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Columnista - 6 agosto, 2013

¡Hay que parar la guerra y la violencia!

En Colombia la degradación del conflicto armado ha dejado en 54 años 220.000 muertos y llevó al país a tocar fondo.

Por Gustavo Cotes Medina

En Colombia la degradación del conflicto armado ha dejado en 54 años 220.000 muertos y llevó al país a tocar fondo. Es el momento de reconocer los errores del pasado para poder pasar la página hacia un país sin miedo que fue deshumanizado por el asedio de la violencia donde el valor de la tolerancia ha estado muy ausente y ha dejado al país sembrado de cruces e inundado de dolor donde todos, de alguna manera, hemos sido víctimas.

Es imperativo un cambio cultural con base en la educación, el fortalecimiento de la justicia y el respeto por las diferencias con propuestas y críticas pero nunca más con el lenguaje de las armas y las balas.

Tenemos que aprender de la historia para no resolver todo a través del derecho penal, pero orientados a despertar conciencia y buscar correctivos que necesariamente tendrán para el país grandes implicaciones económicas y sociales. 

El informe desgarrador del Centro Nacional de Memoria Histórica es una gran reconstrucción periodística, testimonial, fotográfica y estadística que está llamado a convertirse en una gran historia de Colombia impactante y esclarecedora.

Duele de verdad ver cómo van pasando las hojas de los líderes sacrificados, las masacres, asesinatos, violaciones, las heridas abiertas de la violencia partidista, el holocausto de la toma del Palacio de Justicia y la aniquilación de la Unión Patriótica. ¡Colombia es un país en guerra porque toda la violencia que pasó, sigue pasando!

La lectura del informe confirma lo que todos sabemos: “la violencia actual es una manifestación y una sumatoria de problemas de fondo en la configuración de nuestro orden político y social donde no podemos vivir con la ilusión de acabar con la violencia sin cambiar nada en la sociedad”.

Tenemos que derrotar la violencia con todas sus miserias y sus dimensiones. ¡Por ahora, ya estamos narrando nuestra triste historia, tenemos que leerla y luego terminarla.

Ese es el compromiso con nuestros hijos y nietos para que puedan levantarse sin miedos en este país que, a pesar de todo, sigue siendo maravilloso.

Está claro que nos llegó la oportunidad de ponerle fin al conflicto y los astros están alineados. Queremos el marco para una paz duradera e incluyente con bases sólidas de justicia, verdad, reparación y con todos los aportes críticos necesarios, pero que sean un reflejo de esta sociedad tan diversa y poco igualitaria. ¡Tenemos que impulsar la tolerancia y propiciar un cambio cultural en el país.

 

Columnista
6 agosto, 2013

¡Hay que parar la guerra y la violencia!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Gustavo Cotez Medina

En Colombia la degradación del conflicto armado ha dejado en 54 años 220.000 muertos y llevó al país a tocar fondo.


Por Gustavo Cotes Medina

En Colombia la degradación del conflicto armado ha dejado en 54 años 220.000 muertos y llevó al país a tocar fondo. Es el momento de reconocer los errores del pasado para poder pasar la página hacia un país sin miedo que fue deshumanizado por el asedio de la violencia donde el valor de la tolerancia ha estado muy ausente y ha dejado al país sembrado de cruces e inundado de dolor donde todos, de alguna manera, hemos sido víctimas.

Es imperativo un cambio cultural con base en la educación, el fortalecimiento de la justicia y el respeto por las diferencias con propuestas y críticas pero nunca más con el lenguaje de las armas y las balas.

Tenemos que aprender de la historia para no resolver todo a través del derecho penal, pero orientados a despertar conciencia y buscar correctivos que necesariamente tendrán para el país grandes implicaciones económicas y sociales. 

El informe desgarrador del Centro Nacional de Memoria Histórica es una gran reconstrucción periodística, testimonial, fotográfica y estadística que está llamado a convertirse en una gran historia de Colombia impactante y esclarecedora.

Duele de verdad ver cómo van pasando las hojas de los líderes sacrificados, las masacres, asesinatos, violaciones, las heridas abiertas de la violencia partidista, el holocausto de la toma del Palacio de Justicia y la aniquilación de la Unión Patriótica. ¡Colombia es un país en guerra porque toda la violencia que pasó, sigue pasando!

La lectura del informe confirma lo que todos sabemos: “la violencia actual es una manifestación y una sumatoria de problemas de fondo en la configuración de nuestro orden político y social donde no podemos vivir con la ilusión de acabar con la violencia sin cambiar nada en la sociedad”.

Tenemos que derrotar la violencia con todas sus miserias y sus dimensiones. ¡Por ahora, ya estamos narrando nuestra triste historia, tenemos que leerla y luego terminarla.

Ese es el compromiso con nuestros hijos y nietos para que puedan levantarse sin miedos en este país que, a pesar de todo, sigue siendo maravilloso.

Está claro que nos llegó la oportunidad de ponerle fin al conflicto y los astros están alineados. Queremos el marco para una paz duradera e incluyente con bases sólidas de justicia, verdad, reparación y con todos los aportes críticos necesarios, pero que sean un reflejo de esta sociedad tan diversa y poco igualitaria. ¡Tenemos que impulsar la tolerancia y propiciar un cambio cultural en el país.