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Columnista - 16 septiembre, 2010

Hay actividad cultural. Culpables, ¡las del tinto¡.

DOS PUNTOS Por: Germán Piedrahíta R. En pasados días me encuentro con escritos y pareceres de vallenatos quejándose por la falta de actividad cultural en la ciudad y me sorprende el que pareciera que la gran mayoría de los citadinos desconocen los sitios y las programaciones culturales, quizá por la difusión que de este patrimonio […]

DOS PUNTOS

Por: Germán Piedrahíta R.

En pasados días me encuentro con escritos y pareceres de vallenatos quejándose por la falta de actividad cultural en la ciudad y me sorprende el que pareciera que la gran mayoría de los citadinos desconocen los sitios y las programaciones culturales, quizá por la difusión que de este patrimonio se hace o por la falta de leer y escuchar de los quejosos.
Ya en varias ocasiones he descrito sitios y hechos y me repito, con perdón de los lectores, pues siendo cansón, de pronto el vallenato asista y participe más de lo que se hace en la ciudad.
Si recorremos la semana pasada fueron varias las actividades y algunas de ellas se cruzaron en sus horarios lo que evitó poder participar en todas.
Iniciamos el recorrido con la apertura del mes del patrimonio con los juglares en el callejón de la Purrututú; y luego, pasados unos días , asisitir a los cineclubes, el de la Alianza Colombofrancesa y el de la biblioteca Rafael Carrillo Lúquez, gratis;  la exposición en la misma Alianza “Frutos de la Tierra” de un prometedor vallenato; acompañar en el Banco de la República al poeta José Atuesta, en el lanzamiento de su libro de poemas sobre la naturaleza o al interesante foro con juglares que pasa la biblioteca departamental, los viernes a las 5 p.m y a las seis del viernes disfrutar de una rica almojábana de la Paz, que fue una de las formas en las que se abrió al público la buena muestra de fotografias de ese municipio desde 1948.
Personajes, construcciones, sitios, todos para el recuerdo haciendo parte de ese patrimonio que todos debemos cuidar y que gracias al esfuerzo de un acucioso fotógrafo podemos observar en la biblioteca departamental.
El fin de semana usted pudo ir a Mariangola al festival del Cachaquito y además de música participar de la muy enriquecedora tertulia con los poetas  en la Guaca del Poeta.
Si no salió el domingo el desfile de bandas cívicas en la Plaza Alfonso López y cerrar la tarde con la presentación de La LLorona Loca, que repetía pues se presentó el viernes en la noche en el callejón de Mahoma.
En la Casa de la Cultura hay una muestra de artistas vallenatos y en la Nevada,  festival del barrio.
Quizá falte mucho y claro que todos queremos más pero si no nos damos a la tarea de informarnos terminamos por decir que en Valledupar sólo hay acordeón y pare de contar, eso sí, un buen conjunto o una estrella vallenata, no la encuentra sino en Festival y algunas de las fiestas de nuestros barrios, que no son todos los fines de semana.

¿Me estoy repitiendo?

Sí, pero si ustedes leen o escuchan, verán que algo se hace.
Y van a salir culpables y muy seguramente recibirán todo el peso de la ley las dos pobres señoras que por creer en hacer un favor a su democrático presidente, se prestaron para ser las espías de la Casa de Nariño. Al igual que el conductor del magistrado, convencido también de su gran labor en favor de su patria.
Ya están presos Yidis y Teodolindo, sin que nadie más resultara inculpado. Al ex embajador o le precluyen o lo declaran inocente por falta de pruebas y terminan haciéndole un homenaje y enviándolo a otra embajada.
Y es que en Colombia somos así. Turbay desplazó a medio país culto y vivió y murió, sin pecado; Belisario sigue incólume mientras los generales son llevados a las cárceles; Samper dejó su elefante en manos de Medina y Botero que terminaron debajo de él y el reelecto terminará recibiendo un Nobel en derechos humanos, democracia y falsos positivos porque mientras todos a su alrededor caen, él, el verdadero culpable, ríe dictando clases sobre ética, la misma que les enseñó a sus hijos.
No nos sorprendamos, ese es el país nuestro, el que hemos forjado, el que seguimos construyendo. Aquí las cosas sólo pasan para los de ruana.
[email protected]

Columnista
16 septiembre, 2010

Hay actividad cultural. Culpables, ¡las del tinto¡.

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Germán Piedrahíta R.

DOS PUNTOS Por: Germán Piedrahíta R. En pasados días me encuentro con escritos y pareceres de vallenatos quejándose por la falta de actividad cultural en la ciudad y me sorprende el que pareciera que la gran mayoría de los citadinos desconocen los sitios y las programaciones culturales, quizá por la difusión que de este patrimonio […]


DOS PUNTOS

Por: Germán Piedrahíta R.

En pasados días me encuentro con escritos y pareceres de vallenatos quejándose por la falta de actividad cultural en la ciudad y me sorprende el que pareciera que la gran mayoría de los citadinos desconocen los sitios y las programaciones culturales, quizá por la difusión que de este patrimonio se hace o por la falta de leer y escuchar de los quejosos.
Ya en varias ocasiones he descrito sitios y hechos y me repito, con perdón de los lectores, pues siendo cansón, de pronto el vallenato asista y participe más de lo que se hace en la ciudad.
Si recorremos la semana pasada fueron varias las actividades y algunas de ellas se cruzaron en sus horarios lo que evitó poder participar en todas.
Iniciamos el recorrido con la apertura del mes del patrimonio con los juglares en el callejón de la Purrututú; y luego, pasados unos días , asisitir a los cineclubes, el de la Alianza Colombofrancesa y el de la biblioteca Rafael Carrillo Lúquez, gratis;  la exposición en la misma Alianza “Frutos de la Tierra” de un prometedor vallenato; acompañar en el Banco de la República al poeta José Atuesta, en el lanzamiento de su libro de poemas sobre la naturaleza o al interesante foro con juglares que pasa la biblioteca departamental, los viernes a las 5 p.m y a las seis del viernes disfrutar de una rica almojábana de la Paz, que fue una de las formas en las que se abrió al público la buena muestra de fotografias de ese municipio desde 1948.
Personajes, construcciones, sitios, todos para el recuerdo haciendo parte de ese patrimonio que todos debemos cuidar y que gracias al esfuerzo de un acucioso fotógrafo podemos observar en la biblioteca departamental.
El fin de semana usted pudo ir a Mariangola al festival del Cachaquito y además de música participar de la muy enriquecedora tertulia con los poetas  en la Guaca del Poeta.
Si no salió el domingo el desfile de bandas cívicas en la Plaza Alfonso López y cerrar la tarde con la presentación de La LLorona Loca, que repetía pues se presentó el viernes en la noche en el callejón de Mahoma.
En la Casa de la Cultura hay una muestra de artistas vallenatos y en la Nevada,  festival del barrio.
Quizá falte mucho y claro que todos queremos más pero si no nos damos a la tarea de informarnos terminamos por decir que en Valledupar sólo hay acordeón y pare de contar, eso sí, un buen conjunto o una estrella vallenata, no la encuentra sino en Festival y algunas de las fiestas de nuestros barrios, que no son todos los fines de semana.

¿Me estoy repitiendo?

Sí, pero si ustedes leen o escuchan, verán que algo se hace.
Y van a salir culpables y muy seguramente recibirán todo el peso de la ley las dos pobres señoras que por creer en hacer un favor a su democrático presidente, se prestaron para ser las espías de la Casa de Nariño. Al igual que el conductor del magistrado, convencido también de su gran labor en favor de su patria.
Ya están presos Yidis y Teodolindo, sin que nadie más resultara inculpado. Al ex embajador o le precluyen o lo declaran inocente por falta de pruebas y terminan haciéndole un homenaje y enviándolo a otra embajada.
Y es que en Colombia somos así. Turbay desplazó a medio país culto y vivió y murió, sin pecado; Belisario sigue incólume mientras los generales son llevados a las cárceles; Samper dejó su elefante en manos de Medina y Botero que terminaron debajo de él y el reelecto terminará recibiendo un Nobel en derechos humanos, democracia y falsos positivos porque mientras todos a su alrededor caen, él, el verdadero culpable, ríe dictando clases sobre ética, la misma que les enseñó a sus hijos.
No nos sorprendamos, ese es el país nuestro, el que hemos forjado, el que seguimos construyendo. Aquí las cosas sólo pasan para los de ruana.
[email protected]