Brasil es un país con muchas particularidades, conocido en el mundo por su futbol bonito, su samba y sus fiestas de carnaval; es una nación que se diferencia de las otras de América Latina, no solo por su tamaño sino por su idioma, el portugués, y su religión ecléctica. Brasil es Brasil… Recientemente, el país […]
Brasil es un país con muchas particularidades, conocido en el mundo por su futbol bonito, su samba y sus fiestas de carnaval; es una nación que se diferencia de las otras de América Latina, no solo por su tamaño sino por su idioma, el portugués, y su religión ecléctica. Brasil es Brasil…
Recientemente, el país del Rey Pelé, eligió como nuevo presidente, a Jair Bolsonaro, un exmilitar señalado de extrema derecha, quien participó a nombre de un Partido Social Liberal, que por las declaraciones de él poca coherencia tiene con su nombre. Buena parte del mundo aún no se explica la llegada de Bolsonaro al poder, pese a sus declaraciones arbitrarias, xenófobas, machistas y fascistas.
Personalmente, no creo que la llegada de este sujeto a la jefatura de Estado de Brasil, muestre alguna tendencia en el resto de América Latina. Considero que estas generalizaciones no son válidas para nuestra región; por el contrario, cada país tiene sus propias lógicas, sus propias dinámicas económicas y políticas. Este señor Bolsonaro logró canalizar el descontento con tres gobiernos de centro izquierda del Partido de los Trabajadores de Lula Da Silva, hoy detenido acusado de corrupción y otros delitos.
El Modelo del PT se agotó, además de los escándalos de corrupción de Odebrecht, el Lava Jato, entre otros, hicieron que el electorado girara a la derecha. El gobierno de Dilma Roussef, sucesora de Lula, no logró afrontar bien el ciclo económico y se vio envuelto en casos de corrupción que terminaron con su salida del poder. Le sucedió su vicepresidente M. Temer, quien logró capotear la situación política, pero no le fue muy bien tampoco en el tema económico. De allí el descontento.
Brasil es un gran productor agropecuario; además produce carbón, petróleo, es fuerte en la industria petroquímica y metalmecánica, entre otros sectores. Es un país que marca una pauta económica en la región y en el mundo. No en vano es la primera economía de la región, con una población cercana a los 200 millones de habitantes, la sexta o séptima economía mundial, y un importante socio de China, Estados Unidos y la Unión Europea.
Colombia tiene una frontera muy grande con Brasil, además es nuestro competidor en la producción de café, que sigue siendo un gran generador de divisas para nosotros. Ojalá el nuevo Ministro de Economía, el señor Paulo Guedes, economista liberal de derecha, y el resto de su equipo, no vaya a incurrir en políticas que recorten derechos a los brasileros, que vienen de reducir la pobreza y ampliar su clase media, o con políticas que afecten el comercio mundial, con medidas proteccionistas u otras locuras. Bastante tiene el mundo con lo que está pasando entre Estados Unidos y China. Por ahora, crece la expectativa. Una cosa es la campaña y otra – muy distinta- gobernar.
Por: Carlos A. Maestre Maya.
Brasil es un país con muchas particularidades, conocido en el mundo por su futbol bonito, su samba y sus fiestas de carnaval; es una nación que se diferencia de las otras de América Latina, no solo por su tamaño sino por su idioma, el portugués, y su religión ecléctica. Brasil es Brasil… Recientemente, el país […]
Brasil es un país con muchas particularidades, conocido en el mundo por su futbol bonito, su samba y sus fiestas de carnaval; es una nación que se diferencia de las otras de América Latina, no solo por su tamaño sino por su idioma, el portugués, y su religión ecléctica. Brasil es Brasil…
Recientemente, el país del Rey Pelé, eligió como nuevo presidente, a Jair Bolsonaro, un exmilitar señalado de extrema derecha, quien participó a nombre de un Partido Social Liberal, que por las declaraciones de él poca coherencia tiene con su nombre. Buena parte del mundo aún no se explica la llegada de Bolsonaro al poder, pese a sus declaraciones arbitrarias, xenófobas, machistas y fascistas.
Personalmente, no creo que la llegada de este sujeto a la jefatura de Estado de Brasil, muestre alguna tendencia en el resto de América Latina. Considero que estas generalizaciones no son válidas para nuestra región; por el contrario, cada país tiene sus propias lógicas, sus propias dinámicas económicas y políticas. Este señor Bolsonaro logró canalizar el descontento con tres gobiernos de centro izquierda del Partido de los Trabajadores de Lula Da Silva, hoy detenido acusado de corrupción y otros delitos.
El Modelo del PT se agotó, además de los escándalos de corrupción de Odebrecht, el Lava Jato, entre otros, hicieron que el electorado girara a la derecha. El gobierno de Dilma Roussef, sucesora de Lula, no logró afrontar bien el ciclo económico y se vio envuelto en casos de corrupción que terminaron con su salida del poder. Le sucedió su vicepresidente M. Temer, quien logró capotear la situación política, pero no le fue muy bien tampoco en el tema económico. De allí el descontento.
Brasil es un gran productor agropecuario; además produce carbón, petróleo, es fuerte en la industria petroquímica y metalmecánica, entre otros sectores. Es un país que marca una pauta económica en la región y en el mundo. No en vano es la primera economía de la región, con una población cercana a los 200 millones de habitantes, la sexta o séptima economía mundial, y un importante socio de China, Estados Unidos y la Unión Europea.
Colombia tiene una frontera muy grande con Brasil, además es nuestro competidor en la producción de café, que sigue siendo un gran generador de divisas para nosotros. Ojalá el nuevo Ministro de Economía, el señor Paulo Guedes, economista liberal de derecha, y el resto de su equipo, no vaya a incurrir en políticas que recorten derechos a los brasileros, que vienen de reducir la pobreza y ampliar su clase media, o con políticas que afecten el comercio mundial, con medidas proteccionistas u otras locuras. Bastante tiene el mundo con lo que está pasando entre Estados Unidos y China. Por ahora, crece la expectativa. Una cosa es la campaña y otra – muy distinta- gobernar.
Por: Carlos A. Maestre Maya.