Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 14 septiembre, 2018

Histórico descaro

Mientras que el 11 de septiembre en varias ciudades del país se dieron cita estudiantes y profesores de universidades públicas para protestar por el bajo presupuesto asignado a la educación en Colombia, cerca al municipio de la Paz se realizaba un magno evento catalogándolo como “histórico” porque se entregaba la Universidad Nacional; pero no voy […]

Mientras que el 11 de septiembre en varias ciudades del país se dieron cita estudiantes y profesores de universidades públicas para protestar por el bajo presupuesto asignado a la educación en Colombia, cerca al municipio de la Paz se realizaba un magno evento catalogándolo como “histórico” porque se entregaba la Universidad Nacional; pero no voy a controvertir que realmente era un día histórico, claro que lo era, porque semejante fiesta no era más que la muestra de una sociedad cargada de apariencias, como esa podrida sociedad descrita por Tolstoi en su gran obra Anna Karenina, donde la podredumbre se camufla con bailes, abrazos, brindis y hasta filarmónica.

Un evento de quinta resultó la entrega de la Universidad Nacional, pero a decir verdad nada se entregó, solo una oficina para que los aspirantes a ingresar a esa institución puedan inscribirse con el fin de estudiar en cualquier sede menos en la de Valledupar, hasta el mismo gobernador Francisco Ovalle debió perder la cuenta de las veces que anunció la fecha de funcionamiento de una de las universidades más respetadas en Colombia, pero todo era parte de la gran mentira en que ese proyecto se ha convertido, incluso facultad de medicina prometieron y nadie habla de eso.

Sin duda alguna fue un día histórico, porque nunca antes en este departamento se invirtieron tantos recursos, tanto tiempo en un proyecto para concluir que no está asegurado su sostenimiento, que todo lo que se ha ofrecido desde que empezó a construirse la sede de la Universidad Nacional en la Paz hacen parte de las más descaradas mentiras ocultando situaciones muy graves traducidos en prorrogas y adiciones que hasta provocaron amenazas del retiro de la interventoría, hasta las directivas expresaron en algún momento no querer recibir la obra.

No puede negarse que es histórico que esa edificación iniciara por un valor de 38 mil millones de pesos, se le adicionaran 14 mil millones para que en acicalados discursos manifestaran que aún no se sabe cuándo empezarán las clases, ni cuándo se contrataran los profesores, ni cuándo se dotará la universidad, pero el selecto público agradece por tomar casi 60 mil millones de pesos únicamente para que el gobernador pudiera hacer un brindis a la nada, para cortar una cinta sin tener la mínima idea del día que al fin la Universidad Nacional se usará para lo que siempre ha sido su finalidad, formar extraordinarios profesionales. Sí, un día histórico porque la impunidad cobró vida en esa tragicomedia colombiana donde se le rinde culto al corrupto, se le aplaude, se le justifica y hasta piensan en reelegirlo.

Por Carlos Andrés Añez 

Columnista
14 septiembre, 2018

Histórico descaro

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Carlos Andrés Añez Maestre

Mientras que el 11 de septiembre en varias ciudades del país se dieron cita estudiantes y profesores de universidades públicas para protestar por el bajo presupuesto asignado a la educación en Colombia, cerca al municipio de la Paz se realizaba un magno evento catalogándolo como “histórico” porque se entregaba la Universidad Nacional; pero no voy […]


Mientras que el 11 de septiembre en varias ciudades del país se dieron cita estudiantes y profesores de universidades públicas para protestar por el bajo presupuesto asignado a la educación en Colombia, cerca al municipio de la Paz se realizaba un magno evento catalogándolo como “histórico” porque se entregaba la Universidad Nacional; pero no voy a controvertir que realmente era un día histórico, claro que lo era, porque semejante fiesta no era más que la muestra de una sociedad cargada de apariencias, como esa podrida sociedad descrita por Tolstoi en su gran obra Anna Karenina, donde la podredumbre se camufla con bailes, abrazos, brindis y hasta filarmónica.

Un evento de quinta resultó la entrega de la Universidad Nacional, pero a decir verdad nada se entregó, solo una oficina para que los aspirantes a ingresar a esa institución puedan inscribirse con el fin de estudiar en cualquier sede menos en la de Valledupar, hasta el mismo gobernador Francisco Ovalle debió perder la cuenta de las veces que anunció la fecha de funcionamiento de una de las universidades más respetadas en Colombia, pero todo era parte de la gran mentira en que ese proyecto se ha convertido, incluso facultad de medicina prometieron y nadie habla de eso.

Sin duda alguna fue un día histórico, porque nunca antes en este departamento se invirtieron tantos recursos, tanto tiempo en un proyecto para concluir que no está asegurado su sostenimiento, que todo lo que se ha ofrecido desde que empezó a construirse la sede de la Universidad Nacional en la Paz hacen parte de las más descaradas mentiras ocultando situaciones muy graves traducidos en prorrogas y adiciones que hasta provocaron amenazas del retiro de la interventoría, hasta las directivas expresaron en algún momento no querer recibir la obra.

No puede negarse que es histórico que esa edificación iniciara por un valor de 38 mil millones de pesos, se le adicionaran 14 mil millones para que en acicalados discursos manifestaran que aún no se sabe cuándo empezarán las clases, ni cuándo se contrataran los profesores, ni cuándo se dotará la universidad, pero el selecto público agradece por tomar casi 60 mil millones de pesos únicamente para que el gobernador pudiera hacer un brindis a la nada, para cortar una cinta sin tener la mínima idea del día que al fin la Universidad Nacional se usará para lo que siempre ha sido su finalidad, formar extraordinarios profesionales. Sí, un día histórico porque la impunidad cobró vida en esa tragicomedia colombiana donde se le rinde culto al corrupto, se le aplaude, se le justifica y hasta piensan en reelegirlo.

Por Carlos Andrés Añez