Si alguien me preguntara que si Carlos vives se merece más el homenaje que Alfredo Gutiérrez y Jorge Oñate, yo le respondería de inmediato: No. Pero las razones que esgrime la Fundación son incontrovertibles, Carlos tiene el mérito histórico en nuestra música de haber roto unos diques por los cuales aún no han pasado algunos […]
Si alguien me preguntara que si Carlos vives se merece más el homenaje que Alfredo Gutiérrez y Jorge Oñate, yo le respondería de inmediato: No. Pero las razones que esgrime la Fundación son incontrovertibles, Carlos tiene el mérito histórico en nuestra música de haber roto unos diques por los cuales aún no han pasado algunos de nuestros clásicos, no es de extrañar que algunas personas consideren el asunto una injusticia contra los dos más grandes de finales de los sesentas y setentas, con sobrada vigencia después de 50 años de representatividad en música de acordeón.
Pero hay que reconocer que el Festival se está manejando y proyectando con mucha visión y pensamiento estratégico a sabiendas de que este es el mayor espectáculo de Colombia para el mundo, y que aparte de la conservación y protección de los cuatro aires, el Festival tiene la responsabilidad de hacer la mejor promoción a nuestra música a nivel mundial y podría suceder que si el homenaje no se proyecta hacia la nueva era del Festival, el asunto quedaría como un pago que hay que hacerle a los juglares, un reconocimiento a su aporte como se ha venido haciendo, pero un homenaje a Carlos Vives tiene una repercusión publicitaria a nivel mundial para nuestra música. Creo que la Junta se quitó la camisa del afecto “familiar” hacia nuestros artistas, a los cuales los sentimos como parte de la familia vallenata, para mirar esto del plan de salvaguardia como algo que se proyecta hacia cincuenta años más sobre todo porque el punto más fuerte de protección ha sido siempre el Festival, el cual ha sido más fiel que cualquiera de los intérpretes.
El homenaje a Carlos Vives unido al impulso del plan de salvaguardia dimensiona el asunto a grandes niveles; porque se unen dos fuerzas, objetivas y positivas. Tenemos que dejar esas discusiones de esquina, que si esto es o no es vallenato, todo es vallenato; lo que ocurre es que históricamente tenemos que hacer diferencia entre el vallenato tradicional y las nuevas propuestas vallenatas, no es lo mismo. Sí, es verdad. Pero, todo es vallenato, incluso lo de Fonseca, otra cosa es que no estemos contentos con la calidad y el facilismo.
Carlos Vives es un hombre que ha demostrado un gran amor por su música, no perdamos de vista que en el Plan de Salvaguardia está registrado a nivel mundial o digamos a nivel de la Unesco como música del Magdalena Grande, adorno bellísimo del triángulo de la Sierra nevada, Riohacha, Valledupar y Santa Marta, teniendo su mayor fortaleza en la hoya del Cesar, o lo que se conoce como el Valle del Cacique Upar, generosamente enmarcado por la Sierra Nevada de Santa Marta y la cordillera de los Andes, el Perijá, las cuales se dan un abrazo fraternal allá en Hatonuevo. Entonces Vives y Guillermo Buitrago son tan fuertes como Colacho y Diomedes, el samario es un hombre de opinión y sabe que su concepto tiene repercusión, así lo demostró con la declaratoria del vallenato como patrimonio intangible de la humanidad y con la muerte de Martin Elías, y siempre ha utilizado su imagen para promocionar el vallenato, la novela de Escalona, fue el primer mega éxito de las novelas vallenatas y desde ahí no ha parado.
A todos nos gustaría que nuestros artistas siguieran cantando y tocando los cuatro aires, pero algunos quieren proponer desde el seno de la tradición cosas nuevas; toca aplaudirlos por la iniciativa, eso no se puede evitar, no está prohibido inventar en el vallenato, por eso siempre he considerado a Kaleth como el pequeño Bob Marley del vallenato y el rebelde del verso y la melodía; aun hoy en día con la novela dedicada a Los Morales sigue promocionando nuestra música, volviendo con Carlos y su Provincia; uno de los clásicos más bellos de los últimos tiempos es ‘La tierra del olvido’, con el video espectacularmente más bello que hemos visto para el vallenato, que además, es una enorme promoción a nuestra región.
La versión 51 será un bonito espectáculo.
Por Rosendo Romero Ospino
Si alguien me preguntara que si Carlos vives se merece más el homenaje que Alfredo Gutiérrez y Jorge Oñate, yo le respondería de inmediato: No. Pero las razones que esgrime la Fundación son incontrovertibles, Carlos tiene el mérito histórico en nuestra música de haber roto unos diques por los cuales aún no han pasado algunos […]
Si alguien me preguntara que si Carlos vives se merece más el homenaje que Alfredo Gutiérrez y Jorge Oñate, yo le respondería de inmediato: No. Pero las razones que esgrime la Fundación son incontrovertibles, Carlos tiene el mérito histórico en nuestra música de haber roto unos diques por los cuales aún no han pasado algunos de nuestros clásicos, no es de extrañar que algunas personas consideren el asunto una injusticia contra los dos más grandes de finales de los sesentas y setentas, con sobrada vigencia después de 50 años de representatividad en música de acordeón.
Pero hay que reconocer que el Festival se está manejando y proyectando con mucha visión y pensamiento estratégico a sabiendas de que este es el mayor espectáculo de Colombia para el mundo, y que aparte de la conservación y protección de los cuatro aires, el Festival tiene la responsabilidad de hacer la mejor promoción a nuestra música a nivel mundial y podría suceder que si el homenaje no se proyecta hacia la nueva era del Festival, el asunto quedaría como un pago que hay que hacerle a los juglares, un reconocimiento a su aporte como se ha venido haciendo, pero un homenaje a Carlos Vives tiene una repercusión publicitaria a nivel mundial para nuestra música. Creo que la Junta se quitó la camisa del afecto “familiar” hacia nuestros artistas, a los cuales los sentimos como parte de la familia vallenata, para mirar esto del plan de salvaguardia como algo que se proyecta hacia cincuenta años más sobre todo porque el punto más fuerte de protección ha sido siempre el Festival, el cual ha sido más fiel que cualquiera de los intérpretes.
El homenaje a Carlos Vives unido al impulso del plan de salvaguardia dimensiona el asunto a grandes niveles; porque se unen dos fuerzas, objetivas y positivas. Tenemos que dejar esas discusiones de esquina, que si esto es o no es vallenato, todo es vallenato; lo que ocurre es que históricamente tenemos que hacer diferencia entre el vallenato tradicional y las nuevas propuestas vallenatas, no es lo mismo. Sí, es verdad. Pero, todo es vallenato, incluso lo de Fonseca, otra cosa es que no estemos contentos con la calidad y el facilismo.
Carlos Vives es un hombre que ha demostrado un gran amor por su música, no perdamos de vista que en el Plan de Salvaguardia está registrado a nivel mundial o digamos a nivel de la Unesco como música del Magdalena Grande, adorno bellísimo del triángulo de la Sierra nevada, Riohacha, Valledupar y Santa Marta, teniendo su mayor fortaleza en la hoya del Cesar, o lo que se conoce como el Valle del Cacique Upar, generosamente enmarcado por la Sierra Nevada de Santa Marta y la cordillera de los Andes, el Perijá, las cuales se dan un abrazo fraternal allá en Hatonuevo. Entonces Vives y Guillermo Buitrago son tan fuertes como Colacho y Diomedes, el samario es un hombre de opinión y sabe que su concepto tiene repercusión, así lo demostró con la declaratoria del vallenato como patrimonio intangible de la humanidad y con la muerte de Martin Elías, y siempre ha utilizado su imagen para promocionar el vallenato, la novela de Escalona, fue el primer mega éxito de las novelas vallenatas y desde ahí no ha parado.
A todos nos gustaría que nuestros artistas siguieran cantando y tocando los cuatro aires, pero algunos quieren proponer desde el seno de la tradición cosas nuevas; toca aplaudirlos por la iniciativa, eso no se puede evitar, no está prohibido inventar en el vallenato, por eso siempre he considerado a Kaleth como el pequeño Bob Marley del vallenato y el rebelde del verso y la melodía; aun hoy en día con la novela dedicada a Los Morales sigue promocionando nuestra música, volviendo con Carlos y su Provincia; uno de los clásicos más bellos de los últimos tiempos es ‘La tierra del olvido’, con el video espectacularmente más bello que hemos visto para el vallenato, que además, es una enorme promoción a nuestra región.
La versión 51 será un bonito espectáculo.
Por Rosendo Romero Ospino