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Columnista - 25 noviembre, 2010

Historia sobre las políticas del cambio climático

MEDIO AMBIENTE Segunda parte Por: Hernán Maestre Martínez Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse de Besotes sea una realidad, es agua para la vida, en Valledupar, La Paz y San Diego. Continuando con este tema, nos preguntamos ¿Cuál […]

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MEDIO AMBIENTE

Segunda parte
Por: Hernán Maestre Martínez

Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse de Besotes sea una realidad, es agua para la vida, en Valledupar, La Paz y San Diego.

Continuando con este tema, nos preguntamos ¿Cuál es entonces el impacto real del Protocolo de Kioto? El IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) calcula, según la Conferencia de las Partes (COP), celebrada en Buenos Aires en 1998, que el 5,2% de la reducción en todos los ámbitos de los países industrializados, incluidos EE. UU., y  Australia, disminuiría la temperatura máximo un 0,1ºC, frente al mínimo 1,5ºC de aumento previsto para los próximos 50 años. La caída pronosticada en la reducción de la temperatura es apenas suficiente para hacer un ápice de diferencia, pero para aquellas naciones que firmaron implica la convicción de que los seres humanos son una causa del cambio climático y reafirma la necesidad de un compromiso para prevenir el aumento del calentamiento.
Sin embargo, no se puede negar que el logro del Protocolo de Kioto será mínimo y tardío; los críticos, que no obstante están a favor de la acción, señalan que serán necesarias reducciones de emisiones más estrictas, (del 60% o más), dentro de unas décadas, para evitar impactos más serios. La realidad es que las emisiones globales aumentarán al menos un 10% en comparación con el año de referencia 1990.
¿Los países planean negociar nuevas reducciones de emisiones? En efecto, el Protocolo requería que las partes comenzaran a negociar en 2005, buscando una segunda ronda de compromisos, que sería firmada  en la reunión de la COP 15 en Copenhague, en diciembre de 2009. Realmente, poco salió como estaba planeado: la COP 15 finalizó con un acuerdo limitado no vinculante, y no con un tratado o protocolo, como muchos esperábamos a pesar de que la comunidad científica anuncie que cualquier retraso en la acción concertada es potencialmente catastrófico. En esencia se acordó que las emisiones de gases de efecto invernadero deben reducirse lo suficiente frente a los niveles actuales durante las próximas décadas, con el fin de evitar el aumento de las temperaturas de la superficie más allá de 2ºC.
EE.UU., aún no se vincula al Protocolo de Kioto. Sin embargo, ahora que el país es dirigido por un presidente que cree que la actividad humana es responsable del calentamiento global, prometió reducir sus emisiones en un 17% durante la próxima década respecto a 2005. Si se llega a esta meta, ello significaría que EE.UU., emita niveles de aproximadamente 3% por debajo de los niveles de 1990, el año de referencia de los países industrializados, que a través del Protocolo de Kioto ya se habían comprometido a un 5,2% de disminución global para las emisiones de 2012. Ante este compromiso de disminución motu propio de los gringos, es una verdadera trampa del Tío Sam. ¿Serán vivezas de estos? Para cumplir lo anterior, el presidente Obama necesitará obtener el apoyo del senado de ese país, el cual dependerá de si China, finalmente, toma medidas para reducir sus emisiones. Para EE.UU., resulta preocupante que China use su ventaja comparativa en la industria manufacturera al no adherirse a los mismos controles estrictos sobre las emisiones de efecto invernadero, habiéndose sumando a un tratado sobre el clima con el resto del mundo. Sin duda, cualquier esperanza de evitar daños irreversibles dependerá de que tanto China como EE.UU., contribuyan en la reducción  de al menos de la mitad de sus emisiones totales de gases de efecto invernadero, con lo cual generarían un muy necesario incentivo para el resto del mundo.
Por su parte, la Unión Europea, ya ha comprometido a sus países miembros en torno a un 20% general de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2020 respecto a 1990 y habría prometido la reducción del 30% de haberse logrado un acuerdo vinculante en Copenhague. La Unión Europea también quiere que los países desarrollados incluyendo EE.UU., se suscriban a un fondo de mitigación de 10.000 millones de dólares, a fin de ayudar a los países más pobres a luchar contra los peores impactos del cambio climático como por ejemplo, el incremento en el nivel del mar, inundaciones de aguas saladas a tierras agrícolas, entre otros.
¿Será que en Cancún (México) que habrá una reunión para tratar sobre una nueva negociación del Protocolo de Kioto tal como se hizo en Copenhague en 2009, habrá un acuerdo?.

Columnista
25 noviembre, 2010

Historia sobre las políticas del cambio climático

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

MEDIO AMBIENTE Segunda parte Por: Hernán Maestre Martínez Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse de Besotes sea una realidad, es agua para la vida, en Valledupar, La Paz y San Diego. Continuando con este tema, nos preguntamos ¿Cuál […]


MEDIO AMBIENTE

Segunda parte
Por: Hernán Maestre Martínez

Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse de Besotes sea una realidad, es agua para la vida, en Valledupar, La Paz y San Diego.

Continuando con este tema, nos preguntamos ¿Cuál es entonces el impacto real del Protocolo de Kioto? El IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) calcula, según la Conferencia de las Partes (COP), celebrada en Buenos Aires en 1998, que el 5,2% de la reducción en todos los ámbitos de los países industrializados, incluidos EE. UU., y  Australia, disminuiría la temperatura máximo un 0,1ºC, frente al mínimo 1,5ºC de aumento previsto para los próximos 50 años. La caída pronosticada en la reducción de la temperatura es apenas suficiente para hacer un ápice de diferencia, pero para aquellas naciones que firmaron implica la convicción de que los seres humanos son una causa del cambio climático y reafirma la necesidad de un compromiso para prevenir el aumento del calentamiento.
Sin embargo, no se puede negar que el logro del Protocolo de Kioto será mínimo y tardío; los críticos, que no obstante están a favor de la acción, señalan que serán necesarias reducciones de emisiones más estrictas, (del 60% o más), dentro de unas décadas, para evitar impactos más serios. La realidad es que las emisiones globales aumentarán al menos un 10% en comparación con el año de referencia 1990.
¿Los países planean negociar nuevas reducciones de emisiones? En efecto, el Protocolo requería que las partes comenzaran a negociar en 2005, buscando una segunda ronda de compromisos, que sería firmada  en la reunión de la COP 15 en Copenhague, en diciembre de 2009. Realmente, poco salió como estaba planeado: la COP 15 finalizó con un acuerdo limitado no vinculante, y no con un tratado o protocolo, como muchos esperábamos a pesar de que la comunidad científica anuncie que cualquier retraso en la acción concertada es potencialmente catastrófico. En esencia se acordó que las emisiones de gases de efecto invernadero deben reducirse lo suficiente frente a los niveles actuales durante las próximas décadas, con el fin de evitar el aumento de las temperaturas de la superficie más allá de 2ºC.
EE.UU., aún no se vincula al Protocolo de Kioto. Sin embargo, ahora que el país es dirigido por un presidente que cree que la actividad humana es responsable del calentamiento global, prometió reducir sus emisiones en un 17% durante la próxima década respecto a 2005. Si se llega a esta meta, ello significaría que EE.UU., emita niveles de aproximadamente 3% por debajo de los niveles de 1990, el año de referencia de los países industrializados, que a través del Protocolo de Kioto ya se habían comprometido a un 5,2% de disminución global para las emisiones de 2012. Ante este compromiso de disminución motu propio de los gringos, es una verdadera trampa del Tío Sam. ¿Serán vivezas de estos? Para cumplir lo anterior, el presidente Obama necesitará obtener el apoyo del senado de ese país, el cual dependerá de si China, finalmente, toma medidas para reducir sus emisiones. Para EE.UU., resulta preocupante que China use su ventaja comparativa en la industria manufacturera al no adherirse a los mismos controles estrictos sobre las emisiones de efecto invernadero, habiéndose sumando a un tratado sobre el clima con el resto del mundo. Sin duda, cualquier esperanza de evitar daños irreversibles dependerá de que tanto China como EE.UU., contribuyan en la reducción  de al menos de la mitad de sus emisiones totales de gases de efecto invernadero, con lo cual generarían un muy necesario incentivo para el resto del mundo.
Por su parte, la Unión Europea, ya ha comprometido a sus países miembros en torno a un 20% general de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2020 respecto a 1990 y habría prometido la reducción del 30% de haberse logrado un acuerdo vinculante en Copenhague. La Unión Europea también quiere que los países desarrollados incluyendo EE.UU., se suscriban a un fondo de mitigación de 10.000 millones de dólares, a fin de ayudar a los países más pobres a luchar contra los peores impactos del cambio climático como por ejemplo, el incremento en el nivel del mar, inundaciones de aguas saladas a tierras agrícolas, entre otros.
¿Será que en Cancún (México) que habrá una reunión para tratar sobre una nueva negociación del Protocolo de Kioto tal como se hizo en Copenhague en 2009, habrá un acuerdo?.