Una vez más los organizadores del máximo certamen de acordeones del país logran la realización de la versión 57 del festival de la leyenda vallenata, esta vez en homenaje al cantante Iván Villazón Aponte por su trayectoria en la música vallenata, el resultado como siempre, impecable; no hay duda que esta fiesta se convirtió no […]
Una vez más los organizadores del máximo certamen de acordeones del país logran la realización de la versión 57 del festival de la leyenda vallenata, esta vez en homenaje al cantante Iván Villazón Aponte por su trayectoria en la música vallenata, el resultado como siempre, impecable; no hay duda que esta fiesta se convirtió no solo en la principal vitrina de la ciudad sino en un verdadero motor económico que deja excelentes resultados al comercio.
En cuanto al resultado de los que se alzaron con la corona en las diferentes categorías, no falta la ya tradicional polémica de quienes siempre acuden a la vieja estrategia de sembrar dudas sobre la legitimidad del ganador, especialmente al rey profesional que es sobre quien se prenden los radares dado que lleva la responsabilidad de representar nada más ni nada menos que al vallenato auténtico ante el mundo, puesto que por algo lo eligen rey. Lo que quiere decir que ejecuta magistralmente los cuatro aires y los aplica en su vida musical, pero, ¿realmente es así en la práctica?
Si se hiciese una encuesta general en las calles de la ciudad a transeúntes de todas las edades y de cualquier estrato social y se le preguntara el nombre de los últimos cuatro reyes del festival vallenato incluido el actual, muy seguramente la respuesta es que no sabrían responder y me incluyo en los que darían esa respuesta, el motivo, es posible que el interés por saber quién es el rey vallenato ha ido perdiendo la relevancia que tenía hace 30 o 40 años donde la expectativa iniciaba desde la inscripción misma puesto que de acuerdo al calibre del participante así sería la competencia. Los seguidores de los participantes que no alcanzaban a estar presentes en la mítica plaza Alfonso López estaban pegados al radio escuchando la transmisión pasada la medianoche hasta que se anunciaba al rey, de eso ya queda muy poco, y ojo que no solo pasa en el festival sino que está pasando en el tradicional concurso del festival de orquestas del carnaval de Barranquilla en el codiciado Congo de oro que significaba casi lo mismo como ser rey vallenato.
En el mismo sentido se abrió la polémica sobre si Juan David Herrera, “el Pollito”, debió ganar la corona profesional y qué hubiese pasado si así hubiese sido, habida cuenta que se perfiló como uno de los favoritos en los grupos de tertulia, algunos sectores de la prensa especializada y por supuesto en los corrillos teniendo en cuenta que es innegable su versatilidad para ejecutar el acordeón, por algo es rey vallenato; sin embargo, recordarán que su reinado estuvo rodeado por diferentes situaciones que empañaron su reinado como aquel episodio donde se negó a viajar a representar la fundación sino lo acompañaba su padre, situación que no estaba contemplada para ningún otro ganador lo que le significó que su título se empañara dada su inmadurez y luego su posterior encarcelamiento por líos judiciales que terminaron por sepultar su carrera como acordeonero profesional por largos años, a lo que resulta pertinente preguntarse si una persona con un antecedente de este tipo podría representar semejante responsabilidad. Las posturas están divididas.
Los tiempos están cambiando vertiginosamente y con ello la forma como se mira a la música vallenata donde los aspectos comerciales están primando sobre lo folclórico y esto podría amenazar la conservación y salvaguarda del folclor pilar fundamental del festival según la UNESCO puesto que los ganadores se presentan al evento interpretando de manera magistral los cuatro aires pero en su trayectoria musical y profesional realmente ejecutan otra cosa, situación que no se califica ni como buena ni como mala, solo que va llegando la hora de separar los dos aspectos, lo netamente cultural de lo comercial ya que luego de introducir los conciertos de grandes artistas en los escenarios, en un principio la tradicional plaza Alfonso López y luego el parque de La Leyenda, la realidad es que muy pocos le prestan atención al concurso porque los asistentes están concentrados en ver el show musical de la noche y no ven la hora que terminen los participantes para que salga el artista invitado.
Hay mucho por hacer, por ahora felicitar a la Fundación Festival de la Leyenda por otro impecable festival y hacer el balance económico porque, al parecer, no a todos les fue muy bien y por supuesto desearle lo mejor al nuevo Rey.
Por: Eloy Gutiérrez Anaya
Una vez más los organizadores del máximo certamen de acordeones del país logran la realización de la versión 57 del festival de la leyenda vallenata, esta vez en homenaje al cantante Iván Villazón Aponte por su trayectoria en la música vallenata, el resultado como siempre, impecable; no hay duda que esta fiesta se convirtió no […]
Una vez más los organizadores del máximo certamen de acordeones del país logran la realización de la versión 57 del festival de la leyenda vallenata, esta vez en homenaje al cantante Iván Villazón Aponte por su trayectoria en la música vallenata, el resultado como siempre, impecable; no hay duda que esta fiesta se convirtió no solo en la principal vitrina de la ciudad sino en un verdadero motor económico que deja excelentes resultados al comercio.
En cuanto al resultado de los que se alzaron con la corona en las diferentes categorías, no falta la ya tradicional polémica de quienes siempre acuden a la vieja estrategia de sembrar dudas sobre la legitimidad del ganador, especialmente al rey profesional que es sobre quien se prenden los radares dado que lleva la responsabilidad de representar nada más ni nada menos que al vallenato auténtico ante el mundo, puesto que por algo lo eligen rey. Lo que quiere decir que ejecuta magistralmente los cuatro aires y los aplica en su vida musical, pero, ¿realmente es así en la práctica?
Si se hiciese una encuesta general en las calles de la ciudad a transeúntes de todas las edades y de cualquier estrato social y se le preguntara el nombre de los últimos cuatro reyes del festival vallenato incluido el actual, muy seguramente la respuesta es que no sabrían responder y me incluyo en los que darían esa respuesta, el motivo, es posible que el interés por saber quién es el rey vallenato ha ido perdiendo la relevancia que tenía hace 30 o 40 años donde la expectativa iniciaba desde la inscripción misma puesto que de acuerdo al calibre del participante así sería la competencia. Los seguidores de los participantes que no alcanzaban a estar presentes en la mítica plaza Alfonso López estaban pegados al radio escuchando la transmisión pasada la medianoche hasta que se anunciaba al rey, de eso ya queda muy poco, y ojo que no solo pasa en el festival sino que está pasando en el tradicional concurso del festival de orquestas del carnaval de Barranquilla en el codiciado Congo de oro que significaba casi lo mismo como ser rey vallenato.
En el mismo sentido se abrió la polémica sobre si Juan David Herrera, “el Pollito”, debió ganar la corona profesional y qué hubiese pasado si así hubiese sido, habida cuenta que se perfiló como uno de los favoritos en los grupos de tertulia, algunos sectores de la prensa especializada y por supuesto en los corrillos teniendo en cuenta que es innegable su versatilidad para ejecutar el acordeón, por algo es rey vallenato; sin embargo, recordarán que su reinado estuvo rodeado por diferentes situaciones que empañaron su reinado como aquel episodio donde se negó a viajar a representar la fundación sino lo acompañaba su padre, situación que no estaba contemplada para ningún otro ganador lo que le significó que su título se empañara dada su inmadurez y luego su posterior encarcelamiento por líos judiciales que terminaron por sepultar su carrera como acordeonero profesional por largos años, a lo que resulta pertinente preguntarse si una persona con un antecedente de este tipo podría representar semejante responsabilidad. Las posturas están divididas.
Los tiempos están cambiando vertiginosamente y con ello la forma como se mira a la música vallenata donde los aspectos comerciales están primando sobre lo folclórico y esto podría amenazar la conservación y salvaguarda del folclor pilar fundamental del festival según la UNESCO puesto que los ganadores se presentan al evento interpretando de manera magistral los cuatro aires pero en su trayectoria musical y profesional realmente ejecutan otra cosa, situación que no se califica ni como buena ni como mala, solo que va llegando la hora de separar los dos aspectos, lo netamente cultural de lo comercial ya que luego de introducir los conciertos de grandes artistas en los escenarios, en un principio la tradicional plaza Alfonso López y luego el parque de La Leyenda, la realidad es que muy pocos le prestan atención al concurso porque los asistentes están concentrados en ver el show musical de la noche y no ven la hora que terminen los participantes para que salga el artista invitado.
Hay mucho por hacer, por ahora felicitar a la Fundación Festival de la Leyenda por otro impecable festival y hacer el balance económico porque, al parecer, no a todos les fue muy bien y por supuesto desearle lo mejor al nuevo Rey.
Por: Eloy Gutiérrez Anaya