La vida de Jhonny Gustavo Vega Arias está rodeada de peticiones: económicas, saludables, vanidosas, entre otras. Las imágenes a las que les piden milagros miles de creyentes en el Cesar, son reparadas por sus manos.
La vida de Jhonny Gustavo Vega Arias está rodeada de peticiones: económicas, saludables, vanidosas, entre otras. Las imágenes a las que les piden milagros miles de creyentes en el Cesar, son reparadas por sus manos.
Cuando era niño, con su abuela se dirigía al corregimiento de Valencia de Jesús durante la celebración de la Semana Santa, “de ahí nace la devoción al Nazareno”, dijo; lo que está detrás de las imágenes son dos puntos: la fe de un pueblo, a través de la religiosidad popular y una tradición popular de más de 250 años.
Todas las parroquias de la Diócesis de Valledupar, además Cartagena y Riohacha han restaurado sus imágenes religiosas en su taller.
El hombre nacido en la 13B con carrera 7 de Valledupar e hijo del profesor Enrique Vega Borrego y María Francisca Arias, aseguró que todo depende de cada escultura, sin son antiguas, modernas o nuevas; “las antiguas tienen un proceso completamente distinto y mucho más delicado, no se pueden utilizar cualquier tipo de pintura, hay barnices especiales para restaurar, traídos desde Bogotá y no son producidos en el país”.
Vegas Arias argumentó que en algunos casos en sus peanas o bases, llevan laminillas doradas, que también son importadas, dependiendo la antigüedad se maneja el falso oro o antes lo llamaban el Pan de Oro, un laminilla de 14 quilates, 18, 22 y 24, esta última sí lleva un poco de oro. “Por ejemplo la imagen del Santo Ecce Homo, el anda de este es tallado en cedro vaciado, y hojillada en 22 quilates, anualmente se le hace mantenimiento”. El cubículo de protección del Santo Patrono de Valledupar es lo que entrega protección vital al Ecce Homo, fue realizado en acrílico puro de cinco milímetros de ancho y cuenta con cinco piezas; en cada cara y una tapa que incrusta, “se hizo debido a que la gente en los últimos años han tomado costumbre de tirar monedas al anda y al Santo, y esquiñan la policromía”; tres personas arman el cubículo en 30 segundos.
“Todo lleva un proceso histórico, es lo delicado de la restauración, uno no puede hacer nada con una imagen de 35 años que relativamente se le llama nueva hecha en yeso, a diferencia del Ecce Homo o la Virgen del Rosario que son leyendas”. Algunas imágenes son hechas en acrílico, yeso o fibra de vidrio.
Los Sayones
El uniforme lleva seis u ocho piezas, primero las sandalias romanas o college, dos bombachos a la altura de la rodilla, luego la falda de jeans o saya en punta de flecha, hecho en un material sintético similar al cuero; el pecho, que es una lorica segmentada de color gris; después llevan un cíngulo rojo; la capa, que va agarrada de la lorica y el cuello; y el casco que es lo más parecido a las tradiciones, hechos en fibra de vidrio con un penacho en polímero, material con el que realizan las escobas pero este de un material más fino con acabados de pintura metalizada color gris; el bombacho, la blusa y la capa son en tela, el escudo es en fibra de vidrio.
A ese grupo se le conoce como los Sayones, pero el nombre es Guardia Romano, “ellos se escenifican la guardia pretoriana, que cuidaba a Poncio Pilato”, según Jhonny Gustavo Vega, con el proyecto aprobado por el exalcalde Luis Fabián Fernández Maestre, se unificó la guardia romana infantil y adulta de Valencia de Jesús y Valledupar, se hicieron 60 uniformes con la única variación en el color de las capaz, ya que en Valledupar los feligreses querían otro color (Valledupar es azul y Valencia de Jesús roja). Le hicieron una réplica a todos de la lanza de Valencia de Jesús, las astas de lanza tienen dos metros de largo, y los mantenimientos deben hacerse anual, “es un proceso anual para darle una larga vida”, explicó el diseñador de los bailadores.
La vida de Jhonny Gustavo Vega Arias está rodeada de peticiones: económicas, saludables, vanidosas, entre otras. Las imágenes a las que les piden milagros miles de creyentes en el Cesar, son reparadas por sus manos.
La vida de Jhonny Gustavo Vega Arias está rodeada de peticiones: económicas, saludables, vanidosas, entre otras. Las imágenes a las que les piden milagros miles de creyentes en el Cesar, son reparadas por sus manos.
Cuando era niño, con su abuela se dirigía al corregimiento de Valencia de Jesús durante la celebración de la Semana Santa, “de ahí nace la devoción al Nazareno”, dijo; lo que está detrás de las imágenes son dos puntos: la fe de un pueblo, a través de la religiosidad popular y una tradición popular de más de 250 años.
Todas las parroquias de la Diócesis de Valledupar, además Cartagena y Riohacha han restaurado sus imágenes religiosas en su taller.
El hombre nacido en la 13B con carrera 7 de Valledupar e hijo del profesor Enrique Vega Borrego y María Francisca Arias, aseguró que todo depende de cada escultura, sin son antiguas, modernas o nuevas; “las antiguas tienen un proceso completamente distinto y mucho más delicado, no se pueden utilizar cualquier tipo de pintura, hay barnices especiales para restaurar, traídos desde Bogotá y no son producidos en el país”.
Vegas Arias argumentó que en algunos casos en sus peanas o bases, llevan laminillas doradas, que también son importadas, dependiendo la antigüedad se maneja el falso oro o antes lo llamaban el Pan de Oro, un laminilla de 14 quilates, 18, 22 y 24, esta última sí lleva un poco de oro. “Por ejemplo la imagen del Santo Ecce Homo, el anda de este es tallado en cedro vaciado, y hojillada en 22 quilates, anualmente se le hace mantenimiento”. El cubículo de protección del Santo Patrono de Valledupar es lo que entrega protección vital al Ecce Homo, fue realizado en acrílico puro de cinco milímetros de ancho y cuenta con cinco piezas; en cada cara y una tapa que incrusta, “se hizo debido a que la gente en los últimos años han tomado costumbre de tirar monedas al anda y al Santo, y esquiñan la policromía”; tres personas arman el cubículo en 30 segundos.
“Todo lleva un proceso histórico, es lo delicado de la restauración, uno no puede hacer nada con una imagen de 35 años que relativamente se le llama nueva hecha en yeso, a diferencia del Ecce Homo o la Virgen del Rosario que son leyendas”. Algunas imágenes son hechas en acrílico, yeso o fibra de vidrio.
Los Sayones
El uniforme lleva seis u ocho piezas, primero las sandalias romanas o college, dos bombachos a la altura de la rodilla, luego la falda de jeans o saya en punta de flecha, hecho en un material sintético similar al cuero; el pecho, que es una lorica segmentada de color gris; después llevan un cíngulo rojo; la capa, que va agarrada de la lorica y el cuello; y el casco que es lo más parecido a las tradiciones, hechos en fibra de vidrio con un penacho en polímero, material con el que realizan las escobas pero este de un material más fino con acabados de pintura metalizada color gris; el bombacho, la blusa y la capa son en tela, el escudo es en fibra de vidrio.
A ese grupo se le conoce como los Sayones, pero el nombre es Guardia Romano, “ellos se escenifican la guardia pretoriana, que cuidaba a Poncio Pilato”, según Jhonny Gustavo Vega, con el proyecto aprobado por el exalcalde Luis Fabián Fernández Maestre, se unificó la guardia romana infantil y adulta de Valencia de Jesús y Valledupar, se hicieron 60 uniformes con la única variación en el color de las capaz, ya que en Valledupar los feligreses querían otro color (Valledupar es azul y Valencia de Jesús roja). Le hicieron una réplica a todos de la lanza de Valencia de Jesús, las astas de lanza tienen dos metros de largo, y los mantenimientos deben hacerse anual, “es un proceso anual para darle una larga vida”, explicó el diseñador de los bailadores.