Con un acto simbólico llamado el Círculo de la Palabra, miembros de esta comunidad asentada en el Nuevo Espinal, en La Guajira, radican la demanda de tierras ante un juez de Valledupar.
Indígenas de la etnia wayúu que habitan en el asentamiento Nuevo Espinal, en el municipio de Barrancas, La Guajira, reafirmaron la demanda presentada por la Unidad de Tierras ante el Juzgado Segundo de Restitución de Valledupar.
Marco Antonio Ipuana es la autoridad tradicional de Nuevo Espinal, tiene diez hijos y 47 nietos, todos miembros de esta comunidad que en los años 90 vivían en El Espinal, una zona que tuvieron que abandonar porque su tierra estaba en una zona que hoy hace parte del complejo carbonífero de Cerrejón.
En una entrevista entregada a Verdadabierta.com, Marco Ipuana manifestó que en 1993 su pueblo yacía en el Espinal, La Guajira, pero tuvo que ser reubicado a otro predio porque donde estaban alcanzaba a llegar el polvillo del carbón y cada día la contaminación era mayor. Desde entonces él y su comunidad comenzaron a trasegar por diferentes municipios de La Guajira.
Las autoridades de esta comunidad wayúu, distante de la Alta Guajira a más de 200 kilómetros, prefieren no adentrarse en los efectos del conflicto armado.
Se conoció que una vez llegaron a las tierras a donde fueron reasentados, grupos de autodefensas los desplazaron y se vieron obligados a dispersarse por los pueblos cercanos.
Tras años de trabajar fuera de sus tierras y de pasar necesidades para sostener a su familia, el líder indígena supo de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, medida que les permitiría regresar al predio que les entregaron para que se reasentaran.
Marco Ipuana participó en el proceso que se dio en la Mesa Permanente de Concertación Nacional con los Pueblos y Organizaciones Indígenas, logrando que se priorizara el asentamiento Nuevo Espinal, lo que agilizaría su restitución.
Esta comunidad es de las pocas que han presentado solicitud por restitución de tierras. Para eso, el cabildo gobernador, Álvaro Ipuana, hijo de Marco Antonio, convocó a las 36 familias que la conforman y se desplazaron hasta Valledupar para asistir a un acto público en el que radicaron la demanda ante el Juzgado Segundo Especializado de Restitución de Tierras.
Los wayúues fueron los encargados de verificar los límites y de hacer la caracterización de su territorio étnico.
La reunión se llevó a cabo en una casa campo del norte de la capital del Cesar, en donde después de escuchar las intervenciones del director nacional de la Unidad de Restitución de Tierras, Ricardo Sabogal, y de presenciar la entrega de la demanda al Juez Segundo de Restitución de Tierras, Álvaro Ipuana recibió los símbolos que lo identifican como autoridad: el karrachí (un sombrero adornado con borlas tejidas de colores) y el wuarrara (bastón de mando).
La directora regional de la Unidad de Tierras para el Cesar y La Guajira, Kety Montes, dijo que de esta manera se reivindican los derechos de esta comunidad que ha sufrido por la inoperancia del Estado y la presencia de grupos armados ilegales en la región.
Por otro lado, Álvaro Ipuana le expresó a su comunidad, “hoy comenzamos a recuperar nuestros derechos como territorio indígena”.
‘Koumainshi wayaa’: Tenemos tierra
Para sellar el formalismo jurídico de radicar la demanda de tierras ante un juez especializado, los indígenas wayúues de Nuevo Espinal se agarraron de las manos y formaron un círculo, en el que con la palabra reafirmaron el compromiso del Estado colombiano con su comunidad.
En su lengua wayuunaiki, los más de 200 indígenas manifestaron “koumainshi wayaa”, que significa “tenemos tierra” y todos tomados de manos cerraron el círculo y se convirtieron en una masa humana, que reafirma la unión alrededor de la palabra.
Esta comunidad vivía en Espinal, un predio de más de mil hectáreas y de ahí fueron reasentados en Cerrito. Según Ipuana les solicitaron cambiar el nombre a la nueva tierra por lo que decidieron llamarla Nuevo Espinal, porque el viejo ya había muerto.
Redacción EL PILÓN
Con un acto simbólico llamado el Círculo de la Palabra, miembros de esta comunidad asentada en el Nuevo Espinal, en La Guajira, radican la demanda de tierras ante un juez de Valledupar.
Indígenas de la etnia wayúu que habitan en el asentamiento Nuevo Espinal, en el municipio de Barrancas, La Guajira, reafirmaron la demanda presentada por la Unidad de Tierras ante el Juzgado Segundo de Restitución de Valledupar.
Marco Antonio Ipuana es la autoridad tradicional de Nuevo Espinal, tiene diez hijos y 47 nietos, todos miembros de esta comunidad que en los años 90 vivían en El Espinal, una zona que tuvieron que abandonar porque su tierra estaba en una zona que hoy hace parte del complejo carbonífero de Cerrejón.
En una entrevista entregada a Verdadabierta.com, Marco Ipuana manifestó que en 1993 su pueblo yacía en el Espinal, La Guajira, pero tuvo que ser reubicado a otro predio porque donde estaban alcanzaba a llegar el polvillo del carbón y cada día la contaminación era mayor. Desde entonces él y su comunidad comenzaron a trasegar por diferentes municipios de La Guajira.
Las autoridades de esta comunidad wayúu, distante de la Alta Guajira a más de 200 kilómetros, prefieren no adentrarse en los efectos del conflicto armado.
Se conoció que una vez llegaron a las tierras a donde fueron reasentados, grupos de autodefensas los desplazaron y se vieron obligados a dispersarse por los pueblos cercanos.
Tras años de trabajar fuera de sus tierras y de pasar necesidades para sostener a su familia, el líder indígena supo de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, medida que les permitiría regresar al predio que les entregaron para que se reasentaran.
Marco Ipuana participó en el proceso que se dio en la Mesa Permanente de Concertación Nacional con los Pueblos y Organizaciones Indígenas, logrando que se priorizara el asentamiento Nuevo Espinal, lo que agilizaría su restitución.
Esta comunidad es de las pocas que han presentado solicitud por restitución de tierras. Para eso, el cabildo gobernador, Álvaro Ipuana, hijo de Marco Antonio, convocó a las 36 familias que la conforman y se desplazaron hasta Valledupar para asistir a un acto público en el que radicaron la demanda ante el Juzgado Segundo Especializado de Restitución de Tierras.
Los wayúues fueron los encargados de verificar los límites y de hacer la caracterización de su territorio étnico.
La reunión se llevó a cabo en una casa campo del norte de la capital del Cesar, en donde después de escuchar las intervenciones del director nacional de la Unidad de Restitución de Tierras, Ricardo Sabogal, y de presenciar la entrega de la demanda al Juez Segundo de Restitución de Tierras, Álvaro Ipuana recibió los símbolos que lo identifican como autoridad: el karrachí (un sombrero adornado con borlas tejidas de colores) y el wuarrara (bastón de mando).
La directora regional de la Unidad de Tierras para el Cesar y La Guajira, Kety Montes, dijo que de esta manera se reivindican los derechos de esta comunidad que ha sufrido por la inoperancia del Estado y la presencia de grupos armados ilegales en la región.
Por otro lado, Álvaro Ipuana le expresó a su comunidad, “hoy comenzamos a recuperar nuestros derechos como territorio indígena”.
‘Koumainshi wayaa’: Tenemos tierra
Para sellar el formalismo jurídico de radicar la demanda de tierras ante un juez especializado, los indígenas wayúues de Nuevo Espinal se agarraron de las manos y formaron un círculo, en el que con la palabra reafirmaron el compromiso del Estado colombiano con su comunidad.
En su lengua wayuunaiki, los más de 200 indígenas manifestaron “koumainshi wayaa”, que significa “tenemos tierra” y todos tomados de manos cerraron el círculo y se convirtieron en una masa humana, que reafirma la unión alrededor de la palabra.
Esta comunidad vivía en Espinal, un predio de más de mil hectáreas y de ahí fueron reasentados en Cerrito. Según Ipuana les solicitaron cambiar el nombre a la nueva tierra por lo que decidieron llamarla Nuevo Espinal, porque el viejo ya había muerto.
Redacción EL PILÓN