo en el gravísimo error de no saber elegir, es deber de todos los ciudadanos votar a plena conciencia y con la completa convicción que su decisión será la mejor elección para el conglomerado social del cual hace parte.

La decadencia de la democracia cada día aumenta más y más ya que nosotros los colombianos no le estamos dando ni el uso ni el valor que esta merece, por el contrario cada día patrocinamos y auspiciamos su deterioro, su agravio, su fin. Esta crisis es una problemática a la cual no podemos ser ajenos, sino por el contrario confrontarla de manera mancomunada, con ímpetu.

Es hora que el voto de opinión sea mayoría, que le digamos si al voto inteligente, que todos los connacionales entendamos y asimilemos que está en nuestras manos el futuro de la democracia y el de nuestro país, para así de una vez por todas madurar social y políticamente en pro de nuestro presente y ad portas de una mejor posteridad.